Un nuevo estudio colaborativo entre la Universidad de Chile y la de Heidelberg, en el que también participan otras instituciones, ha identificado que los aportes genéticos de diferentes poblaciones indígenas pueden determinar de manera importante la salud de los latinoamericanos, los cuales descienden de etnias nativas americanas, europeas y africanas.
El estudio ha sido realizado por los investigadores Justo Lorenzo Bermejo y Félix Boekstegers, pertenecientes al plantel alemán, y por sus colaboradores chilenos, en particular los doctores Francisco Rothhammer, académico de la Universidad de Tarapacá; Katherine Marcelain, del Departamento de Oncología Básico Clínico de la Facultad de Medicina de la Casa de Bello, y Bettina Müller, del Instituto Nacional del Cáncer.
En este proyecto, los investigadores examinaron los datos genéticos de 2.039 chilenos y estudiaron las posibles asociaciones entre las principales causas de muerte y los dos mayores grupos de ascendencia nativo americana de este país, como son las etnias mapuche y aymara. Así determinaron que tan solo el incremento de un 1 por ciento en la proporción de la ascendencia mapuche representa un alza del 3,7 por ciento en el riesgo de muerte por cáncer de vesícula biliar, enfermedad que mata a 1.400 chilenos cada año, afirma el doctor Justo Lorenzo Bermejo.
Este origen étnico, además, aumenta el riesgo de fallecimiento por asma; pero, sin embargo, disminuye la mortalidad asociada a diabetes. Por su parte, mayores proporciones de ascendencia aymara se asocian a un mayor riesgo de cáncer de piel, vejiga, laringe, bronquios y pulmón.
Tener este conocimiento, dice la doctora Marcelain, es clave para tomar medidas preventivas. Se trata de “focalizar los recursos que sabemos que son escasos”, explica la académica. “Quizás se está operando a personas que podrían esperar un poco más y se está dejando de operar a personas que tienen un riesgo mayor de tener cáncer”.
Este estudio describe una metodología novedosa que se podría aplicar en otros países de América Latina. “Proponemos correlacionar las tasas regionales de mortalidad con las proporciones regionales de ancestría, teniendo en cuenta los pueblos originarios más representativos en cada nación al momento de estimar las proporciones de ancestría”, añade el doctor Justo Lorenzo Bermejo.