Uno de los empeños de Jaime Díaz tiene que ver con la necesidad de empujar un cambio de chip. El director de Impacto e Innovación de Ayuda en Acción, lamenta el desconocimiento sobre la labor de I+D que llevan a cabo organizaciones como la suya y muchas otras. “Este vacío nos afecta a todos los que nos dedicamos a la cooperación: ONGs, organismos multilaterales, fundaciones, instituciones… Se nos asocia a labores muy dignas, voluntariosas y solidarias; rara vez a la innovación, pero innovamos, y mucho”, asegura Díaz en una de las salas de las oficinas de Ayuda en Acción en Impact Hub Barceló, en Madrid.
El experto sabe de lo que habla. “Vengo de la empresa privada. Con cierta edad decidí dar un giro profesional a mi carrera. No fue fácil porque exigía entender la cooperación y la ayuda humanitaria en toda su dimensión y significado”. Y en este sentido, opina que la cooperación dejando atrás ciertos prejuicios en el camino de la máxima profesionalización. “La nuestra es una innovación que transforma la vida de las personas. Es increíble el talento joven que estamos incorporando, sobre todo femenino. Vienen con una intención muy positiva de cambio y apoyo a los más vulnerables, pero además son personas muy formadas, con varios másteres, especializaciones y que manejan distintos idiomas”.
Personas que innovan para personas
En paralelo, desde su desembarco en Ayuda en Acción, Jaime Díaz y su equipo (menciona la labor de coordinación de Iban Askasibar) se propusieron construir el modelo de innovación que resultara más útil para las personas de los 19 países en los que operan. Este esfuerzo mereció la pena según Díaz, ya que tuvieron la oportunidad de diseñar desde cero. En la casa llaman innovar a identificar, incorporar y medir soluciones alternativas, especialmente tecnológicas y digitales. “Lo hacemos desde la innovación abierta, con criterios de frugalidad, contando con la comunidad local y global”, añade Jaime Díaz.
Lograrlo en apenas tres años habría sido “imposible” sin “salirnos de la caja y sin el apoyo de las personas para no dejar de pensar y repensar”. En este punto, Díaz alaba la implicación de la dirección general anterior (Fernando Mudarra) y de la actual, con Jorge Cattaneo al frente de más de 600 personas.
Designing Opportunities
Para orquestar esta metodología en cada una de sus fases, Ayuda en Acción puso en marcha la plataforma Designing Opportunities. “Dado que nuestra innovación social se basa en un enfoque sobre el terreno, codo con codo con las comunidades locales, todo empieza con una escucha activa que nos acerca a las poblaciones y a sus problemas de inserción socio-económica. A partir de ahí vamos desde la parte más educativa y de formación hasta la generación de oportunidades cooperando con cadenas de valor, emprendedores y otros colectivos y asociaciones”.
Jaime Díaz detalla que, en ese principio del camino, cada país tiene una guía de escucha activa, reforzada con la celebración de jornadas específicas para potenciarla. Una vez definida una problemática concreta, activan la co-creación del reto asociado. Designing Opportunities se convierte así en un ejemplo de innovación abierta, donde la resolución del reto necesita de las propuestas de terceros. “Nosotros no llegamos a todo. Es imposible. Conectamos con aquellos que sugieran nuevas soluciones o que dominen la forma de implementar otras ya existentes”.
Con partners locales y globales dan respuesta a desafíos relacionados con la migración, el cultivo del cacao en Bolivia y Colombia y de hortalizas en Mozambique o la conservación del pescado en Honduras. “Elegimos las soluciones más sostenibles, teniendo en cuenta el contexto, la cultura y las personas participantes. Es un enfoque práctico, donde medimos el resultado y el impacto. El objetivo es generar cambios sistémicos”. Entre los compañeros de Ayuda en Acción en este viaje encontramos al CSIC, ESADE, la Red Latinoamericana de Innovación Frugal o la Universidad de Valladolid.
Del abanico de soluciones posibles, es la comunidad afectada la que tiene la última palabra a la hora de elegir la más idónea. “A partir de ahí, realizamos un prototipo de la solución, y en caso de tener resultados positivos, la pilotamos para evaluar con evidencias el impacto social, económico y ambiental”.
Una nueva oportunidad para pescadores hondureños
Jaime Díaz regresa a un reto reciente –la degradación de la actividad pesquera en Honduras– para ejemplificar cómo actúan. El desafío tenía el foco en extender el uso de un artilugio que permite a los pescadores artesanales de una manera sencilla la gestión de la cadena de frío a través de la integración de energías renovables para mejorar la calidad y seguridad de los productos pesqueros.
La Fundación Ayuda en Acción de la región Nor-Insular de Honduras presentó un estudio sobre esta innovación que demostraba la mejora de la sostenibilidad y eficiencia de estas actividades (más capturas, mejor conservadas, menor riesgo para los pescadores…). El proyecto piloto fue presentado a la Agencia Española de Cooperación Internacional, cuyo apoyo permitirá su escalado.
Una metodología bien definida y narrativas robustas –“la comunicación constante es fundamental”- lleva a que los retos siempre tengan una resolución. “Como mínimo, aprendemos. Otro reto, esta vez en la cadena de valor del cacao en Colombia, nos enseñó que el secado del fruto con placas solares es posible en cordillera pero no en zonas costeras, debido a la humedad. Nuestro proceso eleva las posibilidades de éxito de la innovación y contribuye a señalar con claridad dónde fallamos”.
Sumar apoyos
Jaime Díaz admite que la principal barrera para agilizar estos procesos es la financiación. Designing Opportunities cuenta con el apoyo de entidades como Nous Cims, SIC4Change (dirigida por Borja Monreal), EDUCO… Pronto se sumará Fundación la Caixa, para apoyar un reto puntual.
“Lo que queremos es que, en algún momento, la plataforma se sostenga con financiación de terceros”, añade. “Para ello tienen varias ideas. Sin ir más lejos, opina que el voluntariado corporativo debe pasar a una siguiente fase de implicación. “Imaginamos lo mucho que pueden aportarnos empresas como NTT, Acciona o Capgemini a nivel ingenieril en la co-creación de soluciones. Si además de eso, financian retos, sería perfecto. En todo caso, Designing Opportunities avanza a buen ritmo. Vamos a darle un buen impulso gracias a lo aprendido”.
Fliying Opportunities
FOes un intraemprendimiento de Ayuda en Acción que aprovecha y promueve el uso de la tecnología de drones y sus aplicaciones para proyectos de cooperación al desarrollo y sociales. Actualmente se está construyendo junto a la cooperativa de mujeres SOMOS DRON, aliada experta en servicios
La alianza ha llegado hasta Bolivia, donde SOMOS DRON está formando a un grupo de 20 personas de una cooperativa agrícola, sobre todo mujeres, en el pilotaje de drones. En una segunda fase, profundizarán en el manejo de estas aeronaves en agricultura de precisión, en cultivos como el aguacate o la palma.
Inteligencia Artificial
“Es un tema que nos preocupa y nos interesa. No somos expertos, pero queremos estar ahí como organización”. Jaime Díaz explica que en Ayuda en Acción ya utilizan la IA para mejorar procesos. “Debemos estar atentos a qué supone su aplicación hacia afuera en los territorios donde estamos”.
La ONG organizó el pasado verano un curso junto a la UPV/EHU para mapear el estado de la cuestión en torno a la IA. “Nos ocupamos de cómo conseguir que no cree más brechas entre norte y sur o mitigar el impacto ambiental que genera. La percibimos como una oportunidad de hacer cosas buenas”. De hecho, Ayuda en Acción cuenta con un programa financiado por Google en el que han desarrollado una plataforma de inserción laboral para jóvenes españoles. “El sistema responde a todo tipo de preguntas útiles: dónde formase, empresas del área de interés, ayudas, becas…”.