En 2012, después de tres años de trabajo rehabilitador, la vieja fábrica Boetticher se convertía en La Nave. El epicentro de la innovación de la ciudad de Madrid no tuvo un comienzo fácil debido a distintos escollos político -presupuestarios. Todo cambió en 2017, cuando el ayuntamiento convocó un concurso público para la gestión del espacio.
En este tiempo, La Nave, de la mano de las distintas corporaciones municipales, ha definido su filosofía y su estrategia, descartando aquello que no funciona y situando el foco en unas fortalezas cada vez más claras. Como explica Ángel Niño, concejal delegado de Innovación y Emprendimiento del Ayuntamiento de Madrid, en 2019 -año en el que arranca el primer mandato del alcalde José Luis Martínez-Almeida- el ecosistema emprendedor e innovador de la ciudad aún no estaba del todo maduro. “Hoy no solo se ha consolidado, sino que cuenta en La Nave con un lugar que ya es una referencia en Europa y Latinoamérica. Es la joya de la corona”, afirma Niño.
El responsable público considera que La Nave, además de su apoyo decidido a startups procedentes de todo el mundo, contribuye a reforzar la idea de Madrid como ciudad que abraza el talento, lo retiene, crea puestos de trabajo y genera ecosistema. “El futuro es de las ciudades, que están obligadas a aportar un valor que convenza al talento para que las elija como un lugar en el que vivir y trabajar”, asegura el concejal.
Ubicada en Villaverde, La Nave es el pilar de un distrito que la corporación municipal se ha propuesto ‘salpicar’ de innovación. Allí encontramos Madrid Food Innovation Hub, centro público dedicado a la atracción de compañías punteras en tecnologías alimentarias y un vivero de empresas “que funciona realmente bien”. Villaverde acogerá además una de las propuestas estrella del área de innovación en la presente legislatura. Si todo marcha según lo previsto, en pocos meses el mayor sandbox de Europa será una realidad para que empresas de cualquier lugar puedan testar el funcionamiento de sus prototipos de movilidad antes de lanzarlos definitivamente al mercado. “Conviene entender que la innovación debe salir de la M-30. Es la única manera de acercársela a la gente y de que los más jóvenes perciban cómo genera puestos de trabajo y mueve actividades profesionales muy atractivas”, señala Niño.
“La Nave contribuye a reforzar la idea de Madrid como ciudad que abraza el talento, lo retiene, crea puestos de trabajo y genera ecosistema” (Ángel Niño)
Con unas dimensiones de 13.000 m2, La Nave consta de un área central que abarca más de la mitad del total del espacio disponible, donde se celebran grandes eventos de innovación, emprendimiento y tecnología, como South Summit. En La Torre y en la zona de contenedores se alojan las startups de la Comunidad de La Nave (#ComunidadLN). El aulario lo integran siete aulas polivalentes de formación para charlas, talleres y reuniones; y la cafetería tiene capacidad para 250 personas.
La Nave se mueve siguiendo tres líneas estratégicas: La Nave Forma, La Nave Conecta y La Nave Acelera, desde las que pretenden ‘calar’ en las startups, pero también en la ciudadanía, los estudiantes, los profesionales y las corporaciones. Los diferentes pro- gramas de formación, emprendimiento e innovación para ideas, proyectos y startups se ajustan a cualquier fase de madurez, desde la etapa pre-seed a la de scale up. Hasta la fecha, 935 empresas han sido aceleradas (48 residen actualmente en La Nave) y en la Comunidad La Nave se han generado 373 puestos de trabajo. Las startups han captado más de 64 millones de euros de inversión. En sus aulas se han formado más de 95.000 personas y ha sido testigo de la celebración de más de 8.000 actividades y 553 grandes eventos.
Azucena Elbaile, directora de La Nave, recuerda que, en un primer momento, no estaba prevista la presencia diaria de los emprendedores en las instalaciones. “A finales de 2017, propusimos al Ayuntamiento de Madrid la incorporación de las startups. Aceptaron, y esa decisión marcó un antes y un después”, asegura. Una vez llenaron de ‘vida’ los espacios, la #ComunidadLN empezó a tejer una red que no ha hecho más que ganar en solidez.
La segunda decisión importante que tomaron en los siguientes meses puede parecer menor, pero nada más lejos. “Inicialmente, ubicábamos a las startups por verticales. Nos dimos cuenta de que cuando los mezclábamos surgía la colaboración, así que empezamos a fomentar la interconexión a todos los niveles”. En esta línea, el tercer jueves de cada mes celebran un desayuno al que está invitada toda la comunidad, tanto los residentes como el alumni.
“Cuando los emprendedores se van de La Nave, solo pierden el espacio físico, pero pueden seguir disfrutando de todos los demás servicios Les ayudamos en todo lo que podemos”, asegura Elbaile. Una de las startups que mantiene estrechos lazos con La Nave después de volar muy alto es Sepiia. En la firma de moda sostenible, artífice de prendas que no se manchan, no se arrugan y no huelen, celebran estos días la apertura de una nueva tienda en Barcelona.
“La generosidad de los emprendedores hace de Madrid una ciudad abierta y llena de conexiones” (Azucena Elbaile)
“Proponemos un producto que el cliente nunca ha visto”, explica Federico Sainz de Robles, fundador y CEO de Sepiia. El fuerte compromiso con el medio ambiente y con el bienestar social de los trabajadores de la industria le ha valido a la compañía la obtención del exigente sello B-Corp. Pioneros en el uso de materiales propios y en el rediseño de procesos productivos protagonizados por el ahorro de agua, el reciclaje y la economía circular, Sainz de Robles considera que La Nave les ayudó a asentarse como empresa. “El equipo se cohesionó. Además, accedimos a formaciones que fueron claves en el desarrollo de nuestra estrategia comercial, y participamos en eventos como South Summit, donde conectamos con el entorno inversor. En general, pudimos darnos a conocer. Fue una experiencia muy positiva por la que siempre estaremos agradecidos”.
Azucena Elbaile insiste en que todos los servicios que prestan son gratuitos y que todo lo que hacen esta encaminado a hacerles crecer. “De manera masiva, el ecosistema nos conoce a través de grandes eventos, pero no seríamos nada sin los emprendedores. Ellos son la pieza fundamental, la estrella alrededor de la que orbita todo lo demás, incluidos nosotros como equipo de trabajo, y los demás agentes importantes”.
La directora de La Nave, asegura que otras ayudas que ofrecen no son tan visibles como los programas, aunque ello no impide que sean muy valoradas por los emprendedores. “Nuestras puertas siempre están abiertas para tratar los muchos problemas que pueden surgir. La soledad del emprendedor es una realidad muy cierta. Actividades como No fue tan buena idea’ o ‘Confesiones de un CEO` les ayudan a sobrellevar las dificultades”.
Impulsar desde la base para ayudar a la ciudad y la ciudadania
“Cuando hace 20 años empecé a trabajar en estos temas, las startups eran vistas con extrañeza dentro del conjunto productivo”, detalla Elbaile. “Ahora, el empredimiento se fomenta con más decisión desde las administraciones públicas y los espacios educativos, y las corporaciones cuentan con las startups en su día a día”.
Desde 2017, La Nave ha incorporado cada vez más proyectos en fase de aceleración con un producto mínimo viable entre manos, sin abandonar “bajo ningún concepto” el apoyo a iniciativas pre-seed, seed “e incluso en fases anteriores, como ideas nacidas en el entorno de la educación”. Elbaile alude a cierta responsabilidad que asumen como un actor importante dentro de la administración pública. “Debemos ayudarles en esas etapas iniciales. Las startups más maduras cuentan con inversión privada o colaboran con corporaciones a través de programas de open innovation. En España abundan las aceleradoras, pero no se fomenta el incremento de la base total de startups, algo que solo es posible confiando en aquellas más incipientes”.
En La Nave las casuísticas se multiplican. “Hemos visto empresas que entraban en el Programa de Incubación con una idea y tres integrantes en el equipo y salían de aquí con 20 empleados y un producto en el mercado”, asegura Elbaile. A nivel de financiación, “la mayoría vienen sin haber recibido nada y concluyen su etapa aquí con un préstamo ENISA, una ayuda del Programa NEOTECH (articulado por CDTI) y, al menos, una primera ronda de financiación levantada”.
“La captación es lo más importante de un programa de apoyo al emprendimiento, y nos gusta capitanearlo directamente, sin ninguna intermediación” (Azucena Elbaile)
Elbaile indica que son muy selectivos. “No dejamos que entre cualquier proyecto. Si lanzamos una convocatoria y no detectamos que el cupo es cubierto con la calidad necesaria, podemos dejar plazas ‘desiertas’ y asignar más recursos a otros programas. La captación es lo más importante de un programa de apoyo al emprendimiento, y nos gusta capitanearlo directamente, sin ninguna intermediación. Es un proceso fundamental para que, posteriormente, los proyectos salgan adelante y sobrevivan”. El círculo lo cierran con programas específicamente dirigidos a startups del exterior que quieren asentarse en Madrid y desconocen las vías más seguras para lograrlo.
SmartCities; Sosteniblidad, Bioeconomía y Economía Circular, eHEalth y Biotech; ed-Tech; Fintech e Insurtech; Retail, Turismo y Hostelería. Estas son las líneas prioritarias para La Nave, y marcan el carácter y la actividad de las startups con las que trabajan. “No somos una organización de innovación social, pero tratamos de que los proyectos ayuden a la ciudad y sus ciudadanos”.
Uno de los ejemplos más claros con los que visibilizar esta declaración de intenciones es Ayúdame3D. Constituida como entidad social, Ayúdame3D creó el primer brazo mecánico para personas sin codo. Desde entonces, sus famosas trésdesis de manos y brazos han cambiado la existencia de más de 500 personas en 55 países. Guillermo Martínez y su equipo se encargan del diseño, la fabricación y la entrega de cada una de estas ayudas. Todo de forma gratuita. “Nuestra filosofía es que la innovación y la tecnología deben ayudar a mejorar el día a día de la gente”, explica Laura Martín Torruella, cofundadora y responsable de Comunicación de Ayúdame3D.
En el año 2020, Ayúdame3D entra a formar parte del programa de aceleración de La Nave. “Del voluntariado que habíamos practicado hasta entonces, pasamos a un modelo que nos permitía incrementar las ayudas y, además, hacerlo de manera sostenible económicamente. Descubrimos que se puede vivir de hacer el bien”, afirma Laura Martín.
En La Nave formaron un equipo profesional (hoy lo integran entre 10 y 12 personas, depende del proyecto). “Pusimos en marcha nuestra propia fábrica. De tres impreso- ras pasamos a las actuales 30, por lo que nuestra capacidad productiva se ha multiplicado. En La Nave, mentorías y formaciones aparte, nos retroalimentamos con otros emprendedores e intercambiamos experiencias a lo largo de distintas fases. El mundo del emprendimiento es bastante solitario: no sueles ver más allá de tu realidad y la de tú empresa. Los responsables de La Nave se preocupan de que las startups que alojan extraigamos toda la riqueza posible del camino compartido”.
El momento de Madrid
“Nos gusta pensar que somos en parte culpables del boom de Madrid como un lugar atractivo para las empresas”, afirma Azucena Elbaile. La capital es uno de los 10 principales hubs europeos de innovación. “Hasta hace poco no era así. Todo ocurría en Barcelona. En un momento determinado, se decidió con acierto sacar adelante todo ese potencial innovador increíble de la región y la ciudad, hasta entonces disperso. Nosotros remamos de forma silenciosa pero constante”.
La directora de La Nave incluye a los emprendedores en el viento a favor del que participan administraciones, corporaciones o medios de comunicación. “Gracias a su generosidad todo ha sido más fácil. Antes preservaban su ‘tesoro’, y ahora prefieren compartir, e incluso colaboran con teóricos competidores dentro de un mismo merca- do. Esa voluntad de ayudar empuja a Madrid como ciudad abierta llena de conexiones. Trabajamos todos a una”.