La población juvenil va en retroceso en los más de 8.000 pueblos que tiene España. Así lo demuestran los últimos datos ofrecidos por la Alta Comisionada para el Reto Demográfico que refleja que en cerca de 2.500 pueblos no hay ningún joven. Aprovechando que en los meses de verano hay un evidente desplazamiento de población de las ciudades o los pueblos, los jóvenes fundadores de la consultora Mazinn han elaborado un estudio que refleja ‘Cómo es el pueblo perfecto para la generación Z’, con el objetivo de ayudar a los pueblos de la España Vaciada a entender y conectar con las necesidades de los jóvenes de entre 18 y 24 años.
Precisamente hace unos meses, Mazinn arrancó ‘Mazinn x Torrelodones’, un ejemplo perfecto de proyecto, cuyo reto es conseguir que el ayuntamiento de esta localidad madrileña se acerque más a los vecinos jóvenes para involucrarlos más en la vida del pueblo y generar un mayor sentimiento de pertenencia. Según la consultora, se trata de una generación muy heterogénea en cuanto a sus gustos, pero con puntos en común en lo social: son inquietos, buscan planes diferentes, no quieren lo cotidiano y su principal motivación y preocupación es estar en un entorno participativo que les permita socializar constantemente.
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«Somos una generación que valora mucho la gran ciudad por las oportunidades que ofrece, aunque cada vez apreciamos más el ambiente de pueblo, donde desconectamos y cada verano vivimos experiencias nuevas, las cuales nos gusta compartir con gente que entiende ese sentimiento de pertenencia», asegura Adrián Ballester, cofundador de Mazinn.
¿Qué hace que un pueblo sea atractivo para los jóvenes?
Según este estudio, elaborado también a través de Instagram, la red social por excelencia de esta generación, existen cinco características que hacen que un pueblo sea atractivo para estos jóvenes:
Actividades culturales no convencionales: a esta generación sí que les atraen los planes culturales, pero demandan formatos diferentes que los envuelvan en experiencias adaptadas a sus gustos. Por ejemplo, afirman que “nos puede aburrir estar en un teatro sentados viendo un concierto, pero luego nos atrae ese mismo concierto al aire libre, con amigos y buen ambiente”.
Ocio a diferentes horas del día: la generación Z valora tener planes durante diferentes horas del día. Tanto planes diurnos como planes nocturnos. “En el pueblo, la casa no se pisa” es una de las frases más repetidas por los jóvenes encuestados. Además, valoran que estos planes se hagan “en el campo” para desconectar y disfrutar del aire libre y de los paisajes que no les ofrece la ciudad durante el resto del año.
Facilidad de movilidad: los ‘Zs‘ valoran que los pueblos estén bien comunicados. Aseguran que a veces estos “se les quedan pequeños o llega un punto en el que los planes empiezan a resultar rutinarios”, por lo que para ellos es importante “poder desplazarse a un pueblo cercano que tenga más actividad en un determinado momento”. Un pueblo Z ofrece distintas opciones que les permiten disfrutar en cada momento de lo que buscan.
Vínculo emocional: El pueblo, para muchos jóvenes, representa el feliz reencuentro con su infancia. Por eso, esta generación valora que el pueblo facilite y proponga planes que puedan hacer junto a sus familias. Eso les refuerza el vínculo emocional “con su pasado” y les conecta con un entorno que les hace sentir bien: “me encantan los planes familiares del pueblo”, “la comida de la abuela” …
Conexión con el entorno rural: la generación Z se ha descubierto como una generación a la que le encanta conectar con el medio ambiente. Por este motivo, los jóvenes valoran las facilidades que les ofrece el pueblo para relacionarse con los entornos rurales que hay cercanos al municipio. Se trata de cambiar la rutina de “la city” por respirar aire limpio y disfrutar de paisajes verdes.