La segunda jornada del South Summit 2017 ha tenido uno de los momentos más interesantes de la mañana: la intervención de José Luis Cordeiro, ingeniero del MIT y profesor fundador de la Singularity Universe de Silicon Valley, además de ser, actualmente, uno de los gurús internacionales en el campo de la realidad virtual y la inteligencia artificial. Aunque quizá sea más conocido por sus peculiares declaraciones, como que el ser humano será inmortal dentro de dos o tres décadas.
“La inteligencia artificial pronto alcanzará a nuestra, lo que supondrá el fin de la era humana. Empezará otra era. Llegará un momento en el que podremos ver el genoma humano de cada persona. Lo sabremos todo: qué enfermedades tendrás, tu línea familiar, de qué morirás, etcétera. En el futuro diseñaremos a nuestros hijos. Si no los diseñas, te denunciarán por ello. Hoy en día, estamos aquí todos por error, pero somos la última generación que lo hará”, ha asegurado.
Estas potentes declaraciones han ido precedidas de las que lo han hecho famoso en todo el mundo. Y es que, según Cordeiro, en las próximas dos o tres décadas podremos “controlar el envejecimiento humano y curarlo, por lo que la inmortalidad será una realidad. Seremos testigos de la muerte de la muerte […] Se sabrá todo: lo alto que puedes ser, el color de los ojos, las opciones que tienes de tener enfermedades e incluso hasta donde puedes morir. Podrán ver la línea paterna, la materna, compararlas para saber hasta dónde llega tu árbol genealógico y el parentesco que tienes con otros seres humanos. No está tan lejos: Microsoft y Google ya estudian cómo acabar con el cáncer y hacernos inmortales en diez años, por ejemplo”.
Una de las claves de este nuevo mundo que él visualiza es el paso de la manufactura a la “mentefactura”, que es lo que agrega valor a las materias primas. Y eso es posible gracias al desarrollo tecnológico, que va a determinar el futuro.
“Hasta el siglo XVIII, el mundo vivía encerrado en un mundo de muy bajos niveles de riqueza y de una esperanza de vida que, en promedio, no superaba los 25 años. La revolución industrial cambió este escenario, acelerando el crecimiento de la población y de la renta per cápita. Hoy, el desarrollo económico es cada vez más rápido, los países tardan menos tiempo en desarrollarse, por lo que no hay excusas para seguir siendo subdesarrollado, porque sabemos que hay cosas que funcionan y otras que no”, ha explicado.