El investigador de la Universidad Politécnica de Valencia, José Miguel Adam, acaba de hacerse con una de las ayudas más relevantes de las concedidas por la Unión Europea. Se trata de una beca ERC Consolidator Grant del Consejo Europeo de Investigación, dotada con 2,5 millones de euros. El organismo confía en que el proyecto Endure, del que Adam está a la cabeza dentro del Instituto Universitario de Ciencia y Tecnología del Hormigón de la UPV, derive en la construcción de edificios más resistentes a ataques terroristas, desastres naturales y otros eventos extremos.
Físico de vocación, Adam optó finalmente por la Ingeniería de Canales, Caminos y Puertos. “Veía que investigar sería complicado en España, aunque por fortuna ha resultado la actividad a la que dedico más tiempo”. Define el proyecto Endure como una “propuesta radical” con un objetivo claro: definir una nueva filosofía de diseño de infraestructuras abogando al máximo por la seguridad, sobre todo en las construcciones consideradas críticas, como aeropuertos, estaciones, colegios u hospitales.
Máxima innovación sin disrupción tecnológica
“Actualmente, cuando diseñamos un edificio, todo queda bien unido. Vigas, columnas, forjados…Esta técnica, que funciona bien incluso para afrontar pequeños terremotos, puede ser perjudicial ante otros eventos de mayor gravedad, provocando un fallo en cadena desde el punto del impacto, como una columna, al resto de estructuras”. La clave de Endure pasa por evitar ese efecto dominó. Para ello opta por segmentar distintos elementos y unir las partes con lo que Adam y su equipo conocen como fusibles estructurales. “Así anulamos la propagación de fallos por toda la construcción”.
Adam empezó a darle vueltas al proyecto observando el funcionamiento de las redes eléctricas y las funciones de seguridad de los fusibles, por ejemplo, ante una sobrecarga de tensión. “Combinaremos la continuidad actual con la segmentación conectada”. La relevancia de la iniciativa no está ligada a grandes disrupciones tecnológicas, sino a una evolución de la materia gris en torno a elementos y técnicas ya existentes. “El fusible estructural no es un mecanismo especialmente complejo”, dice Adam. “El sector de la construcción es conservador y resulta complejo introducir nuevos materiales. Emplearemos hormigón y acero”.
En la línea europea
Endure se desarrollará entre 2021 y 2026. De la ciencia básica, el proyecto viajará paulatinamente hacia lo tangible. “Además de definir una filosofía de diseño con fusibles estructurales, en los últimos años del proyecto queremos entrar en contacto directo con la industria y con las empresas que se dedican a normalizar la construcción”, detalla José Miguel Adam sobre la necesaria transmisión de conocimiento. La iniciativa contempla además ensayos en dos edificios piloto de hormigón y acero a escala real -3 plantas de 30x20 metros cada una- en el campus de la UPV.
La propuesta del investigador de la UPV encaja con el reto social de seguridad de la UE. “Queremos sociedades más resilientes, y Endure está orientado hacia el Green Deal propuesto por la Comisión Europea. Si evitamos fallos en edificios, estos no se derrumban y no hay que acometer nuevas construcciones. La reducción de la huella de CO2 es brutal”, explica Adam.
Evitar el desastre de Génova
En España, “como en casi todas partes”, el investigador cree que merece la pena trabajar con mayor ahínco en el mantenimiento de infraestructuras y edificios. Adam recuerda el trágico derrumbe del Puente Morandi de Génova, donde una conservación “nefasta o nula” provocó la muerte de 43 personas. “Tenemos un parque muy grande de construcciones, pero nos falta investigar más e implementar esas investigaciones sobre el terreno. Por mucho que mejoremos en nuevas construcciones, poco avanzaremos sin no mantenemos lo ya existente”, añade.
El germen de Endure lo encontramos en la Beca Leonardo que en 2017 otorgó la Fundación BBVA a José M. Adam. En el desarrollo del proyecto colaborarán investigadores de la Universidad de Surrey (Reino Unido) y de la Universitat Politècnica de Catalunya. El grupo de Adam trabaja en paralelo en otro proyecto próximo a Endure, financiado en este caso por el Ministerio de Ciencia e Innovación. “La diferencia es que ponemos el foco en evitar colapsos en estructuras prefabricadas de hormigón. Es una tendencia en la construcción porque aporta calidad y la huella medioambiental es menor”.