Las plantas industriales son un mundo aparte donde la seguridad y la monitorización de múltiples parámetros exige importantes esfuerzos técnicos y humanos. La startup Keybotic nació para cambiar el paradigma de la robótica en entornos -industria química, minería, empresas energéticas, infraestructuras críticas- donde este tipo de soluciones se estaban haciendo esperar.
Como explica a Innovaspain Irene Gómez, CEO y cofundadora de la empresa, todo empezó con una reflexión. “Era el año 2019, y estaba claro que la industria tenía un problema. La robotización ya había entrado en almacenes y otros lugares aptos por su diseño. En las plantas industriales, distribuidas en varias alturas, las cosas no eran tan sencillas; los robots debían tener patas y ser autónomos, sin la necesidad de que alguien operara con ellos constantemente”.
Con un punto de osadía, se presentaron al DARPA Robotics Challenge, un concurso promovido por el gobierno de Estados Unidos al que son convocadas las universidades punteras en robótica de todo el mundo. “Nadie lo esperaba, pero ganamos. Aún hay a quien le cuesta creerlo”. Su propuesta fue considerada la más avanzada en autonomía y capacidad de flota. Aquel primer millón de dólares les dio el impulso suficiente para desarrollar Keyper, el nombre propio de su perro-robot autónomo. Sus cuatro patas le permiten acceder a todas las zonas de las plantas, incluidas aquellas que presentan riesgos para las personas, e informar en tiempo real cuando detecta una incidencia.
Crecer a buen ritmo
Desde el hito del premio en EEUU, todo ha ido muy rápido. En 2022, pusieron a funcionar el primer Keyper y en 2023 llevaron a cabo las pruebas con clientes. “Este año estamos entregando los primeros robots, que ya trabajan en las plantas industriales”. Irene Gómez se queda con un dato que ayuda a entender el escalado de la compañía: el 76 % del presupuesto del Keybotic es destinado al área de I+D. “Nos ocupamos de todo el desarrollo del robot, y ese es uno de nuestros valores diferenciales. Diseñamos la electrónica, la mecánica, el software… La robótica de ‘patas’ es la más compleja a nivel mundial”, detalla. Keyper puede subir y bajar escaleras y pendientes, gatear en espacios reducidos y mantener el equilibrio en terrenos cambiantes, como la grava.
Gómez destaca que Keyper no es un robot cualquiera en navegación, locomoción, diseño y percepción. “Muy pocas empresas en el mundo hacen algo así. Damos soluciones. No hacemos un robot porque sí, sino para ayudar al cliente ante una o varias necesidades en plantas industriales, donde existen riesgos de toxicidad, sustancias y gases inflamables, corrosivas… El perro-robot también puede informar de otras muchas cosas como, por ejemplo, si algún trabajador no lleva puesto el casco reglamentario”.
La emprendedora asegura que Keybotic atraviesa un momento dulce. “Todo es ‘culpa’ de un equipo de súper expertos y números uno en sus respectivos campos”. Por el momento sólo venden en España, pero están cerrando acuerdos de partnership para dar el salto internacional. “La robótica industrial y la robótica como servicio en general no van a dejar de crecer”. En la empresa siguen invirtiendo en disrupción para mantenerse a la vanguardia. “La inteligencia artificial nos ayuda a ser más ágiles en los procesos. En lo que afecta directamente al robot, la IA consigue que aprenda a andar solo. De lo contrario, alguien tendría que estar picando código para que moviera una pierna… ahora aprende a través de la simulación”.
Brecha de género y el apoyo de ENISA
Irene Gómez está implicada con la reducción de la brecha de género en las áreas STEAM, sobre todo en lo que afecta a la desigualdad en el terreno de la inversión. “Existen diferencias enormes entre las empresas fundadas por mujeres, mucho menos apoyadas, y aquellas con liderazgo masculino. Paradójicamente, las startups creadas por mujeres tienen una tasa de éxito más alta”. La CEO de Keybotic es parte de Female Startup Leaders, desde donde colabora para que más mujeres se sumen a las filas de la innovación y la tecnología. “Es en estos sectores donde crearemos valor como país. Ahí está el futuro y es donde todos debemos volcar los esfuerzos para crecer”.
La compañía ha contando con el apoyo de ENISA, sobre todo en los primeros pasos. “Cuando necesitábamos un plan B y un plan C, ENISA nos aportó la tranquilidad que necesitábamos para acudir con cierta solvencia a negociar con otros inversores. El préstamo que nos concedieron llegó en el momento perfecto”. Más recientemente, Keybotic se ha certificado como Empresa Emergente, un trámite que también gestiona la Empresa Nacional de Innovación dentro de sus competencias derivadas de la Ley de Startups. Irene Gómez destaca la rapidez con la que completaron la certificación, apenas 30 minutos. “Nos viene muy bien a nivel fiscal y legal. Para solicitar ciertas ayudas, que la startup esté certificada es un punto a favor a la hora de demostrar que somos empresa emergente y además tecnológica. Nos ahorra muchos esfuerzos burocráticos”.