En 1933 nació la Mutualidad de Seguros de la Agrupación de Propietarios de Fincas Rústicas de España. Inicialmente, el objetivo de aquella ‘primera’ MAPFRE, era cubrir los accidentes de trabajo en el campo. Sin embargo, muy pronto la empresa empezó a ampliar su campo de acción y, anticipándose a su futura obligatoriedad (que tuvo lugar en 1965), entró en el negocio del seguro de automóviles.
“Desde ese momento, empezamos a crecer y a construir hasta convertirnos en la aseguradora española líder”, detallaba ayer Juan Cumbrado, Director de Innovación de MAPFRE, durante su participación en PlaNET25. Este encuentro, que hoy concluye en IFEMA, ha celebrado su primera edición impulsado por el ecosistema de Clústers, HUBs de Innovación y centros de emprendimiento de la Comunidad de Madrid.
Cumbrado aludía así a cómo todas las compañías, al margen de su actividad y ámbito de actuación, tienen la opción de cambiar y evolucionar. “En nuestro caso, la clave ha sido entender desde el principio que las empresas, sus trabajadores y clientes, son personas. Y el propósito es fundamental para que las compañías prosperen. El nuestro es cuidar de lo que importa”, apuntaba el directivo, para quien el manido ‘el cliente en el centro’, “tiene que ser de verdad” e influir en todas las actividades que acometan, innovación incluida.
Las personas primero
Tener claro que las personas son lo primero es una filosofía que ha derivado en que MAPFRE sea la empresa española con más oficinas (más de 3.000 puntos de venta) “para que las personas estén cerca” (…) “Si el foco está en las personas, es más fácil que las cosas vayan bien”.
Pero cuando esa red de oficinas no era tan extensa e internet no pasaba de la ciencia ficción, MAPFRE apostó por crear su propia red de telecomunicaciones. Cada noche, la información ‘viajaba’ por estos puntos para que todo el mundo operara en sintonía y bien actualizados. “Nos creímos capaces de hacerlo, y lo hicimos”.
En los años 80, MAPFRE había ganado músculo y ya era importante en varios segmentos: personas, empresas, energía, automóviles…”Fue entonces cuando decidimos crear un centro de I+D de movilidad (hoy CESVIMAP, en Ávila), un espacio de investigación en torno al seguro del automóvil. Queríamos entender bien cómo se reparan los vehículos y mejorar procesos para dar un mejor servicio. La tecnología nos ayudaría a ser más eficientes”.
Transformación - Innovación
Juan Cumbrado se aproximaba en su cronograma al momento actual. Durante la pasada década, tan lejos y tan cerca, MAPFRE percibió que, una vez más, tocaba transformase e innovar. “Por un lado, queríamos mejorar lo que hacíamos (transformar); por otro, resolver los retos que aún no conocemos y generar nuevos productos y servicios (innovar)”.
Lejos de ser un peligro para los profesionales de MAPFRE, la automatización de determinadas tareas, ha facilitado que en la plantilla se multipliquen expertos y expertas capaces de sacarle partido a los datos. También los equipos dedicados a descifrar la incertidumbre. “La tecnología no en sí misma un objetivo para nosotros, sino la palanca para superar los desafíos”.
Con tecnología, innovación y transformación, MAPFRE ha logrado que, mediante una app conectada con el fisioterapeuta, sea posible continuar una terapia desde el domicilio. Gracias a la gamificación, la adherencia a los tratamientos y el compromiso con completar los ejercicios son mucho mayores. Respecto al cuidado de los mayores, la aseguradora ha desarrollado una tecnología que detecta si alguien se ha caído en casa a través de una interferencia que se produce en la señal wifi. En la mejora de la operativa cotidiana la peritación de un vehículo puede llevarse a cabo con un vídeo. Los procesos de tramitación son mucho más eficientes; con menos papeleos.
El poder de los datos
En lo meramente tecnológico, y en un sector complejo como el suyo, Juan Cumbrado opina que uno de los pilares para no quedarse en el camino pasa por activar el dato. “No basta con poseer los datos. Debemos hacer las preguntas que necesitamos, localizar fuentes de datos interna o externas con dos propósitos: vender más o mejorar lo que hacemos".
En MAPFRE, contamos con profesionales que dominan la IA y otras tecnologías. Son súper personas que nos ayudan en la eficiencia operativa, el ahorro de costes y a hacer cosas nuevas. Pero incluso los más grandes, por mucho potencial que tengamos, no podemos afrontar solos este cambio. Necesitamos ecosistemas donde las pymes sean parte destacable. Si las pymes tejieran redes interconectadas, se convertirían en la empresa más grande de España. Un ecosistema colaborativo para ser más potentes. Acompañados iremos más lejos”.