El Instituto Tecnológico del Plástico (Aimplas) ha presentado un proyecto llamado Krioplas con el que pretenden trabajar con materiales en rangos de tamaños muy pequeños. Hablamos de micras, de obtener material en polvos finos a través de distintos tipos de plásticos y, con ello, adaptarse a lo que pida cada empresa. En definitiva, micronizar —es decir, pasar a micras— material termoplástico y llegar así a sectores específicos que trabajen con partículas.
Susana Otero, investigadora líder en Ciudades, Movilidad y Energías sostenibles de Aimplas, cuenta que el objetivo del proyecto Krioplas se centra en dotar al Instituto de tecnología y conocimiento para micronizar material termoplástico.
«Encontramos distintos sectores industriales, como el caso del rotomoldeo —técnica para procesar plásticos de diferentes tamaños—, donde se trabaja con materiales termoplásticos en polvo, en rangos de tamaño de partículas de entre 500 y 300 micras». Según ella, es un sector que necesita trabajar y desarrollar materiales en este rango de tamaño —incluso inferiores—, para poder llegar a mayores detalles en la pieza procesada.
«De esta manera —explica—, partimos de material termoplástico de diferentes familias, dureza, naturaleza, en tamaños de 2, 3, 5 milímetros de diámetro para poder moler con nuestro molino criogénico y donde aplicamos distintas fuerzas de cizalla, distintos tamices. De esta manera, conseguimos micronizar en el rango de materiales en polvo finos. Por ejemplo, en el rango de 500, 300, 200 micras o materiales ultrafinos por debajo de 100 micras hasta 10 o 20 micras, aproximadamente».
Los molinos criogénicos
Este tipo de molinos, los molinos criogénicos, utilizan nitrógeno líquido para congelar el material antes de alimentar el molino y mantener una temperatura baja en todo el sistema. Desde el propio Instituto Aimplas recuerdan que se emplea para materiales blandos o muy resistentes que no pueden molerse a temperaturas normales y que es un medio eficaz para obtener partículas ultrafinas y uniformes, al tiempo que mejora la calidad y la estabilidad del producto, así como los índices de producción.
Asimismo, la investigadora especifica que se pueden encontrar otros sectores, como la fabricación aditiva, donde hay una línea de trabajo con material en polvo, pero también en el reciclado de materiales, donde se trabaja en triturado y micronizado para poder reaprovechar y reutilizar ese tipo de plásticos.
«Y, en los últimos años, hay una nueva tendencia dentro de la química sostenible que consiste en trabajar con materiales en polvo para conseguir reacciones químicas pero sin disolvente. Por eso se llama química sostenible, y donde se trabajan en reacciones mecanoquímicas», destaca.
Cabe destacar también que en Krioplas se están realizando experimentales de micronizado para distintos tipos de plásticos, optimizando la configuración y parámetros para reducir al máximo el tamaño de partícula, así como el consumo de nitrógeno de los molinos criogénicos.