El principio de la Institución Educativa SEK se remonta a 1892, cuando fue fundada en el centro histórico de Madrid. En 1902 recibió su primer reconocimiento oficial, y en 1935 la familia Segovia se hizo cargo de su desarrollo. Después de tres generaciones, cuenta hoy con 9 centros escolares –SEK International Schools– y la Universidad Camilo José Cela. No vinculada a ningún grupo religioso, político o económico, y sin ningún nivel concertado, la institución ha afrontado el revés de la pandemia con solidez en la teoría y en la práctica. Hablamos con su director de Tecnologías para el Aprendizaje, Joaquín Rodríguez, quien estos meses ha aplicado una combinación de recursos y valores para que miles de estudiantes hayan podido seguir adelante con normalidad.
Rodríguez admite que el suyo es un caso especial. “Tenemos cierta capacidad de inversión, autonomía y una planificación que no es posible en otros colegios”. También cuentan con una estrategia que siempre ha tendido a la disrupción en tecnología y método. En 2015 iniciaron un proceso que buscaba dar forma a su propio ecosistema virtual de aprendizaje. Fue bautizado como My SEK y, en el último año y medio, docentes, alumnos y familias ya han disfrutado de más de una veintena de herramientas digitales. El partner tecnológico es Microsoft, y las herramientas, integradas en un mismo espacio, son comunes, aunque cada usuario dispone de un ‘escritorio’ personalizado.
“Es fácil de explicar, pero desarrollarlo ha entrañado una gran complejidad”, señala Rodríguez. “Además, como a cualquier empresa o institución, la pandemia nos ha obligado a acelerar procesos que estaban avanzados pero no del todo cerrados”. En paralelo, desde hace cuatro años, la Institución Educativa SEK trabaja en base a un Plan de Competencia Digital para docentes y alumnos. La Unión Europea promovió este tipo de iniciativas con un plan propio, adaptado después por cada país (en España se ocupó de ello el INTEF, órgano dependiente del Ministerio de Educación). “Lo hemos flexibilizado en función de nuestras necesidades”, detalla Joaquín Rodríguez.
Afrontar la emergencia
En este obligado sprint, han contado con un combustible adicional: la aportación de varias empresas apoyadas por SEKLab, la aceleradora de empresas EdTech impulsada por la institución educativa que acumula ya cinco ediciones. “Nos han ayudado a potenciar y agilizar el uso de determinadas herramientas. Además, hemos puesto el foco en la formación digital del profesorado con la celebración de numerosos webinars cada semana”, añade Joaquín Rodríguez.
En definitiva, alumnos y profesores acumulaban un bagaje que ha hecho más fácil el salto de los últimos meses. Para ellos no ha sido una intentona sin red. “No quiero transmitir que todo sea color de rosa, pero sí es necesario entender que en los colegios SEK una tablet es una herramienta tan básica como un lapicero o una goma de borrar. Sin embargo, es más complejo que todo eso. No se trata de trasponer el entorno físico en el medio digital. Ni de invertir en aparatos muy llamativos. Es mucho más”.
Joaquín Rodríguez detalla cómo ha habido que trabajar en cada faceta para que una institución extendida y arraigada, con el ciclo educativo completo en sus planes de estudios, siga carburando. “Ante una pantalla, menos, es más. Queremos reducir los tiempos de presencialidad o sincronía en beneficio del trabajo personalizado, individual y cooperativo. Siempre lo hemos hecho; ahora con más razón. La colaboración es una de nuestras señas de identidad y hoy es más relevante que nunca. Es básica para fomentar las relaciones y no perder el sentido de pertenencia y de aprendizaje en una dimensión social”.
Salud emocional
Y para que, ante la gravedad de una emergencia inédita, los pilares socio emocionales de los alumnos no sufrieran más daños de los deseables, el responsable de SEK recuerda que han activado distintos protocolos de apoyo a estudiantes y familias en un momento muy complicado. “Los tutores han estado cerca de los alumnos con un plan de atención a medida”.
La institución ya disponía de una Escuela de Familias, ahora ‘remodelada’ para afrontar con más fuerza las exigencias del COVID-19 gracias a una batería de acciones específicas. “De la noche a la mañana también se fueron al entorno digital las relaciones humanas. Hemos tratado de entender la percepción de la pandemia desde diferentes ópticas. No es lo mismo gestionar su impacto en Infantil que hacerlo en Bachillerato”, asegura Joaquín Rodríguez.
¿Qué quedará?
“No podemos regresar al punto de partida”, afirma Rodríguez. En la institución Educativa SEK ya presentían algunas tendencias a las que la crisis ya ha otorgado el papel de oportunidades. “Esto implica que hay que tomarse el cambio muy en serio. Varían los espacios y los tiempos de la educación. Es momento de aprender en cualquier momento y el cualquier lugar; de vivir el aprendizaje como algo que puede suceder más allá de los horarios. Por eso tiene que ser un proceso más fluido e híbrido”.
En este sentido, en SEK también fueron pioneros al diseñar espacios de aprendizaje donde prima la autonomía del alumno. “Tienen que aprender a aprender. Para ello les dotamos de herramientas útiles toda la vida. En el apartado docente, hemos de acostumbrarnos a no mezclar aprendizaje con evaluación, y hacer más hincapié en la evaluación formativa, con un seguimiento personalizado”.
“En nuestros proyectos- continúa Rodríguez- trabajamos mucho la recopilación de evidencias de aprendizaje a medida que el alumno madura y evoluciona”. Esta metodología es aplicada también en entornos virtuales, donde no hay un profesor ‘encima’ del alumno. “Las evidencias de aprendizaje deben servir para generar un diálogo constructivo. Es parte de la filosofía de la institución apuntada por el fundador de SEK, Felipe Segovia. Ahora vamos más rápido con procesos que ya practicábamos con rotundidad”, añade.
La brecha
Rodríguez cree que, al margen de la brecha existente entre instituciones educativas públicas y privadas -una cuestión planteada hace unos días por Fuencisla Clemares, directora general de Google en España y Portugal-, el verdadero problema, “y una de las peores consecuencias de la pandemia”, reside en heterogeneidad de los entornos familiares en base a la formación digital de los padres, su disponibilidad, el equipamiento digital… “Muchos colegios han replicado en digital lo presencial, por lo general ahogando en deberes a los alumnos. Es un error. Hay casas donde los padres no pueden prestar la atención suficiente, o donde solo hay un ordenador para toda la familia. Y por muy nativos que sean los niños, una cosa muy distinta es saber manejar las máquinas de manera competente”.
Para el responsable de SEK esta no es solo una cuestión de renta familiar. “Es inaceptable que la administración pública no tenga en cuenta estas diferencias. No hace falta ser un experto en sociología para entender que tienen que actuar con urgencia. El perfil del fracaso escolar se repite curso tras curso desde los años 50. Ahora se agravará esa inercia. Nadie puede sorprenderse, la cuestión esta vez es cómo atajar un problema en un escenario que puede prolongarse en el tiempo o replicarse más adelante”.
Habilidades (y valores) ante la incertidumbre
Para entender mejor una cuestión que Rodríguez considera, “especialmente delicada”, el director de Tecnologías para el Aprendizaje en la Institución Educativa SEK recurre a un mapa de competencias del Siglo XXI publicado por el MIT. “Es el mapa de los mapas”. El documento reúne una serie de competencias socio profesionales, orientadas a la inserción en el mercado laboral. “Pero vivimos rodeados de incertidumbre, y hay que potenciar las habilidades soft, que para mí son precisamente las más relevantes: comunicarse, saber transferir el conocimiento, aplicar lo aprendido en la resolución de problemas. Son más importantes que las específicas de cada materia”.
Joaquín Rodríguez argumenta que la crisis nos ha demostrado que, si descuidamos determinados valores y competencias, las habilidades profesionales se quedan cortas para avanzar. “¿Dónde están el cuidado y la compasión? ¿Qué queda de la cercanía a los otros, la biofilia o la comunicación con la naturaleza? Estos puntos no entran en estos debates, tampoco en términos educativos. Suscribo las competencias del SXXI: son importantes, pero siendo ciertas, son insuficientes sin cruzarlas con otras dimensiones”.
Rodríguez, que ha profundizado en estas cuestiones en artículos como ‘Plan para una educación postpandemia’, menciona también el libro ‘Aula inteligente’, de Felipe Segovia, que considera piedra angular de la institución educativa SEK dentro de ese recomendable abrazo a valores antropológicos. “Nos dedicamos a educar; qué menos que pensar en qué tipo de personas queremos construir. Y si movemos esa filosofía hasta 2020, sirva como ejemplo que hoy nuestros chavales conocen los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas. Los trabajamos haciendo proyectos que después tienen un eco en su entorno más próximo; un impacto real muy pegado a unos valores”.
SEK, el futuro, y aprender de lo vivido
En principio, la regulación estatal y autonómica permitirá el regreso a las aulas tanto en los colegios SEK como en la Universidad Camilo José Cela. “Nosotros ya no teníamos apenas muros en las aulas, así que podemos guardar las distancias sin problema. Ahora bien, si somos coherentes, como defensores del espacio híbrido, vamos a seguir potenciando las herramientas digitales. Las que ya usamos y otras nuevas. Hay que contemplar con garantías escenarios inéditos, alguno muy legítimo, en el que nos encontremos con familias que no quieran enviar a sus hijos al colegio”.
Para ello, dentro de lo que será el ‘Future Learning Model’, y habiendo estudiado los pasos seguidos por otros centros internacionales de referencia, mantendrán el impulso de My SEK, de los laboratorios virtuales o de espacios high flex, dotados de cámaras, micrófonos o altavoces que lleven a otro nivel la calidad de una clase en streaming. “Pretendemos que estas sesiones dispongan de una interactividad inmediata con los alumnos”.
Como conclusión, Joaquín Rodríguez vuelve al principio del cambio. Con el estallido de la crisis crearon lo que conocen como el Think Action Tank de SEK, un grupo de trabajo formado para recabar enseñanzas desprendidas de la emergencia. “Todo esto sería en balde si no aprendíamos algo. Somos un grupo muy extenso y horizontal integrado por profesores y directivos para pensar en el colegio del futuro. Hemos hecho centenares de entrevistas a familias, alumnos y profesores. Las tendremos en cuenta a la hora de diseñar la nueva Institución Educativa SEK”.