Ingeniero en la especialidad de Organización Industrial por la Escuela de Ingeniería de Bilbao, José Luis Fierro realizó anteriormente los estudios de Ingeniería Técnica Electrónica. Esta formación la compaginó con el trabajo, así como con el deporte de las traineras, formando parte de las tripulaciones de los equipos vizcaínos de Deusto, Portugalete y Zierbena.
En el ámbito laboral, entró como becario en el año 2000 en la compañía Carlo Gavazzi para ascender desde entonces a cargos de mayor responsabilidad en el departamento técnico, y posteriormente a la dirección comercial. Desde 2014 es el director general de filial española de esta multinacional de origen italiano. Fierro también es delegado de la zona norte de A3e.
1. A lo largo de su trayectoria profesional, ¿qué decisión ha tomado que haya tenido como consecuencia un mayor grado de innovación?
Una de las decisiones que mejores recuerdos me trae, la cual marcó incluso un punto de inflexión en mi trayectoria en Carlo Gavazzi, fue el lanzamiento en 2008 de un nuevo proyecto para la monitorización de plantas solares fotovoltaicas. En aquella época, tras la explosión del mercado de energía solar, la opinión generalizada del sector recalcaba que ese desarrollo no hacía falta. Sin embargo, seguimos insistiendo en avanzar hasta consolidarnos como pioneros en su implantación. Desde el principio teníamos fe en que la monitorización de las plantas solares fotovoltaicas era una herramienta muy necesaria para conocer el retorno de la inversión de esta fuente de energía renovable. También para poder detectar los fallos en estas plantas desde su puesta en marcha, optimizando el mantenimiento y maximizando su producción.
2. ¿Cuáles son las claves para culminar con éxito un proceso innovador?
La principal cuestión es que las diversas fases del desarrollo innovador deben ser validadas de acuerdo a la demanda del mercado por parte del cliente final. El objetivo es que el proyecto pase de su fase teórica a su implantación práctica. Para esta evolución, la innovación debe visualizar el valor añadido y la rentabilidad que aporta al negocio. Y este plus tiene que estar muy definido por los promotores del proyecto desde su fase inicial para que cuando la innovación llegue al mercado pueda ser monetizada.
3. Tres consejos para quienes estén dispuestos a abordar cambios, acciones o procesos innovadores en su empresa o entorno.
El primer consejo es que los promotores tengan bien pensado lo que quieren hacer y para qué lo quieren hacer. El segundo es involucrar a todo el equipo, o por lo menos a sus piezas claves, para que estén motivados y alineados con la estrategia de cambio. Que desde el primer momento dispongan de acceso a toda la información, para que estén convencidos de las mejoras que generara la transformación de la empresa. El tercer consejo es que el proceso tenga consistencia en todos sus pasos y acciones. Que cuando vengan los malos momentos no se abandone o ralentice. Esta consistencia es la que genera credibilidad al proceso innovador.
4. ¿Cuál es, a su juicio, la mayor innovación que ha tenido lugar en los últimos 50 años en todos los ámbitos?
La innovación que ha impactado con mayor profundidad en los distintos sectores económicos, e incluso en nuestro día a día, creo que ha sido Internet. Esta irrupción tecnológica nos ha cambiado la forma de vivir, de trabajar, de estudiar y sobre todo de comunicarnos y relacionarnos con los demás.
La medicina también ha logrado grandes avances mediante la secuenciación del genoma humano o con los sistemas de cirugía robótica entre otras innovaciones. Este desarrollo de la medicina logrado en las últimas décadas ha posibilitado nuevos tratamientos responsables del 73 % del aumento de la esperanza de vida en la población.
Mi apuesta para el futuro como tecnología disruptiva de los próximos años es el Blockchain, que ayudará, probablemente, a mejorar los actuales modelos de negocio y creara nuevos, tal y como lo hizo Internet en sus inicios.