La misión de TECNALIA es, oficialmente, “transformar la investigación tecnológica en prosperidad”. Desde el País Vasco, el mayor centro de investigación aplicada y desarrollo tecnológico de España colabora con las empresas y las instituciones. Su director general, Jesús Valero, participaba la semana pasada en meetechSpain, el encuentro de referencia entre los agentes protagonistas de la innovación, la ciencia y el tejido productivo organizado por Fedit.
Durante su intervención en el evento, Valero ponía el acento sobre la importancia de las infraestructuras tecnológicas para impulsar el avance innovador y la competitividad empresarial. En la UE parecen haber detectado que ha llegado la hora de exprimir con más fuerza y eficiencia esas capacidades. A fin de visibilizar su relevancia e ‘inventariar’ de algún modo estos recursos, Bruselas se ha propuesto llevar a cabo un mapeo de las infraestructuras tecnológicas en Europa y los servicios que ofrecen cada una de ellas.
Disrupción y rentabilidad
En España, este tipo de instalaciones son “elementos básicos para que la actividad empresarial escale hacia la comercialización final de productos y servicios”. Y en este entramado, los centros tecnológicos -infraestructuras tecnológicas en sí mismos, según Jesús Valero- son una pieza clave desde dos puntos de vista: la disrupción tecnológica disponible para las empresas en sus instalaciones, y una alta rentabilidad económica en el rotorno de la inversión en I+D. Su experiencia, calado territorial y diversidad sectorial, hace que los centros tecnológicos se hayan posicionado como un aliado de garantías en el proceso de transferencia de conocimiento.
Esta transición exige también una constante tarea divulgativa. Para empezar, Jesús Valero llamaba a establecer diferencias entre infraestructuras tecnológicas e infraestructuras científicas. “La seña de identidad de la infraestructura tecnológica es que es un elemento al servicio de la política industrial del país. En el otro lado, el propósito fundamental de la infraestructura científica es la investigación básica. Esto no impide que, a veces, ambas se solapen pero, al estar más cerca de la industria, los centros tecnológicos desarrollan la mayor parte de su actividad como un servicio”.
Innovación y proximidad
Juan Cruz Cigudosa. Secretario de Estado de Ciencia, Innovación y Universidades, pronunció unas palabras en la jornada inaugural de meetechSpain que han sobrevolado todo el evento: “La ciencia es global y la innovación, local”. Aunque “habría que matizar algunas cosas”, Jesús Valero admite estar de acuerdo con esta línea argumental. “La innovación necesita mucha más proximidad que la ciencia. La dispersión de las infraestructuras tecnológicas puede generar problemas de acceso. Es complejo, pero la accesibilidad es absolutamente clave”. Para el director general de TECNALIA, otra asignatura pendiente es la de multiplicar el acercamiento a la pyme, “para que sean conscientes y aprovechen todo lo que hacemos”.
TECNALIA cuenta con “un número enorme” de infraestructuras tecnológicas. Sus laboratorios sectoriales son fruto de un diálogo que "mantenemos vivo” con las empresas. "Solo así sabemos realmente qué necesitan y podemos obtener el éxito". Jesús Valero se detenía en el ejemplo concreto de InGRID, un laboratorio que nació a demanda de las empresas energéticas vascas para llevar a cabo ensayos de alta, media y súper alta tensión e innovar en redes eléctricas inteligentes.
Más apoyo y entender la transferencia
Pero lanzar, mantener y renovar las infraestructuras tecnológicas no es barato. En este punto, Valero exigía un mayor compromiso, tanto financiero como político-estratégico, de parte de la administración pública. Sobre la posibilidad de que el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades lance un programa específico para impulsar y reconocer la utilidad de las infraestructuras tecnológicas, Valero recordaba que estas instalaciones han sido históricamente subestimadas. “Cuando buscamos las razones que expliquen la mala posición de España en el ranking de países mas innovadores, quizá ahí encontremos parte de la respuesta. Un programa así es necesario, pero siempre y cuando esté muy orientado al momento y demanda de la industria para garantizar su impacto”.
Jesús Valero añadía el carácter especial de los centros tecnológicos -en su mayoría fundaciones sin ánimo de lucro- como un espacio idóneo para la captación y ejecución de ayudas públicas. “Nacimos con un propósito muy claro. Ahora se habla mucho de transferencia en el país, pero no siempre se aborda correctamente. No basta con que las universidades y los centros de investigación hagan mayores esfuerzos en transferencia. Transferir es mucho más que desarrolar algo nuevo. Exige un acercamiento continuo a las empresas. Las universidades transfieren peor que un centro tecnológico porque no cuentan con personal específico dedicado a sondear y conectar con el mercado. Los centros tecnológicos estamos preparados; somos el agente ideal para llevar el conocimiento más lejos”.