Tras un periodo de introspección parece que La Nave ya sabe qué quiere ser de mayor. Para ayudar a la vieja fábrica Boetticher con sus inquietudes vocacionales, el Ayuntamiento de Madrid convocó hace unos meses un concurso que determinaría el timonel del recinto ubicado en Villaverde. Carlos Barrabés, a través de Innova Next, SLU, de Barrabés.biz, marcará, junto al equipo municipal, el paso de La Nave desde ahora y durante los próximos dos años (prorrogables dos más) con un presupuesto anual de 841.000 euros.
Concluida en 2012 la rehabilitación iniciada en 2009, y después de superar distintos escollos político-presupuestarios, La Nave comenzó su rodaje acogiendo eventos como el festival Imperdible_01, de mano de COTEC, OpenExpo, Villaverde Experimenta, TEDxCibeles o las dos últimas ediciones de South Summit. Se abre ahora un segundo capítulo en el que además de anfitriona, La Nave quiere adoptar un protagonismo propio como eje vertebrador del resto de agentes activos de la emergente I+D madrileña como Campus Madrid (Google), MediaLab Padro, Telefónica_Open Future, Impact Hub, etc. Un ramillete que ha ganado peso y que ahora tiene por delante la tarea de organizarse para que cada uno aporte ventajas propias sin duplicar esfuerzos. De vocación aperturista, La Nave quiere estrechar lazos con entidades públicas y privadas a nivel regional, nacional y global pero empezando por el barrio y por su tejido asociativo y productivo.
Como explicaba el pasado viernes el coordinador general de alcaldía Luis Cueto en la presentación del nuevo proyecto, Madrid necesitaba un espacio para dar respuesta a todos aquellos que precisaran de una formación rápida, de vanguardia y a precios populares. “La innovación y la tecnología deben ser accesibles y aquí cambiará la vida de la gente, que con los conocimientos adecuados podrá sacar adelante sus proyectos”, decía Cueto, que considera que Madrid se va a convertir en un referente en movilidad, lucha contra la contaminación, innovación social o participación ciudadana. “No queremos ser como Silicon Valley, tenemos una identidad propia”, añadía el responsable público, para quien La Nave deber forzar su vocación de unir al resto de espacios similares alojados en la ciudad.
Esa intención de ser realmente útil en un mundo que cambia a toda velocidad es uno de los pilares de la propuesta de Carlos Barrabés y su equipo. Según el empresario aragonés, la sociedad tiene que volver a cierto consenso a la hora de definir cómo será el futuro, “un acuerdo que sí existía hace 15 o 20 años pero que ahora se ha fragmentado”.
Frente a la complejidad, creatividad; frente a la automatización, autenticidad e historias; frente al exceso, experiencias; frente a la incertidumbre, adaptabilidad. Para Barrabés el SXXI sólo se puede entender cooperando. “El próximo Einstein será un grupo de personas conectadas” y frente a la falta de sentido propone empatía y significado, “que la persona esté en el centro”.
Los modelos clásicos de innovación -centralizada, grupal o abierta- son insuficientes para esta época, un mundo de ecosistemas, que según Barrabés hay que gestionar con plataformas tecnológicas “que no se basan en un caos, sino en una experiencia más interesante y rica”. Ecosistemas que se establecen como polos de innovación en todo el mundo y donde quien más comparte más recibe. En esta línea, Igor Tasic, director de La Nave, aseguraba que Madrid quiere formar parte de la Champions League como ciudad de la I+D sin nada que se le pueda reprochar en una comparativa con París o Nueva York. Tasic ya ha adelantado que los primeros acuerdos para reafirmar el papel de La Nave en una red global se han firmado con Sao Paulo y Buenos Aires. “Podemos fomentar que Madrid sea puerta de entrada en el mercado español y europeo”, añadía Tasic.
La alcaldesa de Madrid Manuela Carmena cerraba el acto en modo pitch, moviéndose por el escenario micro en mano pero sin Power Point de fondo, e incluía la imaginación en la ecuación innovadora de La Nave. “A lo largo de la historia, salvo algunas excepciones, la imaginación y la invención han sido poco valoradas”, ha dicho la alcaldesa. “Me gustaría que Madrid se convirtiera en un motor de la humanización del futuro; de un mundo que aún no podemos ni siquiera imaginar”. “Tenemos que redefinir nuestra relación digital, y La Nave puede contribuir a que nos encontremos”, añadía Carmena.
Tres ejes: Formar, acelerar, conectar
La Nave forma pretende ofrecer formación que dote a los ciudadanos y empresas las capacidades necesarias para afrontar el mundo digital. Un campo en el que los más pequeños tienen protagonismo, con iniciativas para estimular las vocaciones tecnológicas entre niños y niñas, con una especial atención a estas últimas. También se explorarán las relaciones intergeneracionales y el aprovechamiento de la experiencia apoyada en el uso de las tecnologías.
La Nave acelera implica un intenso trabajo sobre un proyecto durante un periodo de tiempo limitado con el apoyo de expertos con el objeto de impulsar y acelerar su desarrollo. Implementa una filosofía “Think big, fail fast” (piensa en grande, falla rápido), de modo que los proyectos que superan la aceleración son prácticamente protoempresas viables, mientras que los que fallan se descartan.
La Nave conecta define el deseo de convertirse en un espacio de relación entre los miembros del ecosistema de innovación de Madrid, “muy rico, pero desconectado”. Charlas, talleres, conferencias y eventos de networking serán un estímulo para atraer a innovadores y estimular procesos creativos en los que participen muchos agentes. La conexión con el ecosistema internacional y la internacionalización de las startups son aspectos muy relevantes.