Por Mikel A. Alcázar, Carolina Felix y Waldo Tapia - Esta columna fue publicada originalmente en el blog Factor Trabajo del BID.
¿Sabías que, en 2050, una de cada cinco personas en América Latina y el Caribe será mayor de 65 años? Nuestra región, que en décadas pasadas se caracterizaba por tener una población muy joven, está envejeciendo. No solo habrá más adultos mayores entre nosotros, sino que estos vivirán más años. Esta última es, sin duda, una buena noticia: nuestras sociedades son más prósperas que antes y, por eso, las personas vivimos más tiempo. Y, sin embargo, esta nueva realidad pone en jaque a los sistemas de pensiones de nuestra región. ¿Qué hacer y cuándo para enfrentar este tsunami del envejecimiento?
Desafíos que ‘envejecen’ mal
Los sistemas de pensiones de América Latina y el Caribe, ya en el tiempo presente, afrontan desafíos de gran envergadura, como la baja cobertura (más de la mitad de los trabajadores no cotizan) o la insuficiencia de las pensiones (en algunos países, los montos de las pensiones que perciben los adultos mayores son bajos). El envejecimiento de la población no hará más que agravar estos desafíos, poniendo en riesgo la sostenibilidad misma de los sistemas de pensiones.
Garantizar una vida digna en la vejez a los adultos mayores presentes y futuros no será posible si los montos de las pensiones no son razonables. El tsunami del envejecimiento, si no se actúa a tiempo, puede causar descontento en la población. Las experiencias recientes de países como Chile, Brasil o Perú nos demuestran que estamos ante un problema social emergente. Por eso, es importante actuar pronto para asegurar la sostenibilidad social de las pensiones.
El tsunami del envejecimiento, si no se actúa a tiempo, puede causar descontento en la población. Las experiencias recientes de países como Chile, Brasil o Perú nos demuestran que estamos ante un problema social emergente.
El otro gran reto es el de la sostenibilidad financiera. En la actualidad, como muestran los datos (imprescindibles, en este sentido, las aportaciones del libro Ahorrar para desarrollarse), muchos sistemas de pensiones de la región están prometiendo pensiones más altas de lo que podrán permitirse en un futuro cercano. Y, nuevamente, el envejecimiento de la población compromete aún más el futuro de estos sistemas.
Una solución simple y a la vez compleja
El kit de ayuda para el tsunami del envejecimiento es simple y a la vez complejo. Simple, porque requiere de un único instrumento: las reformas. Y complejo, porque reformar un sistema de pensiones implica tener que equilibrar todas las piezas de un gran rompecabezas, en el que se debe asegurar la cobertura, la suficiencia y la sostenibilidad. Todo ello sin olvidar la necesidad de una institucionalidad sólida, un aspecto también a mejorar en América Latina y el Caribe.
Reformar un sistema de pensiones implica tener que equilibrar todas las piezas de un gran rompecabezas, en el que se debe asegurar la cobertura, la suficiencia y la sostenibilidad.
Para discutir sobre todos estos temas y buscar soluciones, el BID ha reunido a mediados de octubre en Panamá a funcionarios de las entidades que regulan y supervisan los sistemas de pensiones de una decena de países de América Latina y el Caribe. En el Diálogo Subregional ‘Pensiones sostenibles’, los hacedores de políticas conversan sobre cómo prepararnos mejor para el envejecimiento imparable de la población. El tsunami se acerca poco a poco y las instituciones deben estar listas para enfrentarlo.