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Manuel Fuertes, CEO de Kiatt

Inversión e innovación, claves para hacer del hidrógeno verde un motor económico real 

Por Manuel Fuertes, CEO de Kiatt

En nuestra family office, al gestionar el patrimonio familiar no solo buscamos la obvia rentabilidad, sino que nuestro objetivo es dejar la impronta de nuestro legado en proyectos que tenga impacto en términos sociales. Es decir, buscamos proyectos en los que invertir y al mismo tiempo se mejore la calidad de vida de las personas. 

Sin duda, un ejemplo que reúne estas características es el hidrógeno verde, con un rol clave en la descarbonización y que cuenta con el respaldo de Europa. De hecho, el Fondo de Innovación es el mayor programa europeo para implementar y desplegar tecnologías innovadoras de emisión cero, con un presupuesto estimado de 40.000 millones de euros procedentes de los ingresos de las subastas de derechos de emisión del Régimen Comunitario de Comercio de Derechos de Emisión entre 2020 y 2030.

Entre sus iniciativas se encuentra el Banco Europeo de hidrógeno, cuyo objetivo es facilitar la producción y las importaciones de hidrógeno renovable de la Unión Europea. Hace unas semanas, celebró su primera subasta con dos claros vencedores: España y Portugal. Los proyectos seleccionados tienen un plazo máximo de 5 años para empezar a producir 1,58 millones de toneladas de hidrógeno renovable, que serán usados en siderurgia, en el sector químico, el transporte marítimo y los fertilizantes. Esto permitirá evitar más de 10 millones de toneladas de emisiones de CO2, así como la expansión de combustibles más limpios para la descarbonización de la industria europea. 

El hidrógeno, especialmente el renovable, es un poderoso vector energético para usos finales donde sea la solución más eficiente en el proceso de descarbonización como la industria intensiva en energía y procesos de alta temperatura, transporte pesado de larga distancia, transporte marítimo, transporte ferroviario o aviación. Pero es que, además, la cualidad de vector energético le confiere un gran potencial como instrumento para el almacenamiento energético y la integración sectorial, y ahí hay un gran negocio.

Hace unas semanas el CEO de Cepsa, Maarten Wetselaar participó en un evento sectorial y habló del gran potencial de España como país en el sector del Hidrógeno verde. De hecho, explicó convencido de que atraerá inversión a nuestro país y se fomentará la creación de hasta 100.000 puestos de trabajo potenciales. 

En Kiatt, al igual que en CEPSA, nuestros equipos internacionales especializados en proyectos de Climate Tech están convencidos del gran potencial de España para ser el motor de la industria verde europea, yo personalmente lo veo en las reuniones que tengo en Asia, EEUU o en el norte de Europa. Además de avanzar en la descarbonización de nuestro tejido industrial, es una oportunidad fantástica para que otras industrias se instalen en nuestro país como ya estamos viendo, por ejemplo, en el sector de la automoción. Pero para que España lidere este movimiento y el capital privado pueda impulsarlo, necesitamos una regulación que realmente acompañe e incentive la innovación para mejorar las deficiencias del hidrógeno verde, como su alto coste de producción.

Un arcoíris de Hidrógeno

El hidrógeno se produce en una amplia gama de procesos a partir de fuentes renovables y no renovables y se denominan con un código de color. Nos encontramos, por ejemplo, con variedades como el gris, procedente del hidrógeno producido a partir de gas natural u otros hidrocarburos ligeros y que es el 99% más consumido en nuestro país.

También existen otras variedades, como el azul, que, aunque procede de combustibles fósiles, gracias a la aplicación de técnicas de captura, uso y almacenamiento de carbono, permite reducir hasta en un 95% las emisiones de CO2 generadas durante el proceso. 

Por otro lado, se encuentra el hidrógeno renovable o hidrógeno verde, que se genera a partir de electricidad renovable y usa el agua como materia prima mediante la electrólisis. Durante este proceso, el agua se descompone, separando sus moléculas y dado que la electricidad procede de fuentes como el agua o el viento y no se emiten gases de efecto invernadero, podemos afirmar que es una energía totalmente verde. 

Este es el método más respetuoso con el medio ambiente, como bien deja intuir su nombre, pero también es el más costoso. De hecho, el coste de producción del este tipo de hidrógeno es un tema complicado y que está en constante evolución. En primer lugar, hay que tener claros los factores que inciden en el precio: el coste de la electricidad utilizado en la electrólisis, el coste de la planta, las horas. Además, no podemos olvidar que en el proceso de electrólisis se utilizan metales preciosos como oro, plata, paladio, rodio, platino o iridio.

Esto hace que el precio medio oscile entre 4 y 6 euros por kilogramo, frente al 1,5 euros/Kg aproximadamente del gas natural. De hecho, según el índice Hydrix de la European Energy Exchange (EEX) actualmente el hidrógeno verde rondaría los 211 euros/ MWh., lo que se aproximaría a los 11,6 euros/kg.

Inversión en tecnología para afrontar el desafío del precio

Como inversor especializado en las fases tempranas de la ciencia y tecnología, puedo afirmar que el sector del Hidrógeno está dando sus primeros pasos y estamos tan solo en la infancia a la hora de aprovechar todo su potencial. Debemos buscar proyectos innovadores, invertir en ciencia que ayude a reducir el coste del hidrógeno verde, tanto de producción como de almacenamiento. De esta forma, contribuiremos de una forma real, eficiente y asequible a la descarbonización y seremos capaces de impulsar nuevos proyectos que cuiden el medio ambiente y, a la vez, sean altamente rentables. Y el mercado del hidrógeno lo es tal y como lo confirman las cifras de Bis Research: la tasa de crecimiento anual compuesto entre 2023 y 2033 será de más del 67%.

Si buscamos nuevas formas de producción de hidrógeno, debemos saber cuáles son los principales procesos de electrólisis. Existen dos métodos principales en el mercado: mediante sistemas alcalinos tradicionales o bien con sistemas PEM. 

Según el informe Hydrogen: The Green Transition de Plug and Play, el sistema tradicional alcalino no puede funcionar, normalmente, a presión y no produce hidrógeno de alta pureza, pero necesita un complicado balance de plantas para la purificación y compresión.

Los sistemas PEM (Membrana Polimérica Electrolítica) producen hidrógeno de gran pureza directamente de la pila y funcionan en un entorno ácido, por lo que dependen de los materiales preciosos mencionados con anterioridad.

Cuando gestionas tu propio patrimonio, te puedes permitir el lujo de ser paciente, sin atarte a ninguna fecha o plazo. No nos gustan las modas, buscamos oportunidades de inversión estratégica y con un gran aval técnico y científico, por eso nos apalancamos en nuestra red internacional y en los expertos de Kiatt por todo el mundo, es importante mantener perspectiva de que se está haciendo en otros países .

Ahí está el secreto: no sumarse a las tendencias, sino anticiparse y ver más allá. Analizar proyectos internacionales que realmente sean innovadores y supongan un paso más, por ejemplo, en el uso o en la generación del hidrógeno verde. Este sería el caso de Enapter. La compañía tiene como misión sustituir los combustibles fósiles por hidrógeno verde asequible mediante su membrana modular de intercambio aniónico. Esta tecnología permite que las celdas se configuren de forma similar a las PEM, proporcionando las ventajas de las PEM en términos de pureza y alta calidad, pero con materiales de bajo coste de los sistemas alcalinos. Es decir,  Enapter fabrica una pila de bajo coste, con una factura de materiales de bajo coste y un balance de plantas muy sencillo.

Otra compañía que está revolucionando el sector es la israelí H2Pro, que está desarrollando una innovadora tecnología verde de producción de hidrógeno basada en un proceso disruptivo llamado E-TAC. Este proceso, al igual que la electrólisis, usa electricidad para dividir el agua activada térmicamente

Al igual que la electrólisis, el E-TAC utiliza electricidad para dividir el agua, desacopla la producción de hidrógeno y oxígeno, logrando una eficiencia del 95%. Como el oxígeno y el hidrógeno no se generan al mismo tiempo, el proceso es más seguro y simplifica la construcción y la ampliación. 

Hace unos días leímos que investigadores japoneses del centro Centro RIKEN han desarrollado un nuevo catalizador 3D formado por óxido de manganeso, que, usado en un electrolizador PEM, ha permitido que la cantidad total de hidrógeno producido sea 10 veces superior a la obtenida hasta la fecha con otros catalizadores con metales no raros.

Para que la investigación científica sea capaz de llegar a la sociedad necesita del poder transformador del capital privado. Nuestra responsabilidad como inversores es buscar los proyectos más innovadores en cualquier parte del mundo, apostar por los que sí supongan un avance real y permitan avanzar a la sociedad y adelantarte a cualquier tendencia para así poder vender nuestras empresas cuando todo el mundo esté comprando.