Galicia cuenta con un importante ecosistema productivo en el sector de la automoción que fabrica el 15% de todos los vehículos de España, en torno a los 400.000 anuales. El grupo francés PSA Peugeot Citroën se convierte en cabeza tractora de una actividad estratégica. Articulada en torno al Clúster de la Automoción de Galicia (Ceaga), ocupa a 20.000 personas, el 12 % de todo el empleo industrial en la comunidad autónoma, con un volumen de negocio anual que supera los 8.350 millones de euros.
Con un vecino como Portugal con el que no se puede competir ni en coste de mano de obra ni en otras facilidades como el suelo empresarial a precios de derribo; a Galicia sólo le queda una vía para garantizar el futuro de esta industria: apostar por el talento y la innovación como principales valores añadidos. Hacer cosas que nadie, o muy pocos, hayan hecho antes.
Desde el epicentro fabril que es la planta de PSA en Balaídos, Vigo, los anuncios de nuevos modelos suponen una buena noticia para el PIB gallego. Al futuro del transporte ligero, el modelo K9 que se comenzará a fabricar en 2018 y se añade a las furgonetas Citroën Berlingo y Peugeot Partner, se suma un nuevo todocamino, el proyecto V20, que saldrá de la planta olívica a partir de 2020. Una década de porvenir asegurado y mucho empleo cualificado, capaz de operar con tecnologías avanzadas, en perspectiva: las empresas auxiliares y el propio grupo prevén incorporar a más de 1.500 profesionales. Se esperan aumentos de producción en las Berlingo y Partner, también en su nueva faceta eléctrica, y con los nuevos vehículos, Vigo será uno de los centros con mayor producción del Grupo PSA en Europa.
En un encuentro a finales de 2017 entre el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y el titular del Groupe PSA, Carlos Tavares, la multinacional se comprometió a seguir priorizando la innovación en estas instalaciones, invirtiendo en el desarrollo de nuevas tecnologías. También consolidará la cuádruple alianza entre PSA, Xunta, Centro Tecnológico de la Automoción de Galicia (CTAG) y Ceaga, que permitió hechos tan relevantes como el primer coche autónomo made in Vigo, un C4 Grand Picasso, que recorrió carreteras con tráfico en España, y atraer los nuevos modelos. Además, la planta gallega de PSA pretende convertirse en paradigma de la fábrica inteligente, en plena revolución de la Industria 4.0.
La totalidad del centenar de compañías del sector son miembros del clúster Ceaga, un conglomerado fabril que, más allá de la cabeza tractora que es PSA, logra cifras espectaculares. 98 de sus 113 empresas exportan y, en concreto, firman 1.160 millones de los 5.740 del conjunto del sector. Para muestra de la cooperación que marca al motor gallego, Ceaga está presidida en estos momentos por Juan Antonio Lloves, que es presidente de la empresa de componentes GKN Driveline Vigo, y su vicepresidente es el director general de la planta de PSA en Vigo, Frédéric Puech.
Sus empresas invirtieron 237 millones el último año, 400 en el último bienio, para adaptarse a los nuevos cambios que exige la industria avanzada. Ceaga está ejecutando el Tercer Plan Estratégico para la Mejora Competitiva del Sector de Automoción de Galicia, con 35 acciones a ejecutar con un horizonte a largo plazo, hasta 2025.
De las 30 unidades mixtas de investigación que promueve la Xunta para impulsar la colaboración público-privada y captar nuevas inversiones para la industria gallega, un tercio, diez, trabajan en el sector del motor. En cinco de ellas colabora el CTAG, cerebro de la innovación en el motor gallego que se levanta en O Porriño. El Centro Tecnológico de Automoción de Galicia, creado en 2002, es la gran apuesta de futuro del sector. Fundación privada sin ánimo de lucro, está presidida por Óscar Fernández Besteiro y la dirige Luis Moreno. En ella convergen todos los actores del motor, instituciones y administraciones públicas. Está reconocido como centro de innovación y tecnología (CIT) por el Ministerio de Economía y Competitividad, y CIR por la administración francesa.
El CTAG participa en proyectos del Programa Marco Horizonte 2020 de la UE y en la estrategia RIS3 de la Xunta, dirigida a la búsqueda de un transporte integrado, más inteligente, seguro y sostenible, priorizando a la industria gallega. El centro cuenta con una sala de Desarrollo de Funciones y Sistemas, áreas de Diseño Electrónico y Fabricación de Prototipos Electrónicos, un estudio de Diseño y Nuevos Conceptos, un avanzado Simulador de Conducción, pistas de pruebas de Sistemas Inteligentes de Transporte, prototipos de Investigación, un Corredor Inteligente de Comunicaciones Cooperativas C2X Siscoga y diferentes laboratorios.
Sus instalaciones ocupan una superficie de 46.000 metros cuadrados, y en ellas trabajan 480 profesionales. La inversión acumulada en el CTAG supera los 50 millones de euros. Con un centenar de clientes su facturación anual alcanza los 24 millones, el 60% desde el extranjero. Ocho de cada diez euros son ingresos por proyectos y servicios, y los dos restantes de sus actividades de investigación, con más de 21 patentes propias.
El personal del centro está compuesto por profesionales de ocho nacionalidades altamente cualificados, con un 80% de ingenieros y licenciados. Que la mayoría provenga de los campus universitarios gallegos posiciona al centro como un “puente real” que canaliza parte del conocimiento de las universidades de Galicia en proyectos tangibles de investigación aplicada.
El CTAG trabaja en las diferentes etapas del desarrollo de nuevos productos y procesos, desde la investigación aplicada hasta la producción en serie. Ofrece soluciones integrales para el desarrollo de innovaciones y de grandes proyectos industriales. Integra el diseño de carrocería, habitáculo y componentes, así como modificaciones sobre vehículos.
Destaca su proyecto Siscoga (Sistemas Cooperativos Galicia), un corredor de cooperación inteligente que integra más de 100 kilómetros en carreteras interurbanas en colaboración con la DGT y el Ayuntamiento de Vigo en tramos urbanos. El objetivo de este corredor permanente, abierto en 2011 y pionero en Europa, es realizar pruebas operacionales sobre los nuevos sistemas de comunicación vehículo-vehículo y vehículo-infraestructura. La iniciativa fue galardonada con el primer premio en el Salón Internacional del Automóvil de Barcelona en la categoría Car to Car.
Desde hace más de una década trabaja con intensidad en el vehículo autónomo. La puesta en marcha en 2014 del Centro de Electrónica para Vehículos Inteligentes permitió un impulso adicional con nuevas instalaciones de vanguardia. En esta división, investigadores y tecnólogos participan en numerosos proyectos europeos de I+D y ofrecen competencias avanzadas en sistemas ADAS (Advanced Driver Assistance Systems) y automatización del vehículo, conectividad, electromovilidad y confort interior, HMI (interfaz hombre-máquina), hardware, software y validación.
A lo largo de su trayectoria, el CTAG ha desarrollado más de 250 proyectos de investigación tanto propios como en colaboración con empresas, liderando muchos de ellos, en convocatorias a nivel europeo o de la Xunta relacionadas con el vehículo eléctrico, autónomo y conectado y con el desarrollo de nuevas funciones, materiales y procesos de fabricación. Hoy en día participa en más de 50 iniciativas de I+D+i colaborativas, 25 a nivel europeo.
El CTAG también participa en la definición, implantación de nuevos procesos y tecnologías que permiten la transformación digital de la industria mediante la visión artificial, robótica, fabricación aditiva o Big Data; claves en la fábrica 4.0.
Cada vez más inteligente es la fábrica de PSA en Vigo, que sitúa a Galicia en el mapa mundial de la automoción y la convierte en pionera. Pedro Hortas, portavoz de la planta como director de Comunicación, nos recuerda que “la prueba que se realizó en 2015, entre Vigo y Madrid, fue la primera en carretera abierta que se realizó en España e hizo visible al público el desarrollo de los vehículos que marcarán el futuro de la automoción”. Algo que hace poco “podría parecer ciencia ficción, hoy es una realidad inminente, que llegará al usuario en función de lo rápido que se pueda también evolucionar la reglamentación y la red viaria”, apunta.
Será a través del programa AVA. “El vehículo autónomo de Groupe PSA llegará progresivamente a las carreteras con niveles de autonomía que aumentarán hasta alcanzar la delegación total de la conducción si el conductor lo desea. La ambición de nuestro grupo es hacer el vehículo autónomo accesible al mayor número de personas proponiendo vehículos de uso sencillo y máximos niveles de seguridad”, sostiene Hortas.
Sobre vehículos Citroën, Peugeot y DS, los demostradores que se ensayan en el programa AVA, “que han podido probar conductores no expertos, están equipados con funciones de nivel 3 Eyes Off y nivel 4 Mind off, los cuales anticipan los vehículos completamente autónomos que empezaremos a ver a partir de 2020”. Pedro Hortas eleva a 120.000 los kilómetros que acumulan los demostradores circulando en modo autónomo en carreteras europeas. ¿Qué aporta Galicia? “Los sistemas HMI (interacción hombre-máquina) a través de proyectos que se desarrollan en CTAG y en el ámbito del vehículo conectado 5G”.
Los vehículos de PSA ya cuentan con el primer nivel de automatización, Hands on (con manos), a través del Control Adaptativo de Crucero que programa la velocidad y deja que el vehículo la adapte para mantener la distancia con el vehículo que le precede. En 2018 se comercializa el DS Crossback con las primeras funciones de conducción automatizada de nivel 2, Hands off (manos fuera), aunque la reglamentación actual exige que el conductor mantenga las manos en el volante. “En el horizonte de 2020, es previsible la llegada del nivel 3, Eyes off (sin mirar), y más adelante llegaremos a poder dormir mientras viajamos, con el nivel 4, Mind off (mente desconectada)”, sostiene Hortas.
En cuanto a la evolución de los vehículos con combustibles alternativos, el responsable de Comunicación de PSA Vigo explica que esta planta “fabrica vehículos eléctricos desde hace 20 años, y en este tiempo las prestaciones de este tipo de vehículos han mejorado mucho”. Desarrollar vehículos eléctricos e híbridos enchufables “puede ser una buena solución para dar respuesta a los clientes en los próximos años y responder a las exigencias de reglamentación sobre emisiones”. Por tanto, alega Hortas, “Groupe PSA trabaja para que en el horizonte de 2023 más del 80% de nuestros modelos dispongan de versiones eléctricas o híbridas”.
El sector demanda que las decisiones políticas se fundamenten bien. Aún recuerdan la apuesta de la normativa por el diésel, por su menor consumo y menores emisiones de CO2. Ahora por el vehículo eléctrico. Pero, aunque éste no emite C02, Hortas recalca que “su huella medioambiental depende de la forma en que se genere la electricidad que utiliza y hay otros aspectos a tener en cuenta, como el reciclaje de las baterías”. Son decisiones que requieren “una inversión muy fuerte”. Los gobiernos “deben fijar los buenos objetivos y los fabricantes realizaremos el desarrollo tecnológico necesario”, apunta Pedro Hortas.
Se innova en el producto y también en la forma de producirlo. Juan José Areal, responsable de Innovación de Procesos y del Proyecto Fábrica 4.0, indica que “el Grupo PSA sitúa al cliente y al empleado en el centro de sus ambiciones para el desarrollo de la Fábrica del Futuro. Dentro de la relación entre las máquinas y los empleados se está trabajando en la mejora de la seguridad, la ergonomía de los puestos al mejor nivel y la asistencia al operador, ya sea física o cognitiva”.
“El despliegue de los robots industriales ya se realizó en el pasado para facilitar los trabajos pesados y de una ergonomía menos adaptada, con repetición sistemática de operaciones, en entornos como la soldadura y la estampación”, apunta Areal. Los robots colaborativos vienen a complementar a aquellos. “Nuestra fábrica del futuro busca la eficiencia gestionando todos los flujos: de información y físicos, desde el proveedor hasta el cliente final”, indica el responsable de la Fabrica 4.0 de PSA en Vigo.
La transformación se realiza en dos ejes: uno sobre el capital humano y otro sobre los deseos del cliente. El primero contempla aspectos como “la seguridad, la ergonomía, la protección medioambiental o la satisfacción de los trabajadores”, explica Areal. El segundo “con fábricas flexibles y ágiles capaces de responder a las nuevas exigencias del cliente, con nuevos productos fabricados con amplia diversificación y en muy breve plazo de tiempo”. La moraleja: PSA busca “integrar lo más rápido posible en nuestras fábricas todos los nuevos conceptos y las nuevas tecnologías, asegurando la mejor integración de nuestros empleados”, de camino hacia “una nueva era industrial”.
Mano a mano con Ceaga y CTAG trabajan “en los ámbitos de la fábrica virtual, la fábrica conectada, la fábrica ágil y flexible y la fábrica ecoamigable”, según Areal. La simulación, el Big Data, la IoT, dispositivos RFID, robótica colaborativa, control automático de calidad en flujo o la asistencia cognitiva son algunas de las familias de bloques tecnológicos en los que trabajan con el CTAG, centro con el que colaboran en el campo de la innovación, junto al resto de centros tecnológicos gallegos para cuestiones en sus dominios de actividad.
Dentro del ecosistema de innovación y en el marco de la innovación abierta, la aceleradora Business Factory Auto, BFA, puesta en marcha junto con Ceaga, Xunta y Zona Franca de Vigo “constituye una apuesta fuerte de Groupe PSA por el emprendimiento y la innovación vertical en el sector del automóvil”, apunta Areal.
Así, el Centro de Vigo “ocupa un papel destacado en la Industria 4.0 para Groupe PSA, apoyándose en su personal, sus instalaciones, su ritmo de lanzamientos y los actores locales”, pilotando “el desarrollo y validación de la I+D de procesos de gran número de bloques tecnológicos para conseguir un futuro despliegue en todas las fábricas de la compañía”. Son así “una gran cabeza tractora” -dice Areal- en la proposición y desarrollo de numerosas soluciones disruptivas con aplicación en el sector de automoción y otros sectores de actividad de Galicia.