Málaga. Un 33% del consumo mundial de energía se produce en los edificios, un porcentaje que se incrementa si tenemos en cuenta el consumo energético que acarrea su construcción. Los acuerdos de París de 2016 o la directiva europea que obliga a construir edificios de consumo casi nulo a partir de 2020 –un 10% del gasto energético actual- han multiplicado las alternativas vinculadas a la bio arquitectura y a la bio construcción en un mix que aúna responsabilidad, practicidad y compromiso, y que explora desde nuevas perspectivas la relación campo-ciudad. Algunas de estas propuestas son expuestas estos días en Málaga, con motivo de NESI Forum, el encuentro internacional que analiza el estatus actual de la Nueva Economía y la Innovación Social.
Para el arquitecto Pablo Farfán (Farfán Estudio), la buena noticia es que la bio construcción no es más que lo que hemos hecho siempre, o al menos hasta los años 40, con la llegada de petróleo “abundante y barato”. Farfán considera que la arquitectura petroquímica “es un paréntesis” y que se volverá a adaptar al clima y a los materiales disponibles en cada zona. “Todos los materiales que utilicemos deben ser biodegradables y supra reciclables –podrán ser reutilizados eternamente-“. Farfán añade que la base de este nuevo escenario pasa por rehabitar y rehabilitar los edificios que ya son ecoeficientes, tan solo un 5% en España. “Si somos la segunda extensión forestal de Europa, ¿por qué no recuperar la madera o utilizar aislantes de corcho en lugar de petroquímicos?”.
La arquitecta alemana Petra Jebens-Zirkel decidió hace treinta años trasladar su residencia al Alto Aragón. Pionera en las teorías de la Biología del Hábitat, invita a recuperar fábricas y otros espacios abandonados en las ciudades para reconvertirlos en viviendas y pone en valor la cooperativa “tanto en el campo como en la ciudad”. “La naturaleza es nuestra base, nuestro origen. No podemos utlizarla como si fuera un parque de atracciones o una aventura de fin de semana”. La también presidenta del Spanish Institute of Baubiologie considera imprescindible que la naturaleza penetre en las urbes para convertirlas en “ciudades más humanas, en las que convivamos con animales y plantas” y ha planteado la hipótesis de instalar masivamente cubiertas ajardinadas en Madrid o Barcelona. “El ambiente se transformaría, el oxígeno se multiplicaría y no tendríamos que huir despavoridos cada fin de semana”. Por otro lado, Jebens no omite que es preciso que el trasvase de produzca también a al inversa. “Hay que llevar la cultura al campo para poder habitarlo dignamente. Son dos fuerzas que han de unirse en ambas direcciones”.
Iñaki Alonso, fundador del estudio sAtt, combinó los estudios de arquitectura más académicos con un punto autodidacta que le llevó a explorarla desde una perspectiva medioambiental y ecológica. “La arquitectura es nuestra tercera piel y es preciso tener una visión compleja de la sostenibilidad. No podemos construir un edificio muy eficiente y que sin embargo tenga emisiones de gas radón o contaminación electromagnética”. Comenzaron proyectando viviendas unifamiliares, que para Alonso es la tipología arquitectónica menos sostenible. Tras diez años de análisis empezaron a trabajar la ecología desde el otro lado, la ecología social, y hace un lustro se lanzaron al co-housing, una arquitectura que construye relaciones, que crea lugares para el encuentro de la comunidad. “Cambiamos el orden, empezamos por construir la comunidad y les acompañamos en el diseño y en hacer realidad el edificio y en la toma de decisiones”, explica Alonso, responsable haya visto la luz la cooperativa Entrepatios, en Madrid, y con un proyecto similar en ciernes en el barrio de Vallecas. “Defendemos la arquitectura ‘resiliente’. Nos acercamos a un futuro complejo, también para la energía y los edificios han de depender lo mínimo posible del exterior. Seremos capaces de producir alimentos, generar energía, reciclar agua… Y en esto la comunidad es fundamental”.