La kryptonita, el mithril y otras excusas para hablar de mineralogía

Pablo Garcinuño

Dos profesores universitarios crean una guía de minerales que aparecen en obras de ficción

Carlos M. Pina y Carlos Pimentel, autores del libro ‘Pequeña guía de minerales inexistentes’

Un alumno preguntó en clase por la kryptonita y ahí empezó todo. Poco después el nombre de ese mineral verdoso aparecería en las páginas de un libro con la siguiente explicación: “Se originó como consecuencia de la destrucción del planeta Krypton, de donde procede Superman. Se considera un mineral radiactivo y tiene como principal efecto debilitar o anular los superpoderes de Superman y de otros kryptonianos. En la película Superman returns (2007) la kryptonita resulta ser un hidrosilicato de sodio, litio y boro con flúor”.

Es uno de los contenidos que se pueden ver en la ‘Pequeña guía de minerales inexistentes’, un libro elaborado por Carlos M. Pina, profesor del Departamento de Mineralogía y Petrología de la Universidad Complutense de Madrid, y Carlos Pimentel, doctor en Ciencias Geológicas e investigador de la Universidad Politécnica.

Hay muchos otros materiales. Está el adamantium que recubre los huesos de Lobezno en el universo fantástico de Marvel; los cristales de Adegan que se utilizan para los sables de luz de Star Wars; el liviano y resistente metal Mithril de algunas mallas que aparecen en El Señor de los Anillos, o el Unobtanium de la película Avatar, entre muchos otros.

Divulgar la mineralogía

Ese chispazo que surgió a raíz de la ya mencionada pregunta (“me han dicho que incluso hay personas que acuden a las tiendas de minerales pidiendo kryptonita”, comenta Pina) se ha materializado en un libro, publicado por Ediciones Complutense, e incluso en una exposición. “La idea me pareció al principio un poco fuera de lugar pero luego, pensándolo más tranquilamente, me di cuenta que podía tener cierto recorrido y que podía servir para hacer divulgación de la geología”, afirma.

Y es que la intención no es otro que “divulgar la mineralogía”. “Siempre ha sido una ciencia poco conocida, considerada como anticuada y limitada a los coleccionistas que van a los mercadillos a comprar minerales”, se lamenta Carlos M. Pina. Por eso, con cada elemento de ficción se explican una serie de materiales existentes que pueden considerarse, de alguna forma, análogos.

En el caso de la kryptonita, volviendo al primer ejemplo, se relata que en 2006 se encontró en Serbia un mineral no radiactivo, denominado jadarita, con prácticamente la misma composición que la kryptonita descrita en Superman: LiNaB3SiO7(OH). 

La exposición incluye una reproducción de la kryptonita con impresora 3D.

En otros capítulos es más difícil encontrar estas similitudes, como ocurre cuando se aborda el octirón, un metal del Mundodisco de Terry Pratchett imbuido de magia de forma natural. Los autores advierten al lector poniéndole los pies en el suelo: “es un mineral mágico, por lo que no tiene análogos en el mundo real. Recordamos que no existe la magia y que los minerales no tienen propiedades mágicas ni curativas”. Así, de paso, advierte de ciertas seudociencias que quieren utilizar los minerales con falsos fines curativos o mágicos.

A la caza de minerales

Aunque reconoce que la geología tiene “cierta importancia” en las obras de ficción, el también investigador del Instituto de Geociencias (UCM-CSIC) asegura que los temas más recurrentes son aquellos relacionados con la exploración planetaria, los volcanes, los terremotos, un viaje al centro de la tierra u otros asuntos de interés para el público. “La parte de la mineralogía interesa menos porque no es tan espectacular”, explica el profesor de la UCM. Si alguna vez aparecen este tipo de materiales, “se describen muy someramente y forman parte del argumento de una forma secundaria, con raras excepciones”.

A pesar de ello, los dos autores han encontrado minerales casi míticos de muy diversas épocas y de muy variados campos de la cultura (cómic, películas, libros, videojuegos, etc.). El método de búsqueda fue, según palabras de Pina, “bastante errático” y, a pesar de ello, ha dado sus frutos. En todo ese proceso jugo un papel crucial Pimentel, coautor del libro, a quien su compañero define como “un erudito de la ciencia ficción y de la fantasía”.

Los dos seleccionaron “aquellos minerales que tenían más recorrido” para sus fines divulgativos, es decir, los que “dan pie a explicar fenómenos naturales o procesos o propiedades de la materia en general”. De esta forma, el dilithium, de Star Trek, es la excusa para hablar de un mineral muy raro con una composición química similar a la descrita en la serie televisiva denominado ferroholmquistita ((Li2Fe2+3Al2)Si8O22(OH)2).

Presentación de libro 'Pequeña guía de minerales inexistentes'.

El unobtanium (Avatar) les sirve para hablar de los denominados superconductores de alta temperatura, materiales que presentan unas propiedades similares al unobtanium. Y, a raíz de la kryptonita, pueden abordar la radioactividad, por poner solo algunos ejemplos.

Buena respuesta

A la vez que el libro iba tomando forma, también lo hacía una exposición sobre minerales de ciencia ficción que se puede ver hasta el 30 de abril en la Facultad de Ciencias Geológicas de la UCM. Se incluyen réplicas de estos materiales inexistentes –como una reproducción de la kryptonita con impresora 3D– y de algunos de sus análogos en el mundo real, como un trozo de meteorito que podía asemejarse al Mithril de Tolkien. Se pueden ver cómics, libros y otros objetos relacionados con el mundo de la fantasía, pero también se incluyen explicaciones a algunos conceptos científicos.

La idea es que la muestra sea visitada por varios colegios e incluso que se traslade a otros centros, como la Biblioteca María Zambrano, el Museo de Ciencias Naturales o la Escuela de Verano de El Escorial. Todo ello demuestra que el proyecto de Pina y Pimentel está teniendo muy buen respuesta.

Parece claro que están cumpliendo el objetivo que perseguían: divulgar la mineralogía. “Estamos llegando a un público muy diverso, más allá del mundo universitario, que es de donde ha salido todo”, explica el profesor de la UCM. Incluso reconocen que se les ha quedado muchos materiales de ficción en el tintero. “De hecho, ya estamos buscando más minerales inexistentes que nos permitan contar más cosas”.

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