El pasado día 7 conocimos del último Índice de la Cultura de la Innovación (ICI) en la empresa española y el aprobado obtenido, que mejora el anterior, ratifica el interés por desarrollar programas específicos para facilitar procesos que, como fin último, tienen la creación de nuevos productos y servicios que mejoren la competitividad.
El ICI, este índice creado por la Asociación Española para la Calidad (AEC) ya es una referencia a la que se tendrían que someter muchas más empresas, no por la representatividad del índice como tal, sino también para compararse. Las 163 que lo han hecho de todos los tamaños (suman entre todas más de 236.000 empleados) es una muestra suficiente, pero que te puedas comparar con tus entornos es más importante, según han demostrado algunas de las que han participado.
Es importante saber que, a pesar de las cifras, en la empresa española en general algo se está moviendo en esa dirección que obliga a la mejora continua, la investigación y el desarrollo y cada empresa en particular debería afrontar en algún momento este examen. Cerrar los ojos a la evidencia de que en tu empresa no hay cultura de la innovación es el mejor camino para acabar con el proyecto en marcha. La competencia está en los mercados, pero si no sabemos cómo vamos a estar en los mercados dentro de cinco años es malo.
Hay que compararse para competir y mejorar. Es una mala costumbre no medir nuestras posiciones en cada momento y de ahí surgen muchos de los problemas que afectan, sobre todo, a la cultura y a la educación. Lo demuestra también el escaso interés que hay en las universidades españolas por hacer un índice que destaquen a las mejores. Eso da ventajas a las últimas y los niveles bajan. Como bien se sabe en la AEC, los controles de calidad han servido para una mejora sin precendentes en la empresa española y ese mismo fenómeno tiene que pasar con la innovación.
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE), que señalan que no llegan a 13.000 las empresas que innovan son desalentadoras, pero llaman la atención sobre lo mucho que falta para alcanzar un nivel digno. En el mejor momento pasaron de las 30.000 pero esto sobre el colectivo empresarial todavía es poco. Hay que tener en cuenta que compararnos con lo que hemos venido llamando nuestro entorno (Gran Bretaña, Francia, Alemania, etc) ya no es suficiente; nos tenemos que comparar con los mejores y, además, mantenernos.
En la presentación de este ICI 2016, Fran Chuán, CEO de Dícere, la empresa española que colabora con la AEC en el desarrollo de este proyecto y que con Babson College realizó la metodología, recordó la lista de los países más innovadores de hace cinco años. En los primeros puestos ya no queda ninguno después de un lustro. Aspiremos a competir y algún día podremos estar en uno de los cinco primeros lugares, no competir nos llevará directamente a la ruina. Examinémonos como está nuestra organización en Cultura de la Innovación. Es el mejor seguro para el futuro.