Janet Sanz hablaba este martes de aprendizajes y planes en un contexto de triple crisis: climática, sanitaria y económica. “Y aunque la salud condiciona todo lo demás, tenemos que compatibilizar los retos. Es posible salvar el planeta y preservar puestos de trabajo dentro de una misma estrategia. La fractura en la conexión de estos ámbitos forma parte de un debate anticuado”.
La segunda teniente de alcaldía y directora del área de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad del Ayuntamiento de Barcelona intervenía en un nuevo encuentro organizado por Executive Forum. Desde una óptica realista, Sanz se refería a cómo la emergencia ha dejado patente nuestra fragilidad. “Tenemos que trabajar pensando en garantizar nuestra vida con la salud muy presente en la agenda. Esta perspectiva ha venido para quedarse. Son muchas las amenazas que acechan nuestra calidad de vida. Hay que afrontarlas sin perjudicar otras actividades importantes”.
Adaptarse y transformar
Ser consciente de la gravedad de la situación es compatible con una actitud “optimista y vitalista”. La responsable pública ha aludido a las oportunidades derivadas de la pandemia y a cómo llevarán a acelerar algunos procesos. “En estas semanas hemos comprobado que Barcelona ha podido pasar con nota la emergencia gracias a un modelo de ciudad histórico construido con el esfuerzo de mucha gente. Los ciudadanos han sido capaces de reactivarse desde una lógica no sólo resiliente, sino partiendo de la adaptabilidad y la transformación, sin resignaciones, cambiando las cosas para darles la vuelta”.
En esta nueva etapa que se abre para la ciudad condal, Janet Sanz ha invitado a que la esfera pública y el ámbito privado trabajen más juntos que nunca “invirtiendo en tecnología respetuosa con el medio ambiente, apoyando a la industria para que innove, con un transporte público más sano y accesible y edificios más eficientes. Garantizar un futuro habitable depende del uso inteligente de los recursos naturales, del protagonismo de la economía circular y de restaurar la biodiversidad”.
Vivienda (y vida) inteligente
Sin abandonar políticas que pretenden garantizar el derecho a la vivienda –“una vivienda accesible y asequible que impida que la gente abandone la ciudad y preserve la diversidad que la caracteriza”- el confinamiento ha sacado a la luz otras problemáticas en cuanto a la tipología de vivienda que habitan los ciudadanos.
“No es un reto menor. La producción de viviendas ha sido menos positiva de lo esperado. Nos hemos dado cuenta de la importancia de tener balcones y buenos espacios comunes, salidas al exterior…” La corporación comandada por Ada Colau quiere hacer de la rehabilitación de edificios uno de los ejes sobre los que gire la política verde del ayuntamiento. “Son necesarios muchos recursos, cambios normativos y coordinación. Hará falta la entrada del sector privado. Un tercio de la energía que se gasta en la ciudad corresponde a la climatización de viviendas”.
En cuanto a qué lugar ocupa la vivienda en relación al diseño de Barcelona, cree que dos fortalezas han jugado a favor de la gente en estos meses: la proximidad y una densidad razonable”. Si París es considerada la urbe de los 15 minutos, “Barcelona es la ciudad de los 5 minutos”, argumenta Janet Sanz. “Hay un centro de atención primaria en cada barrio. Tenemos un porcentaje importante de mayores que viven solos, así que estas cuestiones son capitales. Disponemos de una red de equipamientos próximos”.
De cara al futuro de la ciudad inteligente, la representante del Ayuntamiento de Barcelona percibe que hay que construir con estas ventajas la base del nuevo modelo. “No podemos crecer sin sentido. Hay que lograr el equilibrio entre ser compactos, diversos y organizados”.
Compatiblizar movilidad y espacio urbano
Las encuestas dicen que más del 80 % de los ciudadanos de Madrid y Barcelona consideran que sus respectivos ayuntamientos tienen la misión de protegerles de la contaminación y promover una nueva movilidad. Janet Sanz vuelve a hablar de la salud como el leitmotiv de las políticas con las que han promovido, por ejemplo, la bicicleta, en una sintonía que aproximó a la capital catalana a otras referencias europeas de las dos ruedas mientras el resto del país miraba aún receloso hacia estas medidas.
Hoy el imperativo europeo impide volver a atrás. “No es una cuestión de modas o un mero cambio de hábitos. Hablamos de evitar muertes provocadas por la contaminación. Sería absurdo, y más en un momento como este, pagar sanciones en el marco de la UE por sobrepasar los límites de emisiones permitidos”.
Del tráfico contaminante al coche eléctrico, peatones compartiendo espacios con bicis y patinetes, articular la movilidad compartida, un reparto de última milla eficaz y de bajas emisiones… “Nos enfrentamos a conflictos legítimos dentro de un tablero de juego, que es la ciudad, en la que hay que garantizar derechos y espacios seguros para el peatón; además de liberar las aceras, ampliar los carriles bici y avanzar en una ciudad más verde”.
Según Janet Sanz, la crisis provocará que estas propuestas se hagan realidad antes de lo esperado. “Algunas medidas tácticas aplicadas en las últimas semanas nos han permitido comprobar qué funciona y qué no. A veces no hacen falta grandes inversiones. Así comenzó el proyecto de las súper manzanas, en el que contamos con la opinión de todos los actores involucrados”.
Emergencia e innovación en Barcelona
Quizá la próxima situación extrema no tenga que ver con los estragos provocados por un virus sino con no poder comprar comida suficiente debido al cambio climático. “Las administraciones debemos dibujar horizontes compartidos junto a las empresas y rebajar las incertidumbres que pongan en jaque al sistema. También conviene reajustar los servicios y compartir una cultura más razonable a la hora de vivir y consumir”.
Para hacer que estas premisas vean la luz Janet Díaz pone en el centro a la innovación. “Necesitamos de la inteligencia de los profesionales para escalar experiencias de éxito en la ciudad. La transición ecológica y digital europea empieza en las ciudades. Lo hará de la mano de medidas más contundentes y valientes, mayor financiación pública y directivas que empujen los cambios hacia la descarbonización total en 2050”.
Una de las ‘capitales’ de estos cambios dentro de la propia Barcelona será el distrito 22@, que ve potenciada su tendencia a romper el cascarón de disrupciones tecnológicas ahora recibidas con los brazos abiertos para caminar más rápido. “Es un área que aglutina digitalización, innovación y sostenibilidad. Queremos replicar esta misma lógica en otros distritos de la ciudad. Buscamos atraer empresas que nos aporten valor añadido con sus productos y servicios y, a la vez, favorecer su implementación en la ciudad con ventajas importantes como facilitar el acceso a la vivienda para sus empleados”, concluye Janet Sanz.