A principios de los 90, la irrupción de Red Hat y su confianza ciega en el código abierto, la colaboración y otros conceptos hoy asumidos con naturalidad, vinieron a desmontar algunos de los cimientos del entorno tecnológico. No tuvo que pasar demasiado tiempo para que quedara claro que ése era el camino, y lo era hasta tal punto que hace pocas semanas la compañía ha protagonizado la operación de mayor volumen en una empresa de software al ser adquirida por IBM por 34.000 millones de dólares. A mediados de 2019, cuando la integración sea 100% efectiva, Red Hat pasará a ser una unidad de la división Hybrid Cloud de IBM.
Mientras Red Hat empezaba a demostraba hasta al más escéptico que el Open Source también era un negocio rentable, Julia Bernal, hoy máxima dirigente de la compañía en España, daba pasos adelante en distintas empresas tras estudiar informática en la Universidad Politécnica de Madrid. Nacida en el municipio burgalés de Roa, Bernal define el tramo recorrido hasta el momento como “emocionante y divertido”, pero admite que a la hora de empezar la carrera no tenía del todo claro donde se metía. “Sí sabía que la informática era innovación constante y visión de futuro así que me lancé… También ayudó que mi familia me inculcara la perseverancia, la igualdad y la capacidad de elección para decidir mi propio camino”.
Hoy, 25 años después (en los que ha trabajado para Compaq, Digital Equipment. Sun Microsystems u Oracle), Bernal reconoce no haberse aburrido un solo día. Ha pasado por los puestos más técnicos como programadora o analista antes de ocupar espacios ejecutivos. “Mi profesión satisface mi curiosidad, no sólo por poder estar al tanto de las últimas innovaciones nada más producirse, sino porque soy testigo de cómo la colaboración entre las personas está cambiando el mundo a través de la tecnología”.
Para ayudar a las empresas a afrontar la era digital, Red Hat desarrolla tecnologías a medida en sus comunidades de código abierto, “donde se está llevando a cabo la innovación gracias al enfoque colaborativo, de flexibilidad, apertura y libertad”, explica Bernal. La directiva considera que este modelo es “fundamental” en un tiempo en el que la empresa debe asumir un cambio radical a nivel tecnológico, pero también en cultura y organización.
La compañía cuenta con 85 oficinas en todo el mundo y el 25% de los Red Hatters teletrabajan. “Las mejores ideas surgen sin importar de donde vienen, más allá de jerarquías. La diversidad alimenta nuestra cultura meritocrática al aportar muchas perspectivas, desafiando nuestros supuestos e impulsando la innovación”, señala Bernal, defensora del aprendizaje colectivo y de la permanente mejora que supone estimular el trabajo conjunto de usuarios, clientes y empresas tecnológicas de todo el mundo. Esta filosofía de trabajo, en la que la empresa española es activa, toma nota de la experiencia local y la suma a la propuesta global de Red Hat.
No faltan ejemplos exitosos con los que coinciden en los pilares. “El código abierto alimenta al mundo entero”, apunta la directiva. Prueba de ello son AWS, Netflix o Facebook; los proyectos de Google, como los Kubernetes, o que los principales avances en inteligencia artificial o en superordenadores se estén llevando a cabo en las comunidades de código abierto.
Fiel a su ADN, Red Hat mantiene un contacto permanente con los emprendedores. Como explica Bernal, la idea es que las startups que participen en sus programan conozcan y adopten la gestión abierta para agilizar la innovación. Por ello forman parte de Innovators Program,Innovate Raleigh,Innovator's Program, All Things Open, SparkCon y patrocinan RiOT. Estas iniciativas se impulsan desde Red Hat Cares, el programa que gestiona las subvenciones a organizaciones sin ánimo de lucro o el voluntariado global de la empresa. “Centramos los esfuerzos en las áreas que más preocupan a los Red Hatters como son las organizaciones que satisfacen las necesidades humanas básicas, el ámbito STEAM o la educación sanitaria”.
Para luchar contra la brecha de género en estos entornos -un problema ante el que Bernal considera que lo primero que hay que hacer es incrementar la visibilidad de las mujeres que han tenido éxito en sus carreras científico-tecnológicas- Red Hat trabaja en iniciativas concretas para acercar a las niñas a estas disciplinas. El programa Co.Lab muestra a las estudiantes de secundaria el potencial del trabajo colaborativo en proyectos tecnológicos. Para las chicas que cursan estudios superiores, celebran cada año los premios Women in Open Source.
De manera directa, Julia Bernal colabora con el programa GIRL STEM: Derribando Estereotipos, que ha puesto en marcha la Asociación Gallega de Empresas de Software Libre (AGASOL) y la Xunta de Galicia, a través de la Agencia para la Modernización Tecnológica de Galicia (AMTEGA) en A Coruña. “Se trata de una iniciativa que busca orientar y empoderar a las chicas con charlas inspiradoras que las animen a elegir, si así lo desean, titulaciones dentro de las disciplinas STEAM”.