“La FP está a la altura del futuro”, afirma Julen Elgeta. Y la sociedad lo percibe. Por eso ha cambiado la idea que se solía tener de este tipo de formación. Ya no es la opción devaluada, el camino que queda para aquellos que no estudian en la universidad. La imagen ahora es “bastante más positiva” y eso es fruto de la labor realizada por todos, desde la administración a los centros o las propias empresas, tal y como señala el presidente de HETEL.
En la actualidad, las fortalezas de la FP son muchas. Respecto a otras opciones, cuenta con la gran ventaja del elevado grado de inserción laboral que logran la mayoría de los ciclos. Pero no solo se trata de ese aspecto. El cambio ha sido más profundo porque, como señala Elgeta, “los campos en los que se trabaja en la actualidad son modernos e incluso de futuro”. “Los alumnos ven una salida personal y profesional”, añade.
Inserción laboral
HETEL es una asociación que aglutina a 24 centros concertados de FP de Euskadi (1 de Álava, 14 de Bizkaia y 9 Gipuzkoa) con una suma total que supera los 10.000 alumnos. Su naturaleza es variada –desde cooperativas a fundaciones, pasando por organizaciones religiosas–, pero todos tienen en común su naturaleza de iniciativa social, es decir, sin ánimo de lucro.
Tras realizar una encuesta entre los 3.431 egresados del pasado curso (2017-2018), un estudio de este colectivo constata que la inserción laboral en los ciclos formativos del sector industrial roza el cien por cien y que la media de inserción de todos los ciclos formativos es aproximadamente de un 80 por ciento seis meses después de finalizar sus estudios.
“Aun así, el mercado laboral en Euskadi absorbería bastantes más trabajadores de los que actualmente salen al mercado –apunta Elgeta–. Los centros hacemos la labor de identificar los nichos de inserción laboral, con puestos de trabajo nada precarios, pero todavía tenemos que seguir insistiendo porque habría cabida para más”.
“Hay empresas que nos llaman a los centros y no podemos atender sus demandas porque no quedan alumnos”, afirma. “Ahora mismo en Euskadi habrá en torno a 40.000 alumnos matriculados en FP, pero determinado mercado laboral absorbería bastantes más personas. Y ahí echamos de menos, en las ramas industriales, a las mujeres porque los porcentajes son muy bajos”.
Sectores masculinizados
El problema de que las alumnas no elijan ramas de FP industrial persiste, ya que apenas optan por esta rama entre un 6 y un 7 por ciento de las chicas. Algunos ciclos, como los de Fabricación Mecánica, Robótica o Automoción, por poner solo algunos ejemplos, muestran aulas “muy masculinizadas”.
El presidente de este colectivo asegura que están haciendo “un montón de cosas” para combatir ese desequilibrio de género, pero que no consiguen los resultados esperados. En su opinión, “hay que perseverar mucho porque todavía no atisbamos ningún cambio de tendencia”. “Si ahora entramos en un aula de mecatrónica, de 25 alumnos encontraremos dos, una o ninguna chica”, se lamenta.
Aún así, no se rinden. Desde HETEL acaban de poner en marcha un proyecto para difundir diez vídeos mostrando a otras tantas mujeres que desarrollan su labor profesional en puestos industriales, desde una programadora de robots, hasta una troquelista. Cada audiovisual, que se mandará a los centros de Educación Secundaria, estará acompañado por una ficha de trabajo que servirá para reflexionar dentro de las aulas sobre su contenido.
FP en el País Vasco
En opinión de Julen Elgeta, la FP tiene una serie de singularidades en el País Vasco. La primera de ellas es la alta concentración de centros, tanto públicos como privados (más de 60 en total, con presencia en todas las comarcas), que ofrecen este tipo de formación, muy por encima de otras regiones.
La causa podría encontrarse en una larga tradición industrial, es decir, “en Euskadi hay muchas empresas ligadas a los sectores aeronáutico, automoción, energía, etc.”. Como explica el presidente de HETEL, “una cosa alimenta la otra”. “A medida que se han ido instalando esas compañías, los centros de FP han estado siempre tratando de dotarlas de trabajadores cualificados”. Al mismo tiempo, dichas factorías se implantan en territorios donde saben que pueden encontrar esa mano de obra preparada.
Elgeta también destaca la “buena relación” que existe entre todos los agentes implicados. En concreto, subraya la estrecha colaboración que HETEL mantiene con la otra asociación de FP del País Vasco, Ikaslan, que aglutina a los centros públicos. Y lo mismo ocurre con el sector empresarial, representados por Confebask. “Todos tenemos claros los objetivos de la FP en Euskadi y creo que hay una buena sintonía; lo estamos intentando hacer bien”, añade.
FP Dual
Esa relación entre centro-empresa es el sustento de la FP Dual. Están cerrando la octava edición y, tal y como reconoce, “todos hemos ido mejorando” en este tiempo. Aquí no se trata de números, sino de trabajar por hacer un trabajo “sólido, duradero y estable”. “Todavía nos queda mucho camino, pero hemos ido creciendo juntos”, puntualiza.
El sistema dual permite que el alumno pueda cursar el segundo curso, último año de su periodo formativo, entre el centro de FP y su puesto de trabajo en una compañía, a través de un contrato anual de formación y aprendizaje. “Por la mañana está aprendiendo en el aula y por la tarde está aprendiendo en la empresa –explica–. De esta forma, cuando termina el ciclo ya tiene el título y, además, un año de experiencia”.
Para Julen Elgeta estamos hablando de una excelente herramienta para impulsar la inserción laboral. Los datos que maneja señalan que aproximadamente el 96 por ciento de los estudiantes de FP Dual prorrogan el contrato en la misma empresa una vez terminado el ciclo.