América Latina ha atravesado por cuatro grandes crisis económicas de alcance regional: la de los años treinta (la Gran Depresión), la de los ochenta, la de 1997-2003 y la que se inició a mediados de 2014. Esta última, que aún permanece en la actualidad, “esta caracterizada por una caída muy fuerte de los precios de los productos básicos” y, sin embargo, es la que ha registrado un descenso más moderado de la financiación externa, según señala el profesor colombiano José Antonio Ocampo.
Hay elementos nuevos y diferenciadores en esta última crisis. Si se compara con las dos anteriores, por ejemplo, “existe un crecimiento muy lento del comercio internacional”, afirma el presidente del Comité de Políticas de Desarrollo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC). Él ha ofrecido el pasado jueves, en la Fundación Ramón Areces, la conferencia titulada 'Las crisis latinoamericanas en perspectiva histórica’.
El considera que la actual “no es una crisis muy fuerte, pero sí puede ser relativamente prolongada porque no hay grandes expectativas de recuperación”. Queda por ver como afectará a las capas sociales más desfavorecidas. “Con la crisis de las años 80 ciertamente aumentaron las desigualdes, pero con la de fin de siglo no tanto”, afirma el exministro colombiano y actual profesor de la Universidad de Columbia. “De hecho, fue un puto de inflexión hacia la mejoría distributiva que se experimentó posteriormente”.
Endeudamiento y gasto
La receta para salir de la crisis contiene, en opinión de Ocampo, una serie de ingredientes esenciales. Entre ellos, “mantener el bajo nivel de endeudamiento de los países” para continuar disponiendo de esa financiación externa antes mencionada. Además, hay que “promover políticas de desarrollo productivo para explotar distintas posibilidades” y hacer frente a los principales problemas de la región, por ejemplo, la desindustrialización que sufren muchos países.
El que fuera candidato a presidir el Banco Mundial a propuesta de un grupo de países en desarrollo considera que hay un “problema recurrente” en América Latina: “la tendencia a sobregastar durante los periodos de abundancia”. “Esto hace que los márgenes para afrontar la crisis sean limitados”, advierte en declaraciones a Innovaspain.
ONU y Colombia
Él preside el Comité de Políticas de Desarrollo del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas, una entidad técnica que realiza tres tareas básicas. “La primera es hacer seguimientos a los países más pobres del mundo para ver cómo se puede contribuir con su desarrollo. La segunda es hacer una reflexión constante sobre el sistema de gobernabilidad mundial en materia económica y social para ver en qué medida se puede mejorar. Y la tercera es vigilar el cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU”, apunta.
También ha dirigido la Misión para la Transformación del Campo de Colombia, que concluyó con una serie de “propuestas en materia de política de desarrollo rural pensando en la estrategia de paz del país”, dice José Antonio Ocampo.
Sobre ese proceso, cree que “el paso más importante” es la “reconcentración de los anteriores guerrilleros es una zona específica del país” y está a punto de concluir. Dicho trabajo, que está bajo la vigilancia de Naciones Unidas, debe abrir la puerta a la entrega de armas, afirma. Y añade que el siguiente escalón será la aprobación de “una serie de normas legales que son esenciales para el proceso de paz”, como la amnistía o la nueva ley de tierras. Por último, será necesario abordar “políticas de apoyo a las regiones donde se concentró el conflicto”.