En los últimos tiempos se ha producido un cambio de mentalidad que está impulsando una auténtica corriente de innovación en España. Probablemente, la mayor lección que se pueda extraer de los tiempos turbulentos que hemos vivido en los últimos años es la necesidad de invertir en innovación: las organizaciones que lo habían hecho para dar pasos hacia su transformación han podido adaptarse y resistir mejor los cambios. Y aquéllas que han dirigido la innovación hacia la mejora de sus productos o servicios han podido superar las dificultades porque contaban con una importante ventaja competitiva. Esto es particularmente crítico cuando hablamos de mercados internacionales puesto que la posición de España en el escenario global (salvo magníficas excepciones) es de un déficit claro en I+D+i.
Estos hechos han animado a miles de empresas a seguir la estela de la innovación. Además, la gran diferencia con respecto al pasado es que ahora, gracias a los fondos Next-Generation, además hay recursos económicos para respaldarla.
Sin duda, es una oportunidad única que puede impulsar realmente la transformación de España en un país líder en innovación, con un modelo productivo menos dependiente del sector servicios y en el que la industria tenga un mayor peso. Este ha sido uno de los grandes anhelos de las últimas décadas y ahora puede ser el momento de lograrlo.
La innovación no es solo para las grandes empresas
Se tiende a pensar que solo las grandes compañías apuestan por la innovación y es cierto que desarrollan una labor importante en ese sentido. Sin embargo, no hay que olvidar que el 99,9% del tejido empresarial español, formado por 2,5 millones de empresas, está compuesto por pymes. La mayoría de ellas (44%), más pequeñas que medianas, tiene menos de 50 empleados. Además, juegan un importante papel en la economía nacional: dan empleo al 70% de los trabajadores y generaron un valor agregado bruto del 56% en 2022.
Por tanto, en lo que a innovación se refiere no podemos depender únicamente de lo que hagan las grandes compañías. Hay cientos de pymes que están desarrollando un trabajo realmente admirable en ese sentido, reinvirtiendo sus ganancias para poder seguir siendo disruptoras y poder hacer frente en sus mercados a las grandes corporaciones.
Según el informe de la Fundación COTEC sobre la evolución de la I+D+i, el 89,9% de las empresas españolas con actividad en I+D en 2021 eran pymes. Este dato pone de manifiesto la relevancia que tienen estas organizaciones como motor de la innovación.
Generando grandes adelantos
En este país se están logrando adelantos que realmente resultan sorprendentes, sobre todo cuando se analizan los recursos con los que se están alcanzando esos logros. En sectores como automoción, aeronáutico, naval, biosanitario o en ámbitos transversales como la sostenibilidad se están impulsando grandes proyectos que sitúan a España a la vanguardia de estos sectores.
Detrás hay un gran talento y una enorme voluntad de hacer las cosas bien. Y si en los últimos años se ha venido trabajando así, ahora que contamos con recursos y planes públicos para impulsar esa actividad de innovación, lo resultados pueden ser extraordinarios.
Esperemos que en los próximos años desde el Gobierno se siga incentivando el papel de las pymes en innovación, las empresas lo asuman y la evolución se realice de una manera ágil para que nuestra industria avance drásticamente en su transformación contribuyendo a la competitividad de nuestra economía y al empleo de calidad.