Además de ser consejero de varias startups y fondos de inversión, Javier Megias ha trabajado asesorando a decenas de empresas y organismos, actividad que compagina con su labor de business angel y miembro de la junta de BigBAN Angels. Actualmente es CEO y cofundador de Startupxplore. También escribe un blog que ha ganado diversos premios relacionados con los negocios, entre ellos el galardón al mejor blog de negocios en castellano de 2011.
1. A lo largo de su trayectoria profesional, ¿qué decisión ha tomado que haya tenido como consecuencia un mayor grado de innovación?
Sin duda, la de dejar de intentar empezar los procesos de innovación o lanzar un nuevo producto con proyectos grande y faraónicos que requerían muchos recursos y el compromiso de mucha gente. En mi experiencia funciona mucho mejor empezar en pequeño, destilando la base de lo que queremos hacer a algo mucho más pequeño y lanzarlo casi sin permisos o recursos. Y así, en modo ‘ninja’, hacer que vaya creciendo debajo de los pies sin apenas darse cuenta.
No sólo es positivo porque ayuda a lanzar ideas de forma más rápida y sencilla sin tener que pasar por la ‘maquinaria de destruir creatividad’ que a menudo son los procesos internos de la organizaciones, sino sobre todo porque nos obliga a destilar la base de la propuesta de valor y enfrentarla muy pronto con el mundo real, lo que ayuda a descartar pronto y sin apenas inversión ideas que no funcionan.
2. ¿Cuáles son las claves para culminar con éxito un proceso innovador?
Es muy complicado responder a esta pregunta, pero yo lo enfocaría desde varios puntos:
- Equipo: A menudo los incentivos que tenemos en la mayoría de las organizaciones no están alineados en abosluto (de verdad) con la innovación sino con el business as usual, con la eficiencia, y no hay nada más ineficiente que la exploración, parte base de cualquier proceso de innovación. Por eso el equipo no solo debe estar tremendamente implicado, sino operar sobre la premisa de la startup: dedicación, escasez de recursos (lo que obliga a validar rápido), diversidad de perfiles y motivación (lo que tiene que ver con los objetivos).
- Mercado: El gran problema habitualmente en los procesos de innovación es la desconexión de estos con el mercado, con el mundo real. Por ello la necesidad de negocio de la que parte la idea innovadora no sólo debe tener su origen en el mercado, sino que debe ser puesta a prueba en el mismo desde el primer momento: hay muchos clientes que están encantados de ‘probar’ cosas, pero en el momento que aparece una expectativa de coste se desinteresan, signo claro de que no eran los clientes correctos.
- Timing: Desgraciadamente el 50 por ciento del éxito de cualquier innovación está en el momento que se lanza, de modo similar a una ola sobre la que hacer surf. Si se lanza muy pronto, nos desfondamos remando en espera de la ola (ya que es poco habitual tener los recursos y fondos para aguantar), y si es demasiado tarde nos pasa por encima y nos hace perder todo lo avanzado (la innovación oportunista).
3. Tres consejos para quienes estén dispuestos a abordar cambios, acciones o procesos innovadores en su empresa o entorno.
- No pierdas tanto tiempo con la pizarra, el Excel y el Powerpoint, y sal al mundo real a testear si el problema que pretende resolver tu idea es real.
- Empieza en pequeño, destilando la base del problema que resuelve tu idea y construye sobre eso, pero de la mano del cliente.
- Innovar implica fracasar... no hagamos un drama de ello. Tropezarse con una piedra y caerse es normal, encariñarse con la piedra no.
4. ¿Cuál es, a su juicio, la mayor innovación que ha tenido lugar en los últimos 50 años en todos los ámbitos?
Diría que la popularación de internet como modo de comunicación. Aunque se ha argumentado mucho sobre los problemas de aislamiento que potencialmente puede implicar, también ha hecho el mundo más pequeño, nos ha acercado a todos y nos ayuda a colaborar de forma mucho más eficiente.