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Transfiere 2025

Javier García: "El futuro va de personas, redes de talento y proyectos compartidos"

Premio Nacional de Investigación en 2023, el catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Alicante inaugura una nueva edición del foro Transfiere. "Málaga se convierte estos días en la capital de los sueños posibles"
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Javier García pronunció la conferencia de apertura de Transfiere 2025. Imagen: FYCMA.

MÁLAGA. La británica Royal Society, la sociedad científica más antigua del mundo, ha advertido en un comunicado que la ciencia está en peligro. “No es habitual que este tipo de organizaciones se lancen a hacer declaraciones tan rotundas. Vivimos momentos de recortes en la financiación de la ciencia y de negación de evidencias. Tenemos que innovar en tiempos revueltos”. El catedrático de Química Inorgánica y Director del Laboratorio de Nanotecnología Molecular de la Universidad de Alicante (UA), Javier García, daba ayer el pistoletazo de salida a una nueva edición de Transfiere, que se celebra en el Palacio de Ferias y Congresos de Málaga (FYCMA) hasta el próximo viernes. 

Premio Nacional de Investigación en 2023, Premio Rey Jaime I, fundador de la empresa River Technology… Javier García advertía en su conferencia de las implicaciones del actual tablero geopolítico sobre la ciencia y la innovación. “La ciencia más disruptiva la llevan a cabo equipos internacionales. La colaboración entre EEUU y Europa ha dado lugar a extraordinarios avances y al desarrollo de ambas economías”. Una prosperidad mutua que ahora entra en una fase de incertidumbre si miramos hacia algunas decisiones de la administración Trump. “Han sido suspendidos grandes proyectos en laboratorios, universidades y agencias estatales como la NASA”. 

El pasado viernes, los habitantes de más de 30 ciudades de Estados Unidos salieron a la calle para defender a la ciencia. “A la retirada de la OMS o del Acuerdo de París, hay que sumar las dudas de los mercados debido a una política arancelaria errática que ha llevado a Wall Street al desplome”. Crece la sombra de la recesión y las relaciones entre EEUU y Europa atraviesan sus horas más bajas en años. Mientras, “dejamos paso libre a China para que consolide su liderazgo también en investigación”, apuntaba Javier García. Según la revista ‘Nature’, 7 de cada 10 instituciones científicas a escala mundial ya son chinas. 

Una nueva tansferencia

Y es que, “en este complejo contexto” de cambios profundos, el liderazgo en ciencia y tecnología ya no depende solo de la inversión en I+D+i, sino de “identificar oportunidades, atraer talento y transferir tecnología”. Según el investigador, el proceso tradicional de transferencia -como escala de maduración lineal y bien ordenada- ha perdido su hegemonía

“Ahora, los grandes descubrimientos científicos pueden tener lugar en los departamentos de I+D de empresas como NVIDIA u OpenAI, que inventan, escalan y comercializan la tecnología desde un mismo espacio. Esta compañías inventan el futuro y lo ponen en el mercado a una velocidad hasta ahora desconocida”. Según Javier García esta nueva vía de transferir es parte de un proceso más interactivo y dinámico. “El antiguo sistema de producción de innovación ha sido sustituido por la cocreación. El método colaborativo es más eficiente. La nueva economía la lideran empresas que realizan descubrimientos fascinantes en campos antes reservados a las universidades. Ya no es un secreto: la ciencia está en la base de las grandes compañías del futuro. Por eso, no es extraño ver a los inversores en los congresos científicos, en la búsqueda del próximo descubrimiento que lo transformará todo”. 

Máquinas que hacen ciencia

También vivimos un tiempo que redefine la manera de hacer ciencia. García mencionaba cómo el uso de la inteligencia artificial en investigación posibilita “llegar a descubrimientos imposibles hace un par de años”. Ejemplos no faltan. AlphaFold aporta la estructura de cualquier proteína a partir de la secuenciación de aminoácidos. “Algo que los libros con los que estudié la carrera decían que era imposible. Sin embargo, revoluciona la búsqueda de nuevos fármacos. Simplifica y abarata la lucha contra distintas enfermedades”.

En esta línea, el catedrático recordaba otro hito reciente. “Científicos de EEUU y Canadá han identificado con IA un potente antibiótico experimental, abaucina, capaz de acabar con una de las tres súper bacterias señaladas por la OMS como amenaza crítica, ya que resisten todos los antibióticos existentes”.

Más allá de la medicina, la IA entra con todo en campos como la exploración espacial. Una inteligencia artificial logró descubrir más de 300 exoplanetas usando los datos antiguos del telescopio espacial Kepler. Y si el análisis masivo de información es importante, Javier García indicaba que otra revolución a la vuelta de la esquina está protagonizada por máquinas capaces de hacer ciencia de manera automatizada. “La IA analiza bases bibliográficas en tiempo real, propone investigaciones, lleva a cabo experimentos, extraen conclusiones válidas y aprenden de los resultados. El caso de Co-Scientist, de Google. Es un cambio radical en la generación y transferencia de conocimiento”.

La respuesta está en las personas

Así las cosas, Javier García opina que merece la pena detenerse y hacer determinadas preguntas sobre el significado y las consecuencias de esta transición histórica. “Debemos centrarnos en lo fundamental y poner el foco en las personas. Por eso, la transferencia de conocimiento debe prestar atención al innovador. Lo importante no es la tecnología, sino la persona que está detrás de esa innovación. Sin desarrollo personal -el viaje que hace un científico hasta convertirse en empresario- la tecnología nunca llegará al mercado”.

Pero para tener “más y mejores emprendedores científicos” es necesario “un cambio de mentalidad; apetito por el riesgo y ambición por lograr objetivos”. García expuso su vivencia particular. “Nunca había emprendido antes de poner en marcha Rive Technology. No tenía contactos ni hablaba un buen inglés. Los responsables de transferencia del MIT me animaron a dar el paso y me dieron la confianza suficiente para saltar al mercado”. Casi sin darse cuenta, estaba comercializando un catalizador nanoestructurado capaz de reducir las emisiones de CO2 en la industria química. Levantaron 100 millones de dólares y contrataron a 50 personas. Llevaron su tecnología a todo el mundo antes de vender la empresa a la multinacional Grace en 2019.

Trabajar juntos

De aquella aventura, García extrajo importantes lecciones que después le han valido para seguir la ruta. Una de ellas tiene que ver con el papel de las universidades o de los centros tecnológicos. A su juicio, deben reestructurar su propuesta de valor, y convertirse en espacios de cocreación y transferencia donde todo el ecosistema de innovación participe para dar vida a “tecnologías en la frontera de lo posible”. 

En su afán por sentar unas bases más sólidas para que ciencia e innovación vuelen más lejos, Javier García está inmerso en diferentes iniciativas. Desde 2011 es miembro del Consejo de Tecnologías Emergentes del Foro Económico Mundial y está al frente de la Cátedra Ciencia y Sociedad de la Fundación Rafael del Pino. Admite que su mayor orgullo es la creación hace una década de Celera, un programa gratuito que ayuda a jóvenes talentos españoles a hacer realidad sus proyectos sin tener que salir del país. Un modelo innovador de “desarrollo personal y profesional” que ha apoyado a más de 100 jóvenes, creadores de más de 15 empresas valoradas en 600 millones de euros. “De nuevo, el foco lo situamos en las personas y no en la tecnología”.

Si el futuro va de “personas, redes de talento y proyectos compartidos”, Javier García ha concluido invitando a aprovechar al máximo un foro de encuentro como Transfiere para definir los próximos pasos. “Málaga se convierte estos días en la capital de los sueños posibles para crear nuevas conexiones, identificar oportunidades y construir proyectos ilusionantes”.

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