De Sailwiz se puede decir mucho. La firma, nacida en 2017, conecta a personas que siempre han querido navegar pero no han podido o porque alquilar un bote es muy caro o porque no tienen una matrícula que les permita salir al mar. En la prensa ya ha sido bautizada como El Blablacar de los barcos. Sin embargo, para Álvaro García de Polavieja, CEO de la compañía, hay una descripción que le gusta particularmente. La hizo, paradójicamente, el portal de noticias de broma El Mundo Today. En el artículo destaca una frase cómica pero pedagógica para que se comprenda el giro de negocio de la compañía: “La empresa que te permite compartir barco y que explica las fotos de tu ex en Instagram”.
García de Polavieja contesta una videollamada desde Madrid. El empresario fundó la startup junto con otros dos copañeros del Executive MBA que cursó en Esade. Vinculado toda la vida con el sector, el emprendedor tenía la firme convicción de que los botes podían acercarse al modelo de economía colaborativa (servicios con bienes de intercambio como Airbnb y Blablacar). “Se trataba de introducir una tendencia ya bastante establecida pero darle una vuelta de tuerca más”, cuenta García de Polavieja. Según los datos de la empresa, donde trabaja una quincena de personas, el perfil del usuario está entre los 35 y 55 años, al igual que el promedio de los propietarios.
Democratizar el alquiler de botes
Como ha pasado en muchos casos, Sailwiz ha tenido que realizar pedagogía de su modelo. Para cuando la startup se fundó, lo que más estaba presente en el mercado náutico de recreo era el alquiler de naves. Algo que, en opinión de García de Polavieja, limita a mucha gente por su precio alto, además de que no todos los interesados tienen una matrícula para navegar. “Es verdad que al principio les costaba entenderlo porque no es como el servicio de alquiler y eso lo volvía difícil de entender en su momento”, relata el empresario.
Las cosas han ido bien para Sailwiz. Desde su fundación, la empresa ha generado ventas por encima del millón de euros. Por la naturaleza de las ofertas de la plataforma —los capitanes suelen ofrecer rutas y actividades específicas— la pandemia fue algo que no golpeó con toda su fuerza. Aire libre, control en el número de plazas y en muchos casos una prueba como requisito. Un viaje como ese fácilmente empata con las nuevas tendencias del turismo que han tenido auge durante la pandemia. “Nuestro problema en julio y agosto es que todo está lleno”, confiesa el CEO.
El siguiente paso para la startup es la internacionalización. Este año ha iniciado un proyecto piloto en Italia, un país que le interesa particularmente a la firma. García de Polavieja cuenta que otros puntos de interés son los países del norte de Europa, Croacia, Grecia y Turquía. El cofundador de la empresa también considera América pero para un futuro menos cercano. La startup también colabora con las escuelas para impartir cursos de náutica o para un alquiler tradicional de barco.
García de Polavieja suele repetir que lo que hace Sailwiz es romper barreras para que cualquiera pueda tener vacaciones o un fin de semana en un velero. Aunque, eso sí, hay una frase que suele lanzar para que quede bien claro todo: “Estamos haciendo esta actividad accesible a la mayoría de la gente”.