Involucrar al sector privado en la prestación de servicios sociales. ¿Qué nos dice Brasil?

Participantes discuten la participación del sector privado en la prestación de servicios sociales.
Participantes discuten la participación del sector privado en la prestación de servicios sociales.

Por Tracy Betts - Esta columna fue publicada originalmente en el blog Enfoque Educación del BID.

Se habla mucho hoy en dia sobre las asociaciones público-privadas (APPs), y no es de extrañar. Considerando las necesidades actuales de desarrollo y el limitado espacio fiscal que muchos gobiernos enfrentan, la financiación y conocimiento técnico del sector privado ha vuelta  aún más crítico.

Brasil es uno de los mercados más maduros para APPs, pero aun así existen algunos desafíos, particularmente en los sectores sociales. Tomando esto en cuenta, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), junto con el Instituto de Educación e Investigación (INSPER), realizo recientemente un evento en São Paulo donde los actores clave de organizaciones del sector público y privado, la sociedad civil y el mundo académico de todo Brasil se reunieron a discutir los obstáculos y oportunidades para involucrar al sector privado en la prestación de servicios sociales en el país. Aquí van los destaques.

¿Qué ha hecho Brasil hasta ahora?

El uso de las APP en los sectores sociales en Brasil ha crecido en las últimas dos décadas, particularmente desde el año 2004, cuando se aprobó la legislación que permite financiamiento público para las APP. El BID ha participado en varias de las experiencias exitosas de Brasil que involucran al sector privado para expandir y mejorar los servicios sociales:

  1. El Hospital Subúrbio en Salvador, Bahía, la primera APP en el sector de salud en Brasil y uno de los hospitales más activos en la región metropolitana de Salvador, ha mejorado significativamente sus servicios de emergencia, y sirve como modelo para otras APPs relacionadas al tema de la salud en el resto del país;
  2. La gestión hospitalaria en el Estado de Ceará ha beneficiada de la participación de organizaciones especializadas del sector privado (conocidas como “organizações sociales”). Como resultado, el Hospital Cariri recibió la acreditación de mayor calidad posible, una hazaña lograda por muy pocos hospitales en Brasil;
  3. El Estado de Pará fue entre los primeros en lanzar una plataforma para integrar y difundir resultados de pruebas en portugués y matemáticas en todo el sistema escolar estatal y municipal, gracias a un préstamo financiado por el BID, y la colaboración con Tuneduc, una empresa de software basada en São Paulo especializada en educación, y con el apoyo adicional del Instituto Unibanco, la Fundación Lemann y Itaú BBA.

Además, Ceará y la Ciudad y el Estado de São Paulo también utilizan Bonos de Impacto Social (“SIBs” por su sigla en inglés) en los que los inversionistas (incluyendo empresas multinacionales, fundaciones privadas e individuos) ofrecerán financiamiento para la provisión de servicios de salud, capacitación laboral y educación,  basado en los resultados de desarrollo en lugar de insumos.

¿Qué más hay que hacer?

A pesar de estos éxitos, el escepticismo público ante las APPs, onerosos marcos jurídicos y regulatorios, la desinformación y la desconfianza entre los posibles socios públicos y privados, y la escasez de proveedores calificados en el mercado fueron citados frecuentemente como obstáculos para una mayor participación del sector privado en la prestación de servicios sociales.

Afortunadamente, los participantes también señalaron ideas concretas para mejorar el papel del sector privado en la prestación de servicios sociales en Brasil:

  • Inspirar otros mediante la diseminación de buenas prácticas y metodologías, dando la debida consideración al contexto local;
  • Mejorar la capacidad del sector público para contratar y supervisar el desempeño de entidades del sector privado mediante capacitaciones, kits de herramientas y cursos en línea;
  • Proporcionar asistencia técnica para revisar los marcos legales y regulatorios para las APP (en general y de acuerdo con sectores específicos), y para realizar análises de “value for money” y evaluaciones de programas;
  • Fortalecer los procedimientos e instrumentos de contratación pública existentes y desarrollar nuevos para facilitar la contratación basada en los resultados;
  • Abogar para una mayor participación del sector privado en la prestación de servicios sociales e continuar el diálogo entre diversos actores, incluyendo los organismos responsables de supervisión y control, para contrarrestar las percepciones erróneas y negativas.

Mi gran conclusión del evento en São Paulo es que enfrentar efectivamente los muchos desafíos sociales que Brasil enfrenta hoy en día es factible — gracias a la creatividad, ingenio, e innovación de muchos brasileños dispuestos a trabajar juntos para entregar los servicios necesarios a los más vulnerables del país. Necesitamos tanto a los sectores público y privado como a la sociedad civil para satisfacer las necesidades actuales de inversión social no sólo en Brasil, sino en el resto de la Región. Eventos como lo que realizamos em São Paulo nos pueden ayudar a aprender unos de otros. El Grupo del BID puede y debe seguir apoyando a sus países miembros prestatarios en la construcción del ecosistema de asociación público-privado, a través de las acciones mencionadas anteriormente, así como el trabajo analítico especifico, por ejemplo, sobre los potenciales impactos fiscales derivados de los APP (ver el estudio relacionado del BID).

Independientemente de qué tipo de modelo de asociación se utiliza, todo se reduce a un objetivo común de mejorar los resultados sociales y lograr un mejor uso de recursos públicos. Por lo tanto, vamos a disipar los mitos y seguir conversando.

[Publicación de Tracy Betts, Asesora Principal de Operaciones del Gerente del Sector Social del Banco Interamericano de Desarrollo]

Deja un comentario

Especiales