En 1923 un grupo de ingenieros italianos generaron el primer informe sobre potencial geotérmico en el país. Dicho trabajo, que transformó a Chile en la cuarta nación en el mundo en iniciar exploraciones de este tipo, cifró la capacidad del sistema geotérmico de El Tatio, en la Región de Antofagasta, en 50 MW. Casi un siglo después, la transnacional italiana Enel pondrá en marcha Cerro Pabellón, la primera central geotérmica de Chile y Sudamérica.
La generadora comenzará sus operaciones este mes de abril, hito que supondrá un impulso al desarrollo geotérmico en el país. El proyecto ha permitido, además, la mutua colaboración entre la concesionaria y el Centro de Excelencia en Geotermia de los Andes (CEGA), unidad liderada por la Universidad de Chile.
El académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de nuestra Casa de Estudios y director del CEGA, Diego Morata, reconoce los múltiples obstáculos que han debido enfrentrar tanto el centro como el desarrollo de esta energía en sí. La causa última del letargo, explica, no tendría que ver con falta de capacidad o interés, sino más bien con la dinámica de mercado que gobierna al sector y con la falta de una mirada estratégica de largo plazo por parte del Estado.
«En Chile hay recursos geotermales, pero no es tan fácil encontrarlos y extraerlos. Se necesita mucho conocimiento e inversión en ciencia y en ese momento las empresas estaban -sobre todo- buscando un negocio rápido y fácil”, plantea Morata.
En este sentido, el académico enfatiza que en todos los países donde se ha desarrollado la geotermia para generar electricidad, el Estado impulsó los proyectos por un tema estratégico. “Después lo puede traspasar a privados, pero aquí las cosas se han dado al revés –advierte-. Creo que el Estado debe tomar los recursos geotermales como algo estratégico, no puede depender todo de la variable precio. El riesgo es una nueva situación como la que ocurrió con Argentina. En su momento la geotermia pudo haber sido una alternativa, pero no estaban los estudios necesarios. Es necesario pensar a largo plazo”.
Dentro de los diversos avances logrados por el CEGA, destaca la recopilación realizada durante el 2016 de toda la información sobre potencial geotérmico publicada por las empresas concesionarias. Pese a que los datos conocidos son pocos, señala el académico, «conseguimos detectar nueve campos geotermales con informacion suficiente para identificar un potencial superior a 600 MW. Este valor es el que está trabajando la Mesa de Geotermia y se estima que si las condiciones económicas son óptimas, al 2030 chile podria tener en torno a 600 MW instalados».