Jeanologia: la revolución textil que comenzó en Valencia en los 90 y que hoy ‘conquista’ desiertos americanos

La valenciana es una de las compañías españolas que lidera la transformación de la industria textil mediante el desarrollo de innovaciones disruptivas. Pero el camino no ha sido sencillo, como asegura su CEO Enrique Silla
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Ni el boom digital desatado en gran medida por la pandemia del COVID-19 ni la apuesta a nivel mundial por la sostenibilidad ha cogido con el pie cambiado a la empresa Jeanologia. Más bien todo lo contrario. "Durante los primeros 15 años era como hablar solo en una montaña, nadie nos escuchaba cuando mencionábamos la importancia de la sostenibilidad. Pero nunca dejamos de intentarlo y aquí seguimos", cuenta su fundador y CEO Enrique Silla con el recuerdo de quien en el pasado hizo lo correcto para llegar al presente con cierta ventaja.

Jeanologia, que ha estado presente en el último y reciente South Summit, es fabricante de tecnología y ofrece soluciones textiles sostenibles enfocadas a nuevos modelos operacionales. Lejos quedan aquellos días de 1994 –cuando Silla fundó la compañía junto a su tío José Vidal– en los que el textil no concebía prácticas sostenibles en sus formas de producción. De ahí que los datos a día hoy sigan siendo preocupantes: en torno al 20% de la contaminación del planeta viene de este sector. Por eso Silla considera que "la verdadera misión comienza ahora, estamos realmente en el punto de partida".

Jeanologia es una de las compañías españolas que lidera la transformación de la industria textil mediante el desarrollo de innovaciones disruptivas como la tecnología láser, ozono, e-Flow, SmartBox y H2Zero. Todas ellas son capaces de mejorar la productividad, reducir el consumo de agua y energía y eliminar residuos y emisiones nocivas. El objetivo al que se comprometieron hace ya 27 años es el que hoy Naciones Unidas defiende para 2050: acabar con las emisiones de CO2.

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La empresa, presente en 61 países, emplea a 220 personas, y su cosecha hasta la fecha habla por sí misma: de los 5.000 millones de vaqueros producidos anualmente en el mundo, más del 35% se realizan con sus tecnologías. Aunque más que de cifras, a Silla le gusta más hablar de un hito en concreto. Ocurrió en 2018. En pleno desierto de Nevada (Estados Unidos) Jeanologia desarrolló la primera planta textil de la historia que no usaba agua y garantizaba cero vertidos. "Fue una auténtica revolución: la primera vez en la historia que se han creado prendas sin agua", valora el CEO.

Tras este proyecto llegó Urban Factory, en el que Jeanologia se encuentra todavía muy involucrada. Su misión es establecer un modelo operativo ecosostenible de manufactura digital avanzada para la reindustralización de Europa. "Las decisiones en torno al mundo textil se toman en ciudades desarrolladas como Nueva York, Barcelona, Milán, Madrid o Tokio, por citar algunas, pero la producción sigue siendo low cost y se hace en países como Vietnam, Camboya o Bangladés. Es hora de traer la producción cerca de los consumidores", explica Silla.

Para ello, Urban Factory se asienta en un modelo de producción bajo demanda. Se pretenden crear 'urban factories' –fábricas en las ciudades– para estar cerca del consumidor y producir solo aquello que se vende y el cliente esté dispuesto a comprar. Jeanologia prevé con este modelo eliminar excesos de stock en tiendas, ya que en la actualidad el 20% de la producción textil nunca se consume y acaba en vertederos.

Desde sus comienzos, y ahora aún más con la obsesión generalizada por el dato, Jeanologia ha apostado por medir el impacto que genera en el mundo, concretando objetivos y estableciendo indicadores que les permitan medir los avances llevados a cabo. La empresa tiene su particular cuenta de resultados "ecológica": 15.417. 870 metros cúbicos de agua contaminada ahorrada.

Más allá de su éxito a nivel de expansión internacional o empresarial (marcas como Levi’s, Pepe Jeans, H&M, Inditex o Uniqlo depositan su confianza en Jeanologia), lo que Silla valora más es el impacto social logrado tras una primera travesía en el desierto, en aquellos años 90 del siglo pasado, en los que cuidar el medioambiente no estaba en la agenda de los países –o al menos no como ahora–. "Siempre dijimos que no queríamos ser la mejor empresa del mundo, sino la mejor para el mundo", sostiene el CEO. Los resultados ahí están.

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