No hay día en que Javier Santaolalla no levante la cabeza para mirar el cielo y analizar las estrellas. Una rutina de la que, a base de práctica, el divulgador científico se ha convertido en experto. «Cuando observas el movimiento de las estrellas te das cuenta de la privilegiada posición que tenemos en la Tierra», afirma. En el momento que pronunciaba estas palabras, en el marco de la convocatoria ‘Neutralidad tecnológica para una movilidad sostenible’ organizada por Bosch, Santaolalla aseguraba estar viendo «un precioso y brillante Marte», acompañado de Jupiter y Saturno.
En esta perspectiva hay un punto especialmente importante: Venus. El planeta ha ganado popularidad en los últimos meses debido al hallazgo de fosfano en él. «Es el astro más brillante del cosmos después del sol y la luna. Es fácil quedarse embelesado con Venus por su belleza, y más desde que sabemos que allí puede haber vida», comenta Santaolalla.
Sin embargo, el físico e ingeniero, no esconde su sorpresa al ver contradicciones como «la esperanza que guardan los humanos de encontrar vida en otros planetas pero no valorar el que tenemos». Para Javier Santaolalla ya no hay excusas para no cuidar la Tierra. «Somos la primera generación que maltrata el planeta por negligencia. Hay información suficiente como para no contribuir a destruirlo, pero se sigue haciendo», lamenta.
Desde YouTube, Santaolalla trata de acercar la física al público general a través de tres canales (Date un Voltio, Date un Vlog y Date un Mí). Tras cuatro años investigando en el campo de la física de partículas en CERN (la Organización Europea para la Investigación Nuclear) participó en el descubrimiento de una nueva partícula: el bosón de Higgs. Esta partícula elemental podría tener un papel fundamental en el mecanismo por el que se origina la masa en el universo.
A más tecnología, más comunicación
A la vez que celebra que las tecnologías sean cada vez mayores para lograr un planeta mejor, Javier Santaolalla avisa de la importancia de «comunicar a la sociedad lo que la innovación se trae entre manos para entender bien los retos a los que nos enfrentamos». Ofrecer mensajes que todo el mundo pueda entender es, a su modo de ver, uno de los grandes desafíos que la ciencia tiene por delante.
«La innovación no se puede entender sin el triángulo industria-sector público-sociedad. Podemos generar toda la tecnología que queramos, pero los ciudadanos tienen que saber cómo usarla. Esta nueva década debe combinar los avances tecnológicos con la concienciación social. Solo así lograremos un mundo mejor», concluye Santaolalla.