Su padre, Joan Vicens, demostró carácter emprendedor cuando fundó Agromallorca en 1964; su hijo, Jaume Pou, reinventó la empresa, situándola en la senda de la sostenibilidad y la economía circular. “En el medio estoy yo, apagando fuegos todo el día”, asegura divertida Isabel Vicens al otro lado del teléfono. La gerente de Agromallorca es testigo directo del crecimiento de una compañía que hoy ocupa una posición de liderazgo en el sector hortofrutícula Balear.
Seis fincas, una fábrica propia y una nave central en Mercapalma tejen la red de Agromallorca. “Somos cien por cien circulares, desde la semilla al producto final, y ecológicos. Es complicado; requiere de la alineación de los diferentes procesos. Hacer bien las cosas es trabajoso, es importante tener muy claros los objetivos para no desesperar. Los resultados son tangibles a largo plazo, pero la única vía para que la agricultura tenga futuro pasa por ser sostenibles y circulares, por respetar la tierra”.
Isabel Vicens insiste: “La filosofía de la empresa debe ser férrea en cada paso. Todo suena muy bonito, pero tiene un coste. Mi hijo, Ingeniero Técnico Agrícola, nos convenció de que de con un cambio cultural no solo seríamos más sostenibles, sino más rentables. Y así ha sido. Cuidar de una finca es como cuidar de nuestro cuerpo: cada acto cuenta. Las medidas deben ser continuadas en el tiempo”.
Compromiso sólido
Agromallorca tiene una planta de lombricompostaje y sus envases son reutilizables. Reduce su impacto en el planeta con la recogida de energía solar gracias a una instalación de placas fotovoltaicas. Con respecto al uso del agua, hace la recogida de aguas pluviales y controla el riego con sensores. La empresa dispone de certificados como GLOBALG.A.P. “Con la aplicación de químicos te lo ‘cargas’ todo. Preferimos dejar que se pierda una plantación a caer en la tentación del pesticida y tardar años en recuperar los procesos circulares”.
Detrás de todo esto, Isabel Vicens opina que es “importantísima” una buena formación. “Esto no es posible si el gerente, el técnico, los peones, el personal de administración y todos los demás, no son conscientes de lo que queremos conseguir. La formación debe ser continua y en todos los ámbitos. Cuando se entienden las razones, crece la implicación, y remamos hacia un mismo lugar”.
Tomates emblemáticos
Entre las frutas y verduras que ofrece Agromallorca, la estrella indiscutible es el Tomate de Ramellet, una variedad mallorquina sembrada, cultivada y recolectada siguiendo su ciclo natural. Estos tomates, con un sabor muy específico, llevan siglos protagonizando los mejores pan tumaca –“la pulpa se queda en el pan”- y los sofritos más sabrosos. La calidad del producto y el buen hacer de la empresa, han convertido a Agromallorca en uno de los Mejores Productores Sostenibles del país, un reconocimiento anual que otorgan BBVA y El Celler de Can Roca.
La venta de productos frescos es su punto fuerte, pero no el único. Además de donar excedentes, desde hace 9 años comercializan producto envasado, una línea que goza de gran acogida en Alemania. “Los turistas conocen el producto cuando nos visitan y después quieren consumirlo en su país durante todo el año. Llegamos a través de un distribuidor alemán que vende distintos alimentos mallorquines”. La producción que no venden, no donan y no fabrican, es convertida en un compost de alta calidad que utilizan en las fincas.
En materia social, colaboran con diferentes organizaciones mallorquinas para la defensa y promoción del producto local, cooperativas agroalimentarias de España. Agromallorca forma parte además de un proyecto europeo que analiza la relación entre el sector agroalimentario y el turismo a través de la innovación tecnológica.