Contamos en Foco América el tremendo esfuerzo inversor español, de las empresas españolas, en Latinoamérica, lo que ha facilitado su transformación en empresas multinacionales de gran calado, como recoge el libro Inversiones españolas en Latinoamérica que firman el economista Ramón Casilda y los juristas Antonio Bulnes y Carlos Loaiza. La magnitud de la cifra, más de 207,2 miles de millones de euros, en los años comprendidos entre 1993 y 2015 es espectacular pero, lo que me resulta llamativo, como a los autores, es que ha sido posible gracias al idioma.
En momentos en los que en ocasiones es utilizado el Descubrimiento América de forma torticera, hay que recordar que las inversiones que nos llaman la atención se producen en los veinte años posteriores a la celebración de su V Centenario. Quinientos años después. “Sin el idioma esto no hubiera sido posible”, dijo Ramón Casilda y el resto de los personajes que asistieron a la presentación junto con los autores, entre ellos el que fuera secretario General Iberoamericano y presidente del BID Enrique V. Iglesias, uruguayo de origen español.
Pero no solo tiene que ser un viaje de ida. En lo que llevamos de siglo las multinacionales de origen latinoamericano, las ‘Multilatinas’, deben ser un objeto de atención por parte de las instituciones públicas españolas para brindar España como una puerta hacia Europa y, es más, como una oportunidad para que las empresas españolas sean colaboradoras de la expansión de estas empresas en América y, por qué no, al otro lado del Pacífico, igual que los chinos ven en el área Latam un mercado cada vez más interesante.
Enrique Iglesias fue incluso más allá al hablar de los Recursos Humanos y como la inversión española ha sido esencial para la formación de profesionales de todos los niveles, además de favorecer el nacimiento de pymes que dan servicio a la cantidad de empresas españolas en el Área. Por ejemplo, en México están registradas más de 6.000.
José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España puso el énfasis en lo que ahora es la realidad de la empresa española en América Latina, un proceso que fue posible porque en ese momento se había superado la gran crisis de la deuda en el continente y en la crisis mundial de 2008 las empresas supieron resistir, también gracias a la estabilidad política en la mayoría de la zona.
Otras veces ya habíamos hablado del impacto del español en la economía gracias a diversos estudios realizados como por ejemplo uno en el que se demostraba que el español fideliza mejor, no ya solo en las áreas en las que se habla, sino, por ejemplo, en lugares que, como Estados Unidos, hay una minoría de origen latino millonaria. Conviene recordarlo y no desaprovechar las oportunidades que brinda el idioma.
Y a todo esto no es ajena la innovación. El movimiento de capitales en ambos sentidos debe dirigirse también a la innovación que, como se sabe, necesita de inversión. Hay centros en América de indudable actividad innovadora como pasa en Chile, México o Uruguay. España debe ofrecerse como una plataforma de oportunidades nuevas y el intercambio de investigadores debe dar resultados positivos. Eso no debe ser solo un deseo, sino objetivos claros y determinantes para el crecimiento de los países latinoamericanos y, por qué no, de Europa, en general. En este contexto, España puede jugar un gran papel.