José María Lassalle habla con el bagaje de años conociendo de primera mano la transformación digital. Un hecho que el director del Foro de Humanismo Tecnológico de Esade ha abordado durante tres días en el ciclo ‘Conversaciones’ que se celebró online del 1 al 3 de este mes. Sabe de sobra que el dominio de esta puede marcar la diferencia. “No podemos seguir pensando que la transformación digital es neutra, que la técnica es neutra, sino que es poder”, avisa.
Lassalle razona este punto. “El poder puede influir en el ser humano, puede condicionar las sociedades, y por tanto hace falta abrir espacios de debate en nuestras democracias para que, a través de estos debates, podamos desarrollar políticas públicas que regulen los algoritmos”, asegura en una entrevista telefónica con Innovaspain.
Así, la regulación de una evolución que ha llegado para quedarse permitiría a los gobiernos introducir filtros que rebajen el peligro que podría suponer. A través de “sesgos humanísticos, igualitarios que no generen situaciones de inequidad y discriminación”. Para así ser capaces de convertir la tecnología “realmente en un aliado de la libertad y capacidad de elección del ser humano”.
De ahí la importancia de generar espacios de reflexión que permitan dar poso al sprint tecnológico. El director del Foro justifica la necesidad de buscar y encontrar un pensamiento crítico a través de la tecnología. “Es precisamente lo que busca el proyecto que dirijo”.
El antiguo secretario de estado de Cultura y Agenda Digital durante los años de gobierno de Mariano Rajoy (PP) cita al urbanista Paul Virilio para señalar el fin de este proyecto. “La capacidad de transformación de nuestras sociedades harán posible el gobierno de lo mejor, no el gobierno de lo peor”. Un Foro que busca dar vigor y capacitar a la sociedad a través del debate crítico.
La transformación digital que debe, en opinión de Lassalle, girar en torno al ser humano. Ya lo decía Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas”, parafrasea. Eso es el humanismo tecnológico. Una “reflexión” que pretende establecer una relación del ser humano con la tecnología “que preserve la centralidad y el protagonismo del primero”. El riesgo que corre la humanidad, por tanto, se encuentra en que se “diluya” la identidad humana a causa de una tecnología inmersiva que acabe transformando la naturaleza de lo humano.
“Nos toca decidir si la tecnología será un instrumento distópico o una herramienta a nuestro servicio”
El cine ha recreado durante décadas escenarios distópicos en los que la tecnología acaba con la humanidad. Una de esas películas icónicas es Terminator, futuro que Lassalle descarta como posible. “Está muy lejos del imaginario que los ciborgs sean capaces de modificar al ser humano y llevar a cabo una especie de mestizaje corpóreo hombre-máquina”.
Más real está el cruce de caminos hacia el que se dirige la tecnología. El profesor expone dos posibilidades: instrumento distópico o valor al servicio de la humanidad, de la democracia y los valores éticos. De lo primero apunta a China. “Allí, el conocimiento de los datos, el manejo de la IA, el desarrollo de la conectividad, se pone al servicio (como se ve en las apps de rastreo) para monitorizar y vigilar a una sociedad”.
En el otro extremo, está la conclusión del grupo independiente de experto del panel de alto nivel sobre la IA de la Unión Europea: “es posible un enfoque ético de la inteligencia artificial basado en los derechos humanos”. El objetivo es el horizonte, hoy utópico, que considera que la democracia es una base prometedora para identificar los principios y valores éticos abstractos que han de ponerse en práctica en ese marco de desarrollo de la IA.
“La pandemia está evidenciando que podemos tener en la tecnología un aliado para combatir los males de este mundo”
Si la carrera tecnológica ya iba disparada, la pandemia ha acabado de sumarle otra marcha más. Pero Lassalle ve en ello un ejemplo del horizonte utópico mencionado. “La pandemia está evidenciando que podemos tener en la tecnología un aliado para combatir los males de este mundo, y particularmente el mal de la Covid-19”.
El uso de nuestra huella digital para aplicaciones de rastreo de casos de coronavirus son “una línea de trabajo” que ha aprovechado el incremento exponencial el tráfico de datos y todo lo que representa la conectividad digital. Si bien, matiza, “no han logrado probablemente todos los objetivos que se pusieron en ellas”.
En este sentido, hace referencia a la Estrategia de Inteligencia Artificial aprobada el pasado 1 de diciembre por el Gobierno. También menciona la Carta de Derechos Digitales. Ambas, cree, “están marcando una tendencia que ponen en evidencia el deseo de que la centralidad humana y el protagonismo del hombre en la gestión de la experiencia digital sea salvaguardada”.
España, a la vanguardia tecnológica europea, opina Lassalle
“Somos uno de los países que hemos sido capaces de dotarnos con las mejores infraestructuras tecnológicas. Hemos desarrollado un marco regulatorio absolutamente alineado con los planteamientos de la UE. De hecho, España ha liderado junto a Alemania, Francia y Reino Unido, durante muchos años el marco regulatorio de la UE, y todavía lo hace hoy”.
Lassalle tiene claro que el trabajo en este ámbito se está realizando con la colaboración entre distintos gobiernos. Algo inusual cuando se piensa en las sucesivas leyes de educación. “Creo que España ha hecho una buena labor en este campo”, concluye.
En su caso, continuó el trabajo que ya se realizaba por parte de las administraciones de José Luis Rodríguez Zapatero (PSOE), y la actual de Pedro Sánchez (PSOE) prosigue la que él mismo desarrolló.
“Hemos actuado bien. Hemos evitado las polarizaciones, los debates. Y creo que actualmente, a raíz de ello, la tecnología nos ha estado ayudando durante la pandemia. No ha habido ni un solo momento en el que hubiera fallado la conectividad. Porque tenemos unas infraestructuras en cuanto al despliegue de fibra óptica que son de las mejores del mundo. Tenemos más fibra óptica desplegada que Alemania, Francia, Italia y Reino Unido juntos”, desgrana.
La educación como voz del debate
El ciclo ‘Conversaciones’ ha refrendado la idea de Lassalle sobre la necesidad de unos entornos académicos que capten “una masa crítica de pensamiento y reflexión”. “Deben ser uno de los vectores a través de los cuales la sociedad trabaje estos temas”, agrega.
Así, el Foro de Humanismo Tecnológico de Esade ha iniciado una línea de trabajo y colaboración con la Universidad Católica del Uruguay y su departamento de Humanidades. En los próximos planes del director está también aún la posibilidad de colaboración con la Universidad Autónoma de México. “Queremos ir abriéndonos a todo el mundo latinoamericano”, afirma.
El target son los egresados. “Queremos trasladarles mecanismos de reflexión crítica que les habiliten como profesionales que tengan capacidad para discernir éticamente y que mejoren en el manejo de sus capacidades digitales”, desvela.
Valores como la ética o el respeto a una dimensión humana donde el otro no es solamente objeto de uso o algo instrumental. “Sino que el otro es una alteridad que debe ser respetada, salvaguardada, si queremos que el mundo tecnológico contribuya a mejorarnos como individuos y como sociedad”, reflexiona.
Foro para una tecnología “a tiempo” de encauzarse
De reciente creación, el Foro nace con la vocación de ser un centro de investigación, reflexión permanente, que desarrolle líneas de trabajo. Entre otras, una página web que tiene medio año de vida. En ella se añaden permanentemente repertorios de información, con un repositorio de trabajos por parte de todos los expertos vinculados al centro, que tiene una nómina de enorme prestigio dentro del ámbito del mundo digital y que combina a tecnólogos, personas del mundo empresarial, del mundo digital y académico.
Su director dibuja algunos de los siguientes pasos que seguirá la institución. “Estamos desarrollando una línea de podcast, entrevistando a gente del mundo tecnológico para que hablen sobre las coordenadas del humanismo tecnológico. Nuestra intención es seguir trabajando en el desarrollo de publicaciones, la búsqueda de organización de seminarios y líneas de trabajo que van a tratar de identificar los ámbitos de reflexión que plantea el humanismo tecnológico”.
Una ardua tarea pero para que la humanidad, opina Lassalle, “todavía llega a tiempo”.
“La tecnología no ha sido capaz de agotar la capacidad creativa, innovadora, del ser humano. A pesar de que se ha condicionado enormemente nuestra libertad de elección, a través de algoritmos y procesos vinculados a sistemas de Inteligencia Artificial, mecanismos de automatización que han limitado nuestra capacidad para decidir, sin embargo yo creo que el ser humano todavía tiene por delante la capacidad para seguir dando sentido a lo que hacemos con la tecnología”.