Transparencia, solidez y discreción siempre son características que no suelen faltar en los buenos directivos. El otro día tuve la oportunidad de escuchar a José María de la Torre, una de las personas de la cúpula mundial de Hewlett Packard Enterprise desde su puesto de responsable máximo del sur de Europa y presidente y CEO para España, en una reunión organizada por Deusto Business School. Ingeniero de formación y larga trayectoria profesional, dio algunas pautas a seguir que conviene recordar a empresas, empresarios, directivos y, en general, a todas las personas que nos hacemos preguntas sobre el futuro.
Los momentos de cambio como el que vivimos da para muchas divagaciones y hay que agradecer el baño de realidad en el que nos sumergió José María de la Torre, animando a todos a que reconozcamos que en esta época conviene aceptar nuevas formas y meterse de lleno en este mundo cambiante.
El ejemplo de su empresa es radical: de 300.000 a 100.000 empleados con perfiles más especializados y reconocimiento, sin tapujos, de que por muy líder que podamos ser no puedes competir con el ingenio de aquellos que, precisamente gracias a las tecnologías desarrolladas por grandes empresas, entre otras la tuya propia, han sabido desarrollar productos y servicios muy competitivos, aunque sean pequeñas empresas. El resultado es que para ir rápidos en el proceso de cambio han tenido que comprar una serie de startups. La conclusión es sencilla: o cambias rápido o desapareces.
Hay que aliarse con el talento, subrayó José María de la Torre y las vías para integrarlo son varías. Una es comprar, otra desarrollarlo internamente o en el entorno global en que nos movemos. Para lo segundo HP puso en marcha hace poco menos de un año en Las Rozas (Madrid) un centro, único en su organización, donde alojan a gente de la casa, a colaboradores externos ofreciendo, además, que investigadores sin relación alguna con la empresa y que no tienen los medios suficientes para probar o desarrollar algún tema relacionado.
Es difícil encontrar a quién con claridad habla de los déficits internos y las empresas en general deberían aprender esta sencilla lección, igual que cada uno de los directivos o los profesionales que aspiran a serlo. Si eres directivo tienes que rodearte de los mejores, hacer equipo reconociendo y haciendo reconocer los vacíos que cada uno tenemos y trabajar. Como siempre ocurre en el éxito, el esfuerzo forma parte del mismo.
Es de agradecer estos mensajes sencillos y siempre útiles. Vivimos en una época de efervescencia en la literatura empresarial y es curioso como, ante los interrogantes que plantea esta nueva realidad que estamos viviendo con la globalización, la ley de Moore, los crecimientos exponenciales, los nuevos monopolios, etc, que la resumen, volvemos a los sencillos mensajes de los clásicos o a ese sentido común que rebosa en algunos directivos que son capaces de resumir en pocos conceptos algo tan difícil como es prepararse para el cambio. Me viene a la cabeza la inteligente reflexión de Peter Drucker que decía que “si quieres hacer algo nuevo, tienes que parar de hacer algo antiguo”.