Juguetes inteligentes para detectar problemas en el desarrollo de los niños

juguetes inteligentes

Un sonajero, una torre de cubos o una pelota podrían ser claves para la detección precoz de problemas en el desarrollo de los más pequeños, gracias al proyecto Educere. La iniciativa cuenta con la participación de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y el Centro Universitario Cardenal Cisneros, también de Madrid.

Por el momento, el juego para el que ya se está tramitando la patente es la torre de cubos, en los que se han instalado sensores que miden el tiempo en movimiento, la velocidad y aceleración máxima alcanzadas y las agitaciones producidas al mover los cubos cuando se hace la torre. Así, el análisis de estos datos, sumada a la observación (mediante la grabación de videos en el tiempo de juego) permite a los expertos detectar si existe algún tipo de problema o dificultad motora en los niños.

La investigación se está llevando a cabo en tres escuelas infantiles con niños de hasta 6 años. Bernardo Alarcos, portavoz del proyecto por la UAH, ha afirmado que, si bien “estos juguetes están aún en una fase temprana de investigación, hemos realizado unas primeras versiones y con algunos de ellos hemos hecho pruebas a niños en escuelas infantiles”. Ahora están contrastando los datos obtenidos por los sensores con la evaluación de los expertos en desarrollo infantil. A partir de entonces, ha asegurado Alarcos, “se pretende validar la herramienta y ver si algunos de los parámetros medidos son indicativos para detectar comportamientos diferentes en el manejo de los juguetes”.

Los juguetes diseñados por este grupo de investigadores buscan adaptarse a cada edad y momento de desarrollo del niño. Así, la torre de cubos se ha utilizado para observar el movimiento de los niños de entre 2 y 3 años. Por su parte, el sonajero se emplea para niños de hasta 1 año, con sensores relacionados con la presión y la aceleración; el juego de las espigas está prescrito para niños de 4 y 5 años, que deben ser capaces de meter palitos en un agujero; y la pelota es más idónea para niños de entre 5 y 6 años. La idea es que los juguetes diseñados con sensores sean de tecnología de bajo coste, de ahí que la torre de los cubos se haya realizado utilizando una impresora 3D.

En todos los casos, ha añadido Bernardos, “se trata de juguetes que se utilizan en las escalas estandarizadas de cualquier consulta psicopedagógica para evaluar el desarrollo del niño, pero también son muy habituales en cualquier entorno de juego, como la escuela infantil, un parque o la propia casa”. Asimismo, el juguete siempre “va acompañado de un pequeño computador que recolecta los datos de los sensores, su apariencia final será la de una pequeña caja de plástico cercana al juguete, y de una tablet u ordendador que permite controlar las actividades y el registro de datos”.

Por el momento, el objetivo es identificar dificultades psicomotrices, “pero con otros juguetes se piensa analizar otros tipos de dificultades y la relación entre los diferentes tipos” ha informado este investigador. Asimismo, según Alarcos, el objetivo a largo plazo del proyecto es “utilizar técnicas de análisis de datos para poder detectar de forma precoz algún tipo de dificultad en el desarrollo”.

Detección precoz

La detección precoz de determinadas dificultades motoras puede ser fundamental para diagnosticar patologías relacionadas con desfases en el desarrollo. Por ejemplo, alteraciones del desarrollo motor relacionadas con la coordinación, manipulación de psicomotricidad fina, coordinación viso-manual, precisión o tipo de pinza en el agarre pueden ser primeros síntomas de otros problemas de desarrollo de tipo sensorial o cognitivo.

En este sentido, Susana Núñez, otra de las investigadoras del proyecto, ha indicado que “hacer una detección y diagnóstico precoz supone iniciar cuanto antes la atención temprana. Lo motórico no se puede desligar de lo cognitivo, de lo social, de lo emocional; un problema motor puede afectar a cualquier área y no podemos desligar lo uno de lo otro”. Asimismo, ha enfatizado la importancia de que “este tipo de valoración se realice en el entorno habitual del niño” para su comodidad y porque así su comportamiento es el normal.

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