Cuando Isabel Tocino vino a estudiar Derecho a Madrid no pudo abrir una cuenta corriente sin que su padre la acompañase. Parece un hecho menor comparado con que tampoco se le permitiera hacer un doctorado en la Universidad de Bolonia, emprender la carrera diplomática u opositar a juez. “Algo que, de todos modos, no es comprable con la situación de millones de mujeres que hoy viven en la indigencia y en la marginalidad en sus países de origen por el hecho de ser mujer”, apuntaba Tocino.
La vicepresidenta y consejera del Banco Santander participaba ayer en la sede madrileña de la CEOE en la presentación de Conquistando la Igualdad, la plataforma digital diseñada por ideas4all innovation y womenalia donde ciudadanía, empresas, administraciones públicas y asociaciones trabajarán, en base a los métodos de la inteligencia colectiva, para que cristalicen con más agilidad ideas que fomenten la igualdad de género a través de diferentes retos.
Pese a los avances conseguidos desde sus años de estudiante, y para solucionar lo que queda por delante, “que es muchísimo”, Tocino llama a no caer en el victimismo. “Podemos pasarnos días analizando tesis doctorales y estadísticas que demuestren cómo a lo largo de la Historia hemos sido marginadas social y culturalmente, pero prefiero un discurso más disruptivo, en el que las mujeres nos reseteemos y demos un paso definitivo que nos capacite para ayudar a esas otras que no viven en la igualdad de oportunidades. No hay que ir muy lejos para localizarlas, están a nuestro alrededor”.
Aún así, la visión de Tocino es optimista al considerar que el siglo XXI estará liderado por las mujeres. La tecnología tiene mucho que ver en esta percepción. “En una sociedad hiperconectada, en la esfera empresarial lo más importante ahora es la gestión del talento, y las empresas que sepan hacerlo mejor en medio de la transformación digital serán las más competitivas”, añadía la ex ministra para quien, en este contexto, las mujeres reúnen una serie de características infalibles para lidiar con el vértigo del cambio de paradigma “que nos hacen partir con ventaja”.
En esta evolución, las empresas ya no sólo necesitan a las mujeres como consumidoras, sino como integrantes de sus filas en los niveles más altos. “La relación entre las corporaciones y sus usuarios se basa en la experiencia de cliente; el customer journey es pura inteligencia emocional”, apuntaba Tocino. “Ahora nos toca ser directivas porque, además de los conocimientos y las aptitudes válidas en los hombres, contamos con actitudes que nos hacen únicas. Funcionamos con inteligencia emocional desde que nacemos”. Para Tocino, empresas multinacionales, con equipos diversos que trabajan en tiempo real y empleados con objetivos que van mucho más allá del salario precisan de directivas que sepan manejar situaciones complejas.
“Se trata de atraer y fidelizar al consumidor. Hay que diferenciarse en la calidad que ofrecemos al cliente tras conocer su experiencia, necesidades o inquietudes. Las mujeres tenemos intuición, un sexto sentido, y esa es la gran ventaja”. Potencialidades que han de contar con el respaldo de determinados imperativos, con “la prueba del algodón”, como los informes de actividad no financiera y diversidad donde, en estos tiempos, lo que está en juego ya no es sólo una multa, “sino la reputación de la compañía; el examen tiene que ver no con los resultados obtenidos sino con cómo hemos llegado hasta ellos”.
Tocino se ha desmarcado de cierta homogeneidad en el discurso de la brecha de género al afirmar que, más que las barreras externas, le preocupan “las que nos ponemos a nosotras mismas; obstáculos que sólo nosotras podemos superar”. Así se ha referido a que la mayor dificultad para la evolución de la carrera profesional aún es la maternidad. “Necesitamos conciliación e inteligencia: desde el momento en el que nos quedamos embarazadas conviene preparar la baja y también la vuelta al trabajo para no encontrarnos con sorpresas desagradables al reincorporarnos”, y ha mostrado su apoyo a la equiparación de las bajas por paternidad y maternidad. “Si ayuda a que el empresario vea que el hombre también puede quedarse ‘embarazado’, bienvenido sea”.
De vuelta a casa, Tocino ha aludido a la capacidad de la mujer para promocionar la paternidad, “la escuela de padres”, haciendo ver a los hombres todo lo que se pierden por no ser partícipes en el día a día de sus hijos y la necesidad de activar las renunciar compartidas. “Nosotras somos las primeras que tenemos que poner en marcha estas medidas, customizadas, personalizadas según nuestra situación para después compartirlas en red”.
Con todo, la vicepresidenta del Santander se considera una privilegiada y entiende que, al igual que otras mujeres, tienen la responsabilidad de devolver a la sociedad parte de lo mucho que ha recibido “y que las nuevas generaciones no tengan barreras, no se autolimiten y no olviden que, para las empresas, somos el balance más positivo, la mejor inversión en capital, las mejores generadoras de capital orgánico, la mejor garantía de liquidez, el mejor ratio de solvencia y, además, ejecutamos”. A las más jóvenes, Tocino les ha recordado que “las condiciones que aceptemos en nuestro primer contrato determinarán nuestra carrera… Por una vez, adoptad una actitud machista: ¿Qué harían mi marido o mi hermano? Peleadlo”.
La directiva ha concluido incitando a mantener esa actitud constructiva y luchadora todos los días, “por difíciles que sean las circunstancias”, y ha insistido en dejar de lado la estadística para construir un liderazgo femenino “digital y transformador, con efectos tangibles sobre el PIB, pero también intangibles, gracias a la motivación que seamos capaces de transmitir”.