SANTANDER. “El coche no va a desaparecer”. Con una frase escueta Javier Villacampa, Innovation Corporate Director, Pioneering de Grupo Antolin, disipa las dudas respecto de un futuro sin vehículos en la movilidad del futuro. Más que nada porque, valora, la pandemia de la Covid-19 ha servido para reforzar la imagen positiva de los coches como espacios individuales donde es más complicado contagiarse.
La confianza es una de las puntas de lanza donde trabaja el grupo español líder en el desarrollo de tecnología para el sector de la automoción. “Los nuevos coches van a ser espacios limpios y seguros. La tecnología está y solo queda implementarla, pero el problema son los costes”, reconoce en una entrevista concedida a Innovaspain en Santander. Allí, Villacampa participó la semana pasada en el 35 Encuentro de la Economía Digital y las Telecomunicaciones que finalizó el pasado viernes. El evento estuvo organizado por AMETIC, Banco Santander y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
Convencido de que la movilidad sostenible no está reñida con el uso de coches, afirma que la demanda actual de estos “es muy elevada, en contra de lo que se dice”. El horizonte es difuso debido a la escasez cada vez mayor de materias primas para la fabricación de chips, cuestión de la que ya alertaron distintos ponentes durante el Encuentro. Y la situación ya está afectando “fuertemente” a la cadena de producción.
Si bien la sostenibilidad fue uno de los conceptos predominantes durante las tres jornadas en la capital cántabra, Villacampa sitúa el lugar del vehículo en una “solución customizada y competitiva. Pero llevará su tiempo”, avisa. La necesaria flexibilidad del coche para adaptarse a la movilidad urbana del futuro conllevará, vaticina, modelos “mucho más pequeños que se renovarán muchas más veces”.
Pero primero la industria tendrá que transformarse. “Hay que dejar atrás la estandarización para aplicar la personalización”.
Tecnología para ser “optimistas”
“Podemos decir que somos optimistas respecto al futuro porque hay tecnologías para dar esa solución de movilidad sostenible y competitiva que un mercado necesita”. Tras haber pasado por la industria aeronáutica, para Villacampa la automoción es un sector “resiliente” que se adaptará a las nuevas necesidades sociales y del mercado.
Desde hace unos años llevan apareciendo nuevas alternativas para la movilidad urbana: la última, los patinetes eléctricos. Como señala, las necesidades en la ciudad “son muy amplias”. La automoción se va a enfocar en aplicar las necesidades del usuario al vehículo para que este “tenga lo que necesita”.
Y ese es el quid de la cuestión en la nueva identidad que el sector busca. “La personalización está bien, pero hoy por hoy tropieza con la competitividad”. Hay puntos básicos como aunar lo digital y lo físico. Lo que derivará, según explica Villacampa, en “muchas cosas distintas, pero no en tanto volumen de producción”.
Por tanto, en ese horizonte que seguirá acogiendo al vehículo en un nuevo tipo de movilidad urbana, el director de innovación de Grupo Antolin augura que el gran perjudicado será el sector del taxi. “La nueva movilidad puede conllevar que quizá no se elija el taxi como medio para trasladarse, y sí el patinete o la moto”. Las pruebas con coches autónomos se llevan realizando desde hace pocos años, y cree que donde se aplicará primero será en este tipo de servicio. El lugar del coche seguiría predominando en el transporte interurbano, predice, siguiendo ese escenario futurista.
“La apuesta de Antolin por desarrollar tecnología en España es total”
Villacampa comparte varios de los proyectos en los que se halla inmersa su compañía. Una vez ya puesta sobre la mesa la necesidad de reinvención de la industria, destaca tecnologías “clave” para la rentabilidad, la eficiencia y la accesibilidad de la movilidad eléctrica para los usuarios. Ahí aparecen las nanofibras de carbono. Un plan que llevaba “años en el cajón”, reconoce, ahora vuelve a desempolvarse a causa de la sostenibilidad. Este material permite desarrollar las membranas de las pilas de combustible de hidrógeno. “Es algo que en España no hace nadie. Cuando hemos estado investigando el mundo de las baterías y pilas de hidrógeno en España, te das cuenta de que en nuestro país somos montadores de tecnología desarrollada por otros”, se lamenta.
En el caso de su empresa, las soluciones se desarrollan en nuestro país “en coordinación” con otros centros de innovación en el extranjero. “La apuesta de Antolin por desarrollar tecnología en España es total”, resume.
De entre aquellas en que están inmersos, la asociada a los componentes de baterías: “es única”. Hasta ahora había proyectos asociados a ensamblado de estas, pero no centrados en los componentes, “que son el corazón de las baterías”.
Y señala que, como se repitió durante los tres días de Encuentro, esto permite alcanzar “esa independencia industrial”. Aunque en España queda mucho por hacer: “cuando hemos ido a buscar partners, nos hemos dado cuenta de que estamos solos”. Por eso, desearía percibir “una masa crítica” que valore estas tecnologías, como en otros países donde “se fomenta y apuesta” por la industria nacional.
“La digitalización y herramientas de la industria 4.0 contribuyen al cambio de los procesos productivos y de gestión logística, mantenimiento, de los procesos de calidad”, continúa. Todas, innovaciones que permiten aumentar la eficiencia energética y generar menos residuos.
Aunque hoy se destinan la mayor parte de esfuerzos a mejorar los elementos del interior del coche: “confort, seguridad y sostenibilidad”, enumera el representante de Antolin. Además, se buscan soluciones térmicas “del interior del vehículo” para un consumo energético “más eficiente”. De esta manera, razona, se aumentan la “autonomía y la sostenibilidad”.
En la raíz de estos proyectos se halla la motivación del Grupo Antolin: “La movilidad es libertad. Y no creemos que eso vaya a cambiar”, concluye Villacampa.