En su libro “Florecimiento humano en la era de la inteligencia artificial” (Ediciones Universidad de Navarra), José Luis Guillén, director general de Estrategia, Transformación y Experiencia de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), invita a ampliar y fomentar el criterio de las personas en tiempos convulsos a todos los niveles. Para reforzar su base argumental, Guillén aplica también parte de lo aprendido en su etapa como vicepresidente del Tecnológico de Monterrey. “Allí nos hicimos la gran pregunta: ¿Para qué sirve una universidad?” La respuesta abraza la virtud aristotélica, pero mira de frente al momento actual. Desde una perspectiva optimista, el experto es partidario de integrar la inteligencia artificial de un modo decidido. “Lo importante es conocer cómo, cuándo y dónde la utilizamos. No podemos permitir que manipule la toma de decisiones”.
José Luis Guillén ha participado esta semana en Expoelearning, que se ha consagrado como el gran encuentro de la comunidad educativa innovadora. “Nuestra misión como institución educativa es ayudar a distinguir el juicio crítico, apostar por la curiosidad y la creatividad. Elementos que contribuyen a que vivamos mejor”. El representante de la UFV añade a esta ecuación otros aspectos muy ligados a la inteligencia emocional. “El propósito, la consciencia, la atención, alinearnos con nuestros valores… A veces, vamos tan rápido que no nos damos plena cuenta de aquello que hacemos. El entorno es complejo, pero las instituciones educativas debemos ser capaces de atajar las complicaciones y facilitar al alumnado su paso por un mundo que cambia a un ritmo sin precedentes”.
Que es imposible ponerle puertas al campo lo demuestran algunas decisiones recientes. Ya en 2019, antes de la irrupción de Chat GPT, Singapur presentó su Estrategia Nacional de IA para favorecer la creación de empresas que exploraran proyectos en esta línea. Ahora llega el nuevo giro: la Estrategia Nacional de IA 2.0, un plan de 740 millones de dólares para los próximos cinco años que incluye el subsidio de los gastos académicos universitarios de personas mayores de 40 años.
“Uno de los objetivos que perseguimos es que, los estudiantes de hoy, lleven una buena vida profesional en el futuro. Sea cual sea nuestra profesión, debemos tener una mirada positiva hacia la IA, ya que todos podemos sacarle partido en nuestras actividades diarias”, indicaba José Luis Guillén. “Otra pregunta distinta, de índole ético, es si las personas estamos preparadas para seguir el ritmo que nos exige el momento actual. Parece que China está tomando la delantera por primera vez en determinadas áreas. Competimos en un mundo global, una coyuntura que repercute en las corporaciones y en cómo estas presionan a los trabajadores para que se adapten lo antes posible, y de forma continuada, al nuevo tablero de juego. ¿Somos realmente capaces de hacerlo? Es un debate apasionante”.
El experto opina que, aunque los ritmos varían, instituciones educativas, empresas y organismos, se están poniendo manos a la obra para afrontar su transformación particular. “El aprendizaje por retos o por proyectos gana espacio paulatinamente. Desde hace unos años, en la UFV integramos la IA de forma natural como una ayuda en el aprendizaje”. En la universidad tratan de que las humanidades y la ética impregnen cada paso. “Insisto: tenemos que ser capaces de parar y cuestionarnos cómo hacemos las cosas. Debemos darnos ese ‘espacio’ mental”.