Francisco Lloret es catedrático de ecología de la Universidad autónoma de Barcelona e investigador del CREAF– Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales–. Ha trabajado en investigaciones centradas en el estudio de la estructura, el funcionamiento y la dinámica de los bosques en relación con diferentes fuentes de perturbaciones causadas por el hombre, como el cambio climático, los incendios y las invasiones de especies exóticas. También ha participado en proyectos medioambientales con el fin de mejorar la resiliencia de los bosques y el monitoreo del sistema de alerta de vulnerabilidad climática en bosques de montaña. Y, además, ha sido presidente de la Asociación Española de Ecología Terrestre.
El ecólogo nos explica la razón de por qué nace su nuevo libro –‘La muerte de los bosques’– dedicado a los árboles, en el que intenta transmitir la experiencia de una vida dedicada a trabajar en la ecología, a partir de la observación de cómo funciona un bosque, tras haber comprobado y predicho cómo en algunos bosques existen zonas en las que los árboles, después de vivir cientos de años, son capaces de llegar a morir y desaparecer.
El autor dice que, a pesar de tener un título catastrofista, el libro trata de mostrar de una manera muy cercana el vínculo que se crea entre los investigadores con la vida y el funcionamiento de los bosques. Aunque se adentra más en las personas, que ya sea por vocación o no, se han dedicado toda la vida a trabajar y cuidar del campo.
Según Lloret, el bosque como término general “tiene unas connotaciones culturales muy importantes en España, siendo a la vez contradictoria”. Por un lado, hemos recibido una educación de proteger a los bosques porque dan sombra, permiten acomodarnos mejor a la temperatura del clima que tenemos y un largo etcétera, mientras que, por otro lado, los cortamos porque dan sombra a los campos o cortan las buenas vistas a la playa.
Y es que esta gestión y abuso que hacemos de los bosques es una de las principales amenazas que tienen las arboledas, junto a la propagación de las plagas, los incendios-que están ocurriendo ahora mismo y el cambio climático, siendo el mayor factor que provoca las muertes de los bosques, ya que, la muerte de los árboles que tienen lugar en las olas de calor que han existido hasta hoy en día son un gran precursor de cómo serán las que vendrán más adelante.
La vulnerabilidad no solo se ve en los bosques españoles, sino también en diferentes partes del mundo, ya que la muerte de los árboles, puede darse tanto en zonas tropicales como boreales. Zonas en las que, por suerte, existe abundancia de lluvia. En varios casos, hay árboles que sobreviven y vuelven a rehacer su copa, mientras que otros mueren y salen otros tipos de árboles que son capaces de adaptarse a un suelo mucho más árido. Lloret, recuerda que “la mayoría de estas muertes, son debidas al cambio climático”.
El catedrático comentó que, dentro de 50 años, muchos de nuestros árboles serán distintos al igual que nosotros, ya que las condiciones climáticas, serán completamente diferentes a las que existen hoy en día y serán mucho más extremas, debido principalmente a la aceleración que está ocurriendo en los últimos años.
Lloret explica que la situación de los bosques “es francamente diferente”, debido principalmente a su geolocalización, porque no son iguales los bosques de las zonas tropicales que los que se encuentran en las zonas templadas. Estas razones son dadas por una transformación socioeconómica, porque en realidad es una responsabilidad colectiva que viene dada por el modelo de sociedad que entre todos desarrollamos. Pero también nos dice que existen planes de política forestal y se hacen muchas acciones forestales.
España sigue la línea política que predomina en Europa: unas políticas de repoblación, consideradas parte de la cúspide de la biodiversidad. Principalmente porque son los árboles los mayores captores de las emisiones de CO2 que el ser humano emite a la atmósfera. También, habla de la planificación de los bosques a largo plazo, sobre todo enfocado de aquí a cincuenta años, porque será cuando las condiciones serán completamente diferentes.
Como solución, el autor menciona la importancia de la lucha contra el cambio climático y cómo pretende la Unión Europea luchar contra éste, a través de la creación de un portfolio en el que se comprometen a plantar al menos 3 000 millones de árboles adicionales en la UE de aquí a 2030.