Descubierta la conexión entre las retinas que explica la correcta visión en mamíferos

La doctora Eloísa Herrera del Instituto de Neurociencias de Alicante dirige el trabajo con científicos de Canadá y Escocia
Eloísa Herrera

El ojo humano es similar a una cámara de cine. Las imágenes captadas por el ojo derecho y las captadas por el izquierdo deben ser acopladas en el ojo humano, y el de otros animales con visión tridimensional, para no generarse una visión doble, de la misma manera que las cámaras de cine deben ajustarse para generar imágenes 3D.

En los ojos, las dos retinas están conectadas entre sí temporalmente mediante proyecciones nerviosas durante el desarrollo de las áreas visuales del cerebro. Esto es lo que ha descubierto el equipo de investigación liderado por la doctora Eloísa Herrera, del Instituto de Neurociencias CSIC-UMH de Alicante, en colaboración con otro grupo del mismo instituto, así como con investigadores de las Universidades de Aberdeen (Escocia) y de Montreal (Canadá), gracias a un experimento con roedores.

La conexión entre las retinas permite que la representación en la corteza visual de las dos imágenes procedentes de los ojos se forme de manera sincronizada y perfectamente alineada, y asegura que puedan fusionarse de manera congruente. “Si no existiera esa conexión cada una de las imágenes se formaría independientemente de la otra y el cerebro no podría fusionarlas”, ha asegurado Herrera.

Hasta ahora, el mecanismo a través del cual se producía este alineamiento se suponía pero no se había probado. “Se había propuesto que durante el proceso de formación debía existir una conexión entre las dos retinas pero no se había demostrado. Lo que nosotros demostramos en este artículo es que efectivamente esa conexión existe”, ha explicado la coordinadora del estudio

Los investigadores describen en el artículo publicado en la revista Current Biology los mecanismos moleculares por los que se forman las proyecciones temporales entre ambas retinas, que desaparecen una vez que los circuitos visuales se han desarrollado, porque ya no son necesarias para el procesamiento de la información visual en el animal adulto.

Todavía se desconocen los alcances de este hallazgo. “El descubrimiento ahora mismo no tiene una aplicación clínica, es una cosa de investigación básica. Lo que hemos visto ocurre durante el desarrollo embrionario y postnatal”, ha precisado la investigadora.

La retina, situada en la parte interna posterior del globo ocular, tiene una superficie sensible formada por fotorreceptores, que se asemeja al mapa de píxeles de una cámara digital, aunque la retina es mucho más precisa, ya que el ojo humano tiene unos 105 megapíxeles de resolución.

Las células ganglionares son las encargadas de enviar de forma precisa toda esa información al cerebro, cada una de las cuales “ve” solamente una minúscula fracción del campo visual, un píxel. Entre todas forman un mapa ordenado que representa una imagen compuesta de pequeños fragmentos como si fuera una fotografía digital.

Las “fotografías” que toma cada ojo se transmiten a través del nervio óptico a la corteza visual, situada en la parte posterior del cerebro, donde finalmente se fusionan formando una representación del mundo.

Además de demostrar la conexión entre las retinas, el grupo de la doctora Herrera ha observado que existe una correlación entre el número de fibras que conectan ambas retinas durante el desarrollo de las áreas visuales del cerebro y el grado de complejidad del sistema visual en distintas especies.

Mientras que las aves o mamíferos pequeños como los ratones tienen un número similar de estas proyecciones, especies como los hurones, tienen más proyecciones -el periodo de maduración del sistema visual es mucho más largo porque su agudeza visual y las representaciones visuales en cada hemisferio son mucho más complejas-.

De acuerdo con los investigadores, es probable que en especies con una gran agudeza visual, como los humanos, el número de conexiones entre las dos retinas sea aún mayor que en el hurón.

En especies como el pez cebra no hay conexión entre las retinas de cada ojo, ya que la representación de los mapas visuales en cada lado del cerebro es mucho más burda e independiente y no se necesita una sincronización tan precisa de los mapas visuales de ambos ojos.

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