El European Innovation Scoreboard, que utiliza 32 indicadores para medir el grado de innovación que hay en los países de la UE y sus regiones, nos coloca este año en el puesto decimosexto; es decir, en el grupo de países medios. No nos puede parecer la mejor situación, pero siempre queda la esperanza de que el próximo gobierno siga con el objetivo de que España tiene que mejorar esa posición y situarnos entre los países denominados más destacados, que es la garantía de un futuro mejor.
Los indicadores utilizados configuran doce grupos y solo estamos en tres por encima de la media: digitalización, en el que ocupamos el cuarto puesto entre los 27 miembros de la UE; capital humano, en el que ocupamos el octavo lugar, y sostenibilidad ambiental, en el que ocupamos el undécimo puesto.
La parte negativa está en los capítulos de innovación en pymes (22); empleo en innovación (22); colaboración empresarial con el sistema (22); sistema de investigación atractivo (17); uso de TIC (17); protección de la innovación (17); inversión empresarial (16); financiación y apoyo (13) y productos y exportaciones, en el décimo puesto.
Ante esta situación, la conclusión en fácil: tenemos que mejorar. De hecho, hemos mejorado en este último año, pero no es suficiente porque, entre otras cosas, tenemos que transformar el sector empresarial, el punto más flojo; tema lógico si se tiene en cuenta el volumen de pymes, que supera el 99 por ciento.
Apoyar las fusiones de empresas parece que debería ser uno de los objetivos del nuevo gobierno. La crisis ha puesto contra la cuerdas a muchas pymes, y no es bajo el número de desaparecidas. Este hecho puede deberse a diversas causas pero quizás es la falta de capacidad para innovar la principal.
Para innovar se necesita, además de un buen equipo, apoyo para abordar las ideas y los proyectos. Apoyo económico y humano, un aspecto en el que hay que señalar que las administraciones más cercanas son las que tienen más posibilidades de facilitar esa ayuda.
Es un hecho que casi todas las regiones españolas han mejorado en los últimos años. Seis sobre 19 (están incluidas las ciudades de Ceuta y Melilla) no es una buena noticia, aunque también es verdad que puede ser que estén con proyectos en marcha. Y no por haberlo hecho mal, aunque queda claro que la capacidad de mejorar viene por competir en ser mejores. Sí hay que citar a las cuatro que están entre las 100 regiones más innovadoras: País Vasco, Madrid, Cataluña y Navarra, que han seguido progresado y mejorando sus posiciones en el ranking europeo.
Naturalmente, el hecho de que el estudio esté referido a los países de la Unión Europea quiere decirse que, a nivel general europeo, probablemente estuviéramos en una posición inferior dado que no están en esta parte del estudio países como Reino Unido, Noruega y Suiza, países con una fuerte tradición en este sentido, similar a los líderes de la UE como son Suecia, Finlandia, Dinamarca, Países Bajos y Bélgica.