A finales de 2017, la Asociación Española de Bioempresas (ASEBIO), renovó su equipo directivo. Y meses después, la llegada de un nuevo Gobierno con la creación de un Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades como uno de sus principales estandartes, ha cambiado el escenario. Por eso, en el marco de la celebración de Biospain 2018, el director general de la patronal biotech, Ion Arocena, ha desgranado cuáles son los próximos objetivos de esta asociación. Entre ellos, está focalizar mejor las prioridades de un sector que, ha recordado, necesita de más y mejores ayudas públicas debido a su naturaleza especial innovadora.
La cúpula directiva de ASEBIO se ha renovado hace unos meses. ¿Qué objetivos os habéis marcado para esta nueva etapa?
Estamos trabajando en un plan estratégico que se pondrá en marcha a partir de 2019, que pretende dar un impulso a las actividades de ASEBIO y, sobre todo, realizar un esfuerzo de focalización de las prioridades sectoriales. Al final, ASEBIO es una asociación influyente y relevante, pero pequeña y con recursos limitados, lo cual nos obliga a focalizar nuestro esfuerzo en aquello que sea fundamental para el sector. Y estamos ahora mismo haciendo ese ejercicio.
¿Y cuáles son más concretamente las necesidades del sector?
Tenemos que ser capaces de, teniendo en cuenta por dónde avanzan los últimos desarrollos en biotecnología, que en la salud ahora mismo está siendo capaz de desarrollar nuevos abordajes terapéuticos que están transformando la manera en la que se tratan determinadas patologías, centrarnos en aquellos segmentos en los que la biotecnología está aportando mayor valor añadido. Es el caso de la inmunooncología y la medicina de precisión. Esos dos segmentos van a ser clarísimamente dos áreas de prioridad en la línea de trabajo de ASEBIO.
También otro objetivo es mantener ese carácter transversal que tiene la asociación y es enriquecedor porque operamos tanto en el mercado de la salud, como en el agroalimentario y el industrial. Lo que vertebra la asociación es la I+D+i y la biotecnología. En ese sentido, el mundo agroalimentario es complejo, la biotecnología tiene retos importantes ahí porque el ritmo de desarrollo de las tecnologías con un impacto en esta área es muy rápido y tenemos que ser capaces de que esa innovación llegue y tenga un impacto real en la sociedad.
Esta renovación en ASEBIO vino poco antes de la llegada de un nuevo Gobierno. Han pasado sólo 100 días pero, ¿cómo valora la acción del Ejecutivo y del Ministerio de Pedro Duque?
La mera existencia del Ministerio ya nos parece una cosa buena. Valoramos muy positivamente que el Gobierno haya decidido crear una cartera del máximo nivel que tenga entre sus competencias aquellos asuntos relacionados con la ciencia, el desarrollo y la innovación. A partir de ahí, 100 días son pocos, sobre todo cuando tienes que echar a andar un Ministerio que antes no existía y tenía un rango de Secretaría de Estado.
Lo que vemos es que la voluntad es buena, existe una intención clara del Gobierno de que la ciencia, el desarrollo y la innovación sean uno de los ejes de su acción y ahí, así se lo hemos transmitido, cuentan con el compromiso de la asociación para poner encima de la mesa las demandas sectoriales y lo que el sector necesita… Pero desde el punto de vista de que la biotecnología es un sector donde la I+D+i no es simplemente una actividad, sino que es la única que la mayoría de estas empresas tiene. Y poner encima de la mesa las demandas de un sector tan innovador como este, al final se puede trasladar al conjunto de los sectores donde la investigación y el desarrollo son un componente fundamental en su competitividad empresarial.
Ya habéis tenido una reunión con representantes del Ministerio. ¿Qué peticiones le trasladaron y cuál fue la respuesta del Ministerio?
La receptiva ha sido buena. Había algunos asuntos que se venían trabajando con el anterior Gobierno, que teniendo en cuenta que el cambio se ha producido mediante un procedimiento inédito y ha sido muy rápido, se han quedado en el limbo o, por lo menos, congeladas. Los asuntos pendientes se están retomando y nos mantienen informados sobre cómo avanzan.
También estamos empezando a preparar el terreno para iniciativas más ambiciosas. Ahí, lo que hemos hecho es mantener una reunión preliminar donde hemos trasladado unas líneas generales de por dónde queremos empezar a trabajar con ellos. Y en los próximos meses empezaremos con estos puntos, que van dirigidos sobre todo a plantearnos como país cuál es el modelo de desarrollo económico que queremos tener, cuál es el papel que la I+D tiene que jugar y, teniendo en cuenta la experiencia que el sector tiene, poner encima de la mesa cómo creemos que hay que modificar el modelo de la financiación de la I+D+i empresarial.
Esta es una de vuestras reivindicaciones clásicas: más financiación y más transparente y menos burocrática…
Efectivamente. Y con medidas concretas para llegar a eso, tanto en el marco de ayudas como en el marco fiscal. Es decir, vamos a llevar un plan de medidas dirigidas desde a mejorar el marco de las ayudas, no solamente con una cuestión de volumen presupuestario, sino también de mix de capítulos presupuestarios, de determinados requisitos que ahora mismo se están teniendo en cuenta a la hora de la concesión de ayudas… cómo deberían modificarse para que estas fueran más accesibles para quienes más las necesitan.
Y en el plano fiscal, lo mismo. Hemos hecho un análisis en profundidad de los incentivos fiscales, cómo se están aplicando, identificando aquellos aspectos que limitan su utilización, sobre todo para las pequeñas compañías, que son las que más se pueden ver beneficiadas por las ayudas e incentivos.
Hablando de financiación, en Biospain 2018 hemos asistido a un foro en el que las big pharma han expuesto sus necesidades para desarrollarlas de la mano de pymes biotecnológicas. Es algo así como el mecanismo de la compra pública de innovación pero en el sector privado. ¿Puede ser este una nueva fórmula para el sector biotech?
Es una cosa que ha ocurrido históricamente, pero a veces no era explícito lo que las empresas buscaban. Hay muchas cosas que se pueden hacer que son simplemente una cuestión de información y de poner en contacto a oferta y demanda. Y es un poco lo que hemos pretendido organizando esto en el seno de Biospain. Es decir, los laboratorios farmacéuticos dicen que están ávidos de innovación y saben lo que quieren. Pero a veces, lo que ocurre es que no se transmite bien. Entonces, pongamos la plataforma para se explicite realmente cuál es la lista de deseos de estos laboratorios, y hágase delante de aquellos que pueden ofrecer algo, de manera que es darle la vuelta.
En el último informe ASEBIO hablábais de evolución positiva pero dentro de un cierto estancamiento del sector y de un panorama de claroscuros. ¿A qué se debe ese pequeño parón y por dónde vienen los claroscuros?
A lo que nos referíamos principalmente es a que tras muchos años de crisis económica y, derivado de ella, las reducciones presupuestarias, la reducción de las políticas públicas de la I+D, esto ha generado una fatiga en el sector. Este es un sector de ciclo largo, de necesidades de inversión elevadas. Como en su momento el sector estaba relativamente bien financiado, aguantó. Pero cuando la crisis se prolongó en el tiempo, esto hizo un daño profundo al sector.
Las cosas han empezado a mejorar poco a poco y la industria continúa invirtiendo en I+D. De hecho, tenemos récords de inversión privada en financiación de capital riesgo, tenemos acuerdos cada vez más importantes con big pharma, pero esa fatiga persiste. Y como las políticas públicas de apoyo a la I+D no se han modificado sustancialmente ni han recuperado los niveles previos a la crisis, eso ha continuado manteniendo al sistema fatigado.
Por eso decíamos estancamiento, porque hay indicadores como el número de empresas o la creación de nuevas empresas se estancan. Las compañías invierten más en I+D, sí, hay más ampliaciones de capital e inversión privada, pero hay otros indicadores que se paran, y creemos que eso es reflejo de esta realidad. Ahora que empezamos a tener pulmón, que ya empezamos a demostrar casos de éxito, que lo estamos haciendo bien, que desde fuera nos valoran y están dispuestos a invertir… Si fuéramos capaces de rectificar aquello que no está funcionando, articular un ecosistema y un marco de apoyo a la I+D favorable, el efecto multiplicador sería tremendo. Por eso creemos que hay que vencer ese estancamiento y no estamos tan lejos de vencerlo.
¿Crees que ese mensaje que lanzáis desde el sector, está calando por fin a nivel empresarial, de las administraciones, político y social?
Estamos convencidos de que sí. Lo que pasa es que, para que este tipo de mensajes calen, no es algo que se pueda conseguir en el corto plazo, pero cuando nosotros acudimos a las autoridades públicas a explicarles cuáles son las problemáticas que tenemos, la realidad es que todo el mundo las conoce, las suscribe y las entiende. Ese es el primer paso para lograr cambiar las cosas, pero no es suficiente. Empieza a cristalizar una comprensión cada vez mayor y ahora lo que hay que hacer es cerrar ese análisis y ser capaces de cambiar las cosas.