Dos personas juegan uno contra otro. Cada uno tiene una pantalla y en ella hay diversos objetos: un piano, una casa, un perro… El objetivo es pedir a tu contrincante que te dé uno de ellos. Primero hay que seleccionarlo moviendo los brazos, como si estuviéramos delante de la videoconsola Xbox, y el siguiente paso es verbalizarlo. “Por favor, pásame el perro”. El otro usuario tiene que entenderte y darte lo que has pedidos. Gana el que consigue más objetos empleando el menor tiempo.
Con esta práctica, inspirada en la Terapia intensiva de lenguaje-acción (ILAT, de su nombre en inglés), el grupo de investigación SPECS del Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) han conseguido mejorar los resultados a la hora de tratar problemas del habla después de una lesión cerebral. Y lo han logrado basándose en el juego como principio de aprendizaje, como “la manera más eficaz para aprender y para recordar”, explica Klaudia Grechuta, estudiante de doctorado en dicho grupo y primera autora del artículo.
A través de la realidad virtual consiguen añadir sonidos a los objetos y que estos puedan ser seleccionados a través de los movimientos de brazos, que se rastrean y mapean en las extremidades superiores de sus avatares. “La parte relativa al lenguaje está conectada a la parte motora y si te mueves hay más probabilidad de aprender más rápido”, añade en declaraciones a Innovaspain.
“El sistema de RGSa [Sistema de Juegos de Rehabilitación para afasia, de sus siglas en inglés] se basa en la evidencia de que existen conexiones bidireccionales entre el sistema motor y los sistemas lingüísticos, por eso permite el uso de ambos brazos de una manera contextualizada y orientada a cumplir objetivos concretos”, comenta Paül Verschure, profesor de investigación ICREA en el IBEC.
Resultados de la investigación
El estudio, liderado por este psicólogo y neurocientífico, se ha publicado en la revista Stroke. En dicha publicación se demuestra la eficiencia de este tratamiento de realidad virtual que podría integrarse en la práctica clínica y permitiría acceder a las personas con afasia –el trastorno neurológico causado por una lesión en la zona del cerebro responsable del lenguaje– a un tratamiento continuo incluso en la etapa crónica de la enfermedad.
Mediante un Ensayo Aleatorio Controlado (ECA), los investigadores trataron a 17 pacientes con afasia de Broca crónica –la que se mantiene a partir de los seis meses del accidente cerebrovascular– y los distribuyeron en dos grupos paralelos. Uno de los dos grupos, el grupo de control, recibió terapia estándar dirigida a déficits lingüísticos específicos en un entorno de terapeuta-paciente, y el otro, el grupo experimental, recibió una terapia aumentada con RGSa, que proporciona capacitación léxica y sintáctica de manera multimodal y orientada a realizar tareas relevantes de la vida cotidiana. A los dos grupos se les aplicó la misma intensidad de terapia en sesiones diarias durante dos meses, y utilizaron los mismos materiales.
Transcurridos los dos meses de terapia, los resultados revelaron que ambos grupos habían mejorado significativamente en las pruebas primarias, en las que se evaluaron la función del lenguaje en personas con trastorno del lenguaje, y en las pruebas secundarias, en las que se evaluaron otros parámetros como el acceso léxico y la ejecución verbal de los estímulos entrenados, entre otros.
Pero solo el grupo tratado con RGSa mejoró en la frecuencia comunicativa y en la efectividad en la vida cotidiana al finalizar el estudio y, además, mantuvo de manera significativa las mejoras en todas las pruebas una vez transcurridas ocho semanas.
Mejoría a largo plazo
Los resultados muestran una tendencia positiva también en las pruebas que evalúan la función motora, por eso los científicos investigarán la integración del lenguaje en la acción para la recuperación de los trastornos motores como, por ejemplo, en la hemiparesia, que hace referencia a la disminución de la fuerza motora o parálisis parcial que afecta a las extremidades de un lado del cuerpo.
“Los resultados enfatizan el potencial del RGSa para la mejoría y la estabilidad a largo plazo de los efectos del entrenamiento del lenguaje”, comenta Grechuta. “Desde la perspectiva del cuidado de la salud, RGSa podría integrarse en la práctica clínica, permitiendo a las personas con afasia acceder a un entrenamiento continuo y a su propio ritmo, también en la etapa crónica de la enfermedad”.