Javier Fernández (John Deere): “La única respuesta a los problemas del campo es la tecnología”

Javier Fernández John Deere

A principios de 2023, la keynote de apertura del mayor evento tecnológico del mundo, el CES de Las Vegas, corrió a cargo del presidente y CEO de John Deere, John May. ¿Qué tenía que decir al mundo de las big tech, los móviles e internet una empresa dedicada a mejoras las cosechas del campo? “Nos hemos convertido rápidamente en una de las compañías líderes en robótica e inteligencia artificial del mundo”, comenzó diciendo May en aquella charla memorable. Javier Fernández es el responsable del John Deere Parla Innovation Center. El campo europeo, asqueado con la forma en la que el mundo de la política está gestionando su futuro, debe mirar a la tecnología como su auténtica tabla de salvación, el gran aliado clave que le queda.

Pregunta: Hemos vivido un arranque del año marcado por las protestas agrícolas. Una medida positiva, la de conseguir más datos sobre el campo, ha acabado convirtiendo la transformación digital en algo antipático. Gracias Europa.

Respuesta: Muchas tecnologías generan rechazo no solo en el ámbito agrícola. La inteligencia artificial es el mejor ejemplo en la vida cotidiana. En el mundo de los cultivos de alto valor hay ciertas resistencias porque la gente piensa que se va a quedar sin trabajo si de repente hay un robot jornalero. Siempre insistimos en que no se trata de reemplazar, sino de liberar mano de obra para otras tareas que también hacen falta en la explotación. Donde una máquina pueda hacer el trabajo, que lo haga la máquina. Esos trabajadores se pueden emplear en otras tareas, hace falta mucha mano de obra. También cambia el perfil de la gente, podemos fijar profesionales más cualificados en el campo, que sepan de informática, de sistemas autónomos más complejos.

Pregunta: Aquella explotación que ha llevado el ritmo de actualización tecnológica, tanto en variedades como en digitalización, hoy no está tan vendida. Para quien no lo ha hecho, de repente, el salto que tiene que dar es brutal.

Respuesta: Sí, totalmente. Ahora mismo, la transformación digital empieza a ser obligada. De hecho, el famoso cuaderno de campo pasa a ser digital el 1 de enero. No hay opción. El otro día un agricultor me decía: “Yo no tengo problema, llevo 10 años digitalizando todo, para mí será apretar sólo un botón”. El que no lo haya hecho, ahora tiene que hacerlo y esa va a ser una barrera importante. Es la labor que tenemos que hacer de concienciación, de formación, porque es la única forma de que esos agricultores puedan seguir sobreviviendo. Cada vez hay más tecnología y el que la está utilizando produce mucho más barato y de forma mucho más sostenible que el que no la usa. Llega un momento en el que, si no estás en ese barco, te sacan del mercado.

"La tecnología es la única forma de compensar la brecha de costes"

¿Qué cambios traerá la inteligencia artificial generativa?¿Vamos a tener campos en los que podamos conversar con los árboles?

Es un tema caliente en la agricultura también, como en todas partes. Han surgido muchísimas ideas y muchísimas startups. Nosotros ya tenemos un producto comercialmente disponible que utiliza la inteligencia artificial para detectar en un campo de cereal o de maíz cuál es la mala hierba y cuál es la planta para aplicar el herbicida, con lo que logramos un 77% de ahorro. Estamos trabajando con sensores en el Centro de Innovación capaces de distinguir la uva de la hoja para contar los granos por planta; a continuación, con unos modelos, podemos hacer una predicción de cosecha, tan importante para las bodegas para planificar la logística.

En las protestas de los agricultores se ha hablado mucho también de la llegada de productos de terceros países, a unos precios muy competitivos por el coste de la mano de obra y porque no aplican la estricta regulación europea para producir. Bruselas no aplica los controles necesarios en todos los puertos de entrada. ¿La tecnología podrá compensar esa brecha de costes?

La tecnología es la única forma en la que podemos ser competitivos con esos países. En Europa somos más restrictivos y eso hace que nuestras explotaciones se vean más limitadas, en cuanto a los productos que pueden aplicar, y que los costes de producción, no solo por esos productos, sino también por la mano de obra y por otros factores, aumenten.

Esa es una realidad que no vamos a poder cambiar. La única respuesta es la tecnología. La capacidad de inversión de muchas explotaciones en Europa y el nivel de conocimiento de nuestros agricultores sí es superior al de otros países. Es la tecnología la que nos va a permitir bajar los costes para contrarrestar esa mano de obra más barata en otros países o esa legislación un poco más laxa.

Bajemos del plano teórico. Como representante del sector, ¿la tecnología va a ayudar al campo?

Sí, al 100%.

John Deere Parla Innovation Center. Colaboración con el foco en los cultivos de alto valor

¿Lo que hace el Parla Innovation Center es traer las tecnologías de John Deere y experimentarlas en nuestro país o también genera innovación?

El centro de innovación es un proyecto en el que estamos nueve empresas del sector agrícola, cada una de ellas especializada en una de las áreas que consideramos que el agricultor tiene que manejar en el día a día. Todas están relacionadas con los cultivos de alto valor, que son los más extendidos en España, como el olivar, la viña o el almendro, generalmente árboles. Son cultivos de alto valor porque el coste de producción es alto y el de la materia prima que se produce es también bastante más elevado que el del cereal u otros cultivos extensivos. Tenemos unos campos experimentales en nuestras instalaciones de Parla y entre todos los gestionamos.

¿Cuáles son las apuestas para este 2024?

Los grandes retos de la agricultura son el agua, los insumos, la mano de obra y la legislación cambiante. Nos enfocamos en esas cuatro áreas para intentar desarrollar tecnologías que ayuden al agricultor a ser más eficiente y sostenible. En John Deere, en el tema del agua no tenemos mucho que decir, estamos muy enfocados en la reducción de los insumos, es decir, pesticidas y fertilizantes. Con nuestras máquinas y nuestra tecnología de agricultura de precisión, somos capaces de ahorrar un 25% de fertilizantes a un agricultor, aplicando a cada planta o en cada zona de la parcela el que le hace falta a la planta,

Es el Exact Shot.

Sí, exacto. En este caso es para maíz y para soja, no para los cultivos de altura. La segunda área de mayor enfoque para John Deere es la mano de obra. Se trata de un problema grave, casi en cualquier continente. En Europa y en California también. No sólo por el coste de la mano de obra, y los cultivos de alto valor necesitan de mucha, sino porque no hay disponibilidad. La gente no quiere trabajar en el campo a 40 grados, con sol, polvo y muchas horas.

El primer paso es la automatización del mayor número de procesos y trabajos posibles. El segundo ya sería introducir robots o máquinas autónomas. Estamos ahora en temas de guiado automático para los tractores, algo que no es nuevo en cultivos extensivos, pero sí en los de alto valor en los que se trabaja entre árboles y la señal de GPS es más difícil de obtener.

Tenemos también un pulverizador autónomo 100% que no necesita a un operario en la cabina. Es fruto de una joint venture con una startup norteamericana. Sabemos que ha funcionado muy bien allí y lo traemos al centro de innovación y lo probamos en nuestros campos experimentales para ver si se adapta a las condiciones europeas, con campos más pequeños y marcos de plantación más estrechos.

"En el campo Europeo falta cultura de la innovación"

Está bien hablar de startups. ¿Cómo incentivar el emprendimiento tecnológico en el campo español? Pese ser líderes en producción hortofrutícola, estamos lejos del dinamismo del mercado norteamericano en agrotech, de su capacidad de movilizar capital riesgo. ¿Es un problema de los inversores o de que los innovadores del campo no se animan a dar el salto?

En EEUU hay una cultura de innovación mucho más desarrollada que en Europa. También hay más conexión entre la startup y la empresa, y entre la investigación y la empresa. Incluso la investigación pública siempre está ligada a algún proyecto privado y termina en un producto comercializable. En España existe un poco de desconexión, es lo que intenta hacer también el Innovation Center de John Deere.

Nosotros tenemos como colaboradores a startups y a la Universidad Politécnica de Madrid. Les intentamos trasladar cuáles son las innovaciones que creemos que van a tener más sentido comercial y estamos interesados en desarrollar y nos apoyamos en ellos para que nos ayuden a hacerlo.

Cuando se trata de llevar el modelo de la industria 4.0 al campo surgen toda clase de obstáculos, especialmente el de la conectividad.

Seguramente la visión que tenemos de la agricultura es un poco más tradicional, pero es un mundo muy heterogéneo. Tenemos casos de empresas en España que nos piden cosas que todavía no hemos desarrollado. Sí hay tirón, un cierto sector de la agricultura nos demanda más y ese es en el grupo en el que nos fijamos porque es el más profesional, es el que es también a la larga más sostenible desde el punto de vista de viabilidad económica y de las explotaciones.

Esos clientes son la punta de lanza de la agricultura en España. Y luego, a través de nuestros concesionarios, intentamos hacer una labor de concienciación con el agricultor mediano y más pequeño acerca de cómo la tecnología puede ayudarles en su día a día a no perder el paso. Porque si no, esas grandes empresas, que producen de forma mucho más eficiente, poco a poco van a ir sacando al pequeño agricultor del campo.

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