El porcentaje de investigadoras en las empresas iberoamericanas es inferior al 30 %

La brecha entre hombres y mujeres en la investigación crece en el mundo de la empresa en Iberoamérica, según la OEI
Las diferencias entre hombres y mujeres en el sector científico no ha dejado de crecer
Las diferencias entre hombres y mujeres en el sector científico no ha dejado de crecer

La batalla de las mujeres por ganar espacios en el mundo de las empresas no ha terminado. Las diferencias entre hombres y mujeres en ese sector no ha dejado de crecer según el estudio Las brechas de género en la producción científica iberoamericana de la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI).

De acuerdo con los datos de 2016 de este análisis, el porcentaje de mujeres entre quienes investigan en las empresas es inferior a un tercio. En Argentina, solo el 27 % de quienes investigan en empresas son mujeres, en Chile el 28 % y, tanto en Uruguay como en Portugal, el 29 %. En España las mujeres que investigan dentro de este sector representa el 30 %. Colombia se encuentra ligeramente mejor parada con un 34 %. Frente a otros ámbitos, “las empresas son un lugar de mucha mayor segregación”, concluye el informe.

En los centros públicos de I+D (investigación y desarrollo) la situación es más alentadora ya que es en donde se registra una mayor paridad. De los seis países analizados en Iberoamérica, solo Chile muestra una brecha significativa entre hombres y mujeres del sector, con una participación de las mujeres del 42 %. En los demás Estados se da la situación inversa: más de la mitad de quienes investigan son mujeres. En Argentina estas representan el 54 %, en Colombia el 48 %, en España el 51 % y en Uruguay el 53 %. Portugal destaca con el 61 % de mujeres que investigan o desarrollan tecnología.

En las universidades, donde se encuentran la mayor parte de investigadores e investigadoras de la región, existe un panorama intermedio entre los valores que se registran en las empresas y en los centros públicos de I+D. En este caso el porcentaje de científicas es muy cercano al de los investigadores porque hay una cantidad mayor de personas. Argentina y Uruguay tienen la mayor paridad, con el 56 % y el 50 % de mujeres respectivamente, mientras que la mayor brecha se muestra en los casos de Chile y Colombia, con el 33 % y el 37 %.

Sin embargo, dentro del conjunto de quienes investigan la participación de las mujeres alcanza niveles muy variados en cada país. Mientras que un tercio de los Estados muestra una cierta paridad de género, con porcentajes de participación femenina de entre 48%, como en el caso de Cuba, y 53 %, en el caso de Guatemala, o 61 % en el de Venezuela, otros países se encuentran lejos de esa realidad. Así, en el otro extremo se encuentran naciones como Chile (33 %), México (33 %) y Perú (32 %).

Jóvenes emprendedoras

En este contexto de fuerte relego de las mujeres tanto en el mundo empresarial como en otros sectores, las jóvenes latinoamericanas han decidido salir adelante y forjar su propio camino. Según datos del Organismo Iberoamericano de Juventud (OIJ), el porcentaje de mujeres jóvenes que emprende como única salida laboral duplica el de los hombres. “Las mujeres están cogiendo confianza, ven una necesidad que tienen que cubrir. Normalmente su motivación es familiar”, asegura Beatriz de Andrés, vicepresidenta de la Asociación de mujeres empresarias (Aseme).

Para la OCDE, la situación de las mujeres de la región responde a una cuestión de necesidad: la enorme cantidad de tiempo que las mujeres de la región dedican a la tareas del hogar y al cuidado de los niños y mayores, a un nivel educativo bajo y a la falta de capital y confianza en sí mismas, según datos de la OCDE. A esto se añade el hecho de que la mayor parte (el 57%) de los hogares con jefas de familia (uno de cada tres) son liderados por madres solteras y suelen tener un nivel socioeconómico menor, según un estudio del Banco de Desarrollo de América Latina CAF.

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A estas razones, por las que se ven con dificultades para acceder a un empleo por cuenta ajena, se suma la precariedad laboral: el 60 % de las mujeres trabajadoras de entre 15 y 24 años gana menos del salario mínimo nacional, cerca de los 280 dólares de media, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El salario medio de una mujer latinoamericana es en promedio un 11% más bajo que el de un hombre, de acuerdo con el CAF.

“El emprendimiento es un antídoto contra la discriminación laboral y otras barreras de acceso al empleo formal como ser madre joven”, ha asegurado en un comunicado la responsable de Empoderamiento de la Mujer de la Fundación Microfinanzas BBVA, Laura Fernández Lord. “Montar un negocio surge como una forma de compaginar el trabajo con las responsabilidades de cuidado y, para muchas, es la única opción de obtener ingresos”, ha añadido la portavoz.

Nueve de cada diez mujeres que en 2018 accedieron por primera vez a un crédito de la Fundación estaban en una situación de vulnerabilidad –con ingresos inferiores a la línea de pobreza nacional o que corren el riesgo de caer en esta–.

Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), América Latina tiene el peor nivel de ahorro del mundo. Porcentaje que se reduce al 10 % en el caso de ahorro en bancos de mujeres (24 % en el mundo) y 11 % en el de las jóvenes (18 % a nivel mundial).

La otra cara del emprendimiento es la doble jornada laboral. La CAF asegura que el 51% de las mujeres adultas trabajan en empleos más flexibles, en comparación con el 44% de los hombres. Esta flexibilidad se debe a que las mujeres se siguen ocupando de las labores del hogar, con lo que trabajan más horas que los hombres.

“La conciliación es hoy una trampa para la mujer. Tenemos que empezar a hablar de corresponsabilidad, que en el hogar los hombres tengan la misma responsabilidad respecto al cuidado de los hijos, de las personas dependientes”, reivindican desde Aseme.

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