En 2005, Jordi Torras creó una empresa de consultoría que, más tarde, se especializaría en ayudar a sus clientes (BBVA, Telefónica, entre otras) a mejorar los resultados de los buscadores de sus webs. Hoy, trece años después, esa misma compañía, Inbenta, lanza un software de Inteligencia Artificial basado en el procesamiento del lenguaje natural. “Si tienes alguna duda, puedes llamar al típico teléfono o puedes buscar de manera online, encontrando el sistema y haciendo una pregunta. El caso es que nuestro software contesta automáticamente, como si fuera una persona”, explica Torras.
Este buscador (o asistente virtual, o chatbot) funciona basándose en significados, no en palabras clave, que es lo que estaba usando hasta ese momento. Y, a partir de ahí, aparte de vender consultoría, vendían su producto. Ese es el origen. “La mayoría de nuestro competidores de hoy en día utilizan lo que yo llamo machine learning de fuerza bruta”. Según él, básicamente es dar unos cuantos ejemplos de preguntas de usuarios con la respuesta que se gustaría tener y aprenderlas. “El problema es que, para que esos programas funcionen bien, hay que darle tantos ejemplos que los proyectos se hacen impracticables. Lo que nosotros hacemos es tener un sistema analítico basado en un léxico. Por otro lado, cuando nuestros competidores tienen que dar más de 100 respuestas distintas empiezan a hacerse un lío. Nosotros tenemos clientes con más de 5.000 respuestas distintas. Que se entienden perfectamente, claro”.
En un mundo dominado por las modas –ahora toca el Internet de las Cosas, ayer fueron los drones, mañana será el blockchain–, Torras tiene una cosa clara: la IA lleva ya muchos años “arrastrándose”. Su honestidad no es impostada: “es claro si miras hoy en día 2001: Una odisea en el espacio, que se hizo en el año 1968. Tiene tantos años como yo, y n aquella época ya se hablaba de IA. Se prometió tanto que los resultados no fueron los esperados, y empezó lo que se llama el ‘invierno de la IA’; es decir, una época en la que nadie creía en ella, costaba mucho encontrar financiación, etc”, explica. “Desde hace muy poco, ese invierno se ha acabado, y se ha convertido en este hype, en esta moda. Yo lo que creo es que todas estas modas, que vienen de Silicon Valley van apareciendo y que luego, simplemente, dejan de estar en boga”. Lo que sí ha pasado es que se han mejorado mucho los algoritmos de machine learning y de redes neuronales, indica. Pero Torras insiste:podréis ver que dentro de dos años la IA ya no estará de moda, habrá otra cosa y seguirán habiendo aplicaciones en Inteligencia Artificial, mejoras, pero esta moda habrá desaparecido. Ya lo veréis”.
Inbenta nació en España. De hecho, el centro principal de investigación lo siguen teniendo aquí. La oficina donde tienen más empleados está todavía en España. Pero hace unos años movieron su oficina fiscal a Silicon Valley, donde Torras vive la mayoría del tiempo. Pero el CEO de Inbenta sigue desmitificando conceptos. “Más allá de que es la llamada ‘Meca de la tecnología’, es el lugar donde están los inversores, los competidores, el talento, las compañías que ayudan, abogados, marketing online… Está toda la maquinaria que hace que funcionen las compañías tecnológicas hoy en día. Más allá de la idea romántica del garaje (que los sigue habiendo) hay miles de compañías de inversión, de venture capital. Miles. Pero es que también hay miles de startups. Es un ecosistema que funciona con una lógica muy especial, sin duda. Pero funciona. Desde hace bastantes años. Fíjate que nuestro primer inversor, en 2014, era un venture capital de Chile. ¿Por qué un inversor de Chile pone dinero en una empresa española? Porque nos encontramos en Silicon Valley. Así de simple”.
Este lugar no es solamente un sitio donde hay que estar. Es un paisaje donde te encuentras con todo el mundo. Es una ciudad de encuentros, todo el mundo acaba ahí: en muy pocos kilómetros existe la capacidad de encontrarse con inversores, con posibles clientes, y también con los competidores… Eso, a este nivel, no existe en otro lugar del mundo. De ahí las eternas diferencias con España. ¿O no? “Mi opinión personal es que hay un cierto complejo al decir que la innovación y la inversión no funcionan en España. Yo creo que no es un problema de este país, es un problema de Europa respecto a EEUU. España no es distinta a lo que te encuentras en el resto de Europa… El dinero se intenta invertir en cosas más seguras: vivienda, empresas consolidadas, etc. Hay menos tolerancia al riesgo desde el punto de vista de capital. En EEUU, la cultura es completamente distinta. Hay una parte en la que se invierte en menos riesgo, pero hay una tradición histórica de arriesgar dinero en tecnología. Y les ha ido muy bien”.