La reciente creación de la Academia Joven de España (AJE) era necesaria por muchos motivos. Sobre todo para “visibilizar a los mejores jóvenes investigadores españoles”. “Sólo así tendremos modelos que inspiren nuevas vocaciones”, afirma su primer presidente, Javier García, quien subraya que ya existen unas cuarenta entidades similares en otros países y, hasta ahora, el nuestro quedaba fuera de programas y actividades organizadas internacionalmente.
“Queremos poner en valor la excelente investigación que se realiza en nuestro país, en muchos casos por jóvenes que trabajan en condiciones laborales y de financiación peores que la de nuestros colegas de otros países –continúa–. La Academia es también necesaria para que los jóvenes tengamos un foro para pensar, debatir y plantear propuestas para mejorar la situación de la ciencia en España”.
García, que ha recibido premios internacionales de gran calado –como los entregados por la Sociedad Americana de Química o Ecusa–, no está solo en la directiva de la AJE. Le acompañan Juan Antonio Gabaldón Estevan (vicepresidente), Javier Martínez Moguerza (secretario), Maite Martínez Aldaya, Jesús Martínez de la Fuente, Ignacio Palomo Ruiz y Pedro Martínez Santos (vocales).
Casi todos estos miembros fundadores, que permanecerán en el cargo durante un periodo de cinco años, pertenecían ya a la Academia Joven Global. Como dice el presidente, esto les “ha permitido establecer nuevas colaboraciones, aprender sobre temas muy distintos y participar en proyectos internacionales que han tenido resultados muy notables”. “Me hubiera encantado poder haber hecho todo esto también en mi país. Eso es lo que queremos hacer con la Academia Joven de España: reunir a los mejores investigadores para que podamos crecer juntos, colaborar más e incrementar el impacto de nuestro trabajo”.
Modelos a seguir
Y es que las dificultades que hoy en día se encuentran los jóvenes investigadores de nuestro país son muchas y diversas. Aunque es consciente de que “los comienzos no son fáciles, especialmente si tu situación laboral es precaria y tus posibilidades de atraer financiación son pocas”, Javier García lamenta que “cada año se retrasa la edad de estabilización laboral en nuestro país y la competencia para conseguir contratos tipo Juan de la Cierva o Ramón y Cajal son cada vez mayores”.
Desde la Academia, “además de denunciar esta realidad y de trabajar para proponer soluciones concretas, trabajamos para visibilizar la excelente labor que hacen nuestros jóvenes investigadores, que contribuyen a que España sea la décima potencia científica del mundo, tanto en publicaciones como citas, algo que está muy por encima de nuestros niveles de inversión”. E insiste: “Es muy importante que los estudiantes tengan modelos a seguir que les inspiren y que la sociedad valore el trabajo que hacen los investigadores”.
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El presidente de la entidad es consciente de que “los problemas de la investigación en España son muy complejos” y vienen causados por “decisiones tomadas hace mucho tiempo y responden a un sistema productivo específico. No existen, por tanto, soluciones sencillas, pero García tiene claras algunas prioridades.
Es importante, señala, “que las convocatorias públicas salgan y se resuelvan en plazo para que los investigadores puedan planificar su trabajo, que se simplifique la burocracia relacionada con la gestión de los proyectos y que existan programas de atracción y retención del talento joven”.
Los cambios no deben producirse solo en el funcionamiento de las administraciones; “también el sector privado debe incrementar su inversión en I+D+i y aprovechar mejor el enorme talento que tenemos en nuestro país”.
Por último, destaca que “el 20 % de los jóvenes españoles de entre 18 y 24 años abandonan prematuramente el sistema educativo, una de las tasas más altas de la OCDE. Desde la Academia estamos trabajando para dar a conocer esta realidad, integrar las distintas voces y darles un foro de debate y discusión para posteriormente proponer soluciones concretas”.
En este sentido ya están trabajando en una jornada para “dar a conocer a los mejores investigadores jóvenes de nuestro país, escuchar sus demandas y pensar juntos propuestas que haremos llegar a los distintos actores del sistema de I+D+i español”.
El relevo generacional, afirma, está asegurado porque contamos con profesionales que contribuyen “de forma notable” a que nuestro país tenga una posición destacada en el número y calidad de publicaciones científicas. En especial somos fuertes en áreas como química, energía, veterinaria, ciencias planetarias y de la tierra y ciencias medioambientales.
“No tengo duda de que tenemos una excelente cantera, pero debemos mejorar nuestro presupuesto y apostar por los más jóvenes si queremos competir en la primera división de la ciencia”, advierte.
Retos a corto y largo plazo
Debido a su carácter inicial, la primera meta que se plantean desde la AJE es “crear la infraestructura, organización y actividades necesarias para alcanzar nuestros objetivos”. “Para eso es fundamental seleccionar a los mejores investigadores que además estén dispuestos a dedicar parte de su tiempo a poner en marcha y llevar a cabo las actividades que permitan ayudar a otros jóvenes”, afirma Javier García en declaraciones a Innovaspain.
También considera importante “que se conozca lo que estamos haciendo, que queremos contar con los mejores tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, que necesitamos investigadores de todas las disciplinas”. Y sumar esfuerzos en una misma dirección, en definitiva, buscar aliados. Por eso se plantean estrechar lazos con el resto de academias que existen en España y con las academias jóvenes de todo el mundo.
Los actuales siete españoles miembros de la AJE se han organizado en distintos grupos de trabajo. “En los próximos meses abriremos una convocatoria para elegir nuevos miembros que serán evaluados por un comité internacional de expertos”, afirma tras a “animar a todas las personas interesadas a que se presenten, especialmente mujeres, de cualquier disciplina y con ganas de trabajar por los fines de la academia”.
“Somos muy conscientes de que la calidad de la Academia será la de aquellos que la formen y que seremos capaces de llevar a cabo nuestra misión en función del tiempo y esfuerzo que pongamos en hacerlos realidad”, apunta.