Judith Sutz, profesora de la Universidad de la República de Uruguay

“El diálogo ingenieros-ciudadanía quizás sea demasiado distante”
Judith Sutz, profesora de la Universidad de la República de Uruguay

“Ciencia sin conciencia es la muerte del alma”. La cita es de Rabelais. Judith Sutz la pronuncia e inmediatamente sube la apuesta: “Hoy por hoy, ingeniería sin conciencia es la muerte de todo”. Pero, como docente que es, advierte de que esta responsabilidad no puede quedar en los hombros de los estudiantes. “La preocupación social debe ser una empresa colectiva”, insiste esta ingeniera electricista uruguaya.

El Estado tiene “un rol fundamental” en dicho proceso, “pero la ciudadanía también”. “Hay una relación recíproca entre ingenieros y ciudadanía, un diálogo que quizás sea demasiado distante”, apunta la coordinadora Académica de la Comisión Sectorial de Investigación Científica de la Universidad de la República de Uruguay. Ella propone “generar espacios para que unos y otros se entiendan mejor”, lo que puede “transformar de manera muy profunda la cultura”.

Los medios de comunicación también tienen capacidad de articular ese cambio. “Ojalá la usaran más”, dice Sutz, profesora de Ciencia, Tecnología, Innovación y Desarrollo en la Facultad de Ciencias Sociales de la misma universidad uruguaya. Acaba de visitar España para participar, el pasado miércoles, en el I Foro Ingeniería y Sociedad Digital que ha impulsado en Asturias la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Su ponencia se tituló ‘Ingeniería y preocupación social: ¿A quién le corresponde asegurarla?’.

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En declaraciones a Innovaspain, ella pone ejemplos concretos para avanzar en ese acercamiento entre ciencia y conciencia. ¿Qué tal si elaboramos una lista de problemas que sufre la comunidad para que se conviertan en temas de tesis para alumnos de ingenierías? “No estoy segura de que esto vaya a dar resultados, pero creo que ayudaría mucho”, añade. “Basta con sentarse a pensar para que salgan 20 ideas; el problema es que no nos lo planteamos siquiera –continúa-. Como solemos decir en el campo de la investigación, mucho más importante que las respuestas, son las buenas preguntas”.

Todo esto no quiere decir que haya que ir contra el mercado o que debamos impedir que las empresas crezcan. Nada de eso. “La innovación se puede hacer en muchas direcciones” porque cada problema tiene mil soluciones distintas. Se trataría de buscar aquella que beneficia al bien común

Desigualdes

Judith Sutz trabaja actualmente en temas de ciencia, tecnología y desigualdad, y en los desafíos para contar con una evaluación académica que acerque la investigación a las metas de un desarrollo humano y sustentable.

“Me preocupa mucho la tendencia a exigir cada vez más: tienes que tener grado, maestría, un doctorado y ahora dos doctorados. El problema es que las mujeres no somos iguales que los hombres: tenemos un periodo reproductivo acotado”, añade. Esto hace que la condición de madre y la de académica sean “cada vez más contradictorias”. “La institucionalidad de la investigación conspira contra las mujeres”, concluye.

En relación con su país, cree que Uruguay está “muchísimo mejor” que en épocas pasadas. “Cuando terminó la dictadura, en 1985, estaba totalmente destruida la ciencia”, afirma para subrayar los importantes avances que se han producido en este campo.

Sin embargo, todavía existe una inversión “muy baja” en investigación y desarrollo, del 0,4 por ciento del PIB. Y ocurre lo mismo en el sector privado. “Usennos más”, pide Sutz para solicitar el empoderamiento de los científicos uruguayos. “Nosotros tenemos mucha capacidad de resolución de problemas, pero el país usa muy poco esa virtud”, añade.

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