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Fondos de recuperación europeo

ESPECIAL FONDOS DE RECUPERACIÓN

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La Rioja cualifica el enoturismo a través de la digitalización

La comunidad espera convertirse en un referente internacional del sector a través de la inversión de fondos europeos en sus puntos de interés más importantes
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Viñedos en torno a San Vicente de la Sonsierra.

En La Rioja, el vino es el leitmotiv de la vida. Mueve voluntades, vidas, culturas, viajes, familias y es uno de los pilares económicos de la comunidad autóno­ma. Es por esto que el Ejecutivo regional se ha propuesto invertir los fondos de recuperación europeos en potenciar la forma en la que los riojanos lo comparten con el mundo: el enotu­rismo. Se hará a través de un programa de digi­talización y modernización transversal, llamado Enorregión. En él se contemplan acciones para convertir a la comunidad en un referente nacio­nal e internacional en este sector turístico, con una profunda colaboración entre el sector pú­blico y las bodegas.

La actividad vitícola supone un 5,3 % de Valor Agregado Bruto (VAB) de La Rioja, muy por en­cima del 2,2 % que aporta este sector al VAB de España. Según los cálculos del Ejecutivo auto­nómico la actividad de la región abarca un 21,2 % del total nacional. El vino, y todo lo que lo ro­dea, es fundamental para establecer el espacio que la comunidad ocupa en el país. No solo produce más, sino que lo hace con mayor cali­dad: el valor promedio del vino español está en 1,39 euros por litro –frente a los 3,12 del italiano o los 6,82 del francés–, pero el de la autonomía está por encima de los 4,70.

En este contexto, las visitas a las bodegas han sido un complemento de la actividad vitícola desde hace varios años en la región. Clemen­te García, dueño de un pequeño viñedo –que lleva su nombre– en La Rioja Alta, no concibió su empresa de reciente creación sin él. El viti­cultor de 45 años recuperó las instalaciones que por siglos habían pertenecido a su familia y las variedades de uva locales para dar forma a un proyecto artesanal y ecológico. García no es ajeno a la inversión de fondos europeos, él mis­mo accedió a ayudas para cerrar su operación enoturística: “Están funcionando bastante bien; aquí en La Rioja el sector del vino es muy im­portante y lo han priorizado de alguna manera”, cuenta al teléfono.

El valor promedio del vino español está en 1,39 euros por litro –frente a los 3,12 del italiano o los 6,82 del francés–. El Rioja está por encima de los 4,70

El plan del Gobierno riojano contempla tres grandes proyectos. El primero se compone de una serie de inversiones en infraestructura y di­gitalización que espera dinamizar la experiencia de los visitantes. El segundo, es la creación de un sitio web que compile toda la oferta enotu­rística de la comunidad, que actúe como ges­tor de reservas y contenga toda la agenda de eventos locales para quienes estén interesados en viajar a la Enorregión. El tercero, una línea de ayudas para que las bodegas financien sus propios planes de digitalización enoturística.

La convocatoria para el desarrollo de productos innovadores todavía no está abierta, pero fuentes del Gobierno riojano aseguran que se prevé su apertura este año dentro del Plan Estratégico de Subvenciones de la Agencia de Desarrollo Eco­nómico de La Rioja (ADER): ”En concreto, se en­marca dentro de las líneas de I+D+i, que incluyen las tecnologías TIC, y que de forma conjunta con­templan este año programas por valor de casi 10,5 millones de euros”, apuntaron las mismas fuentes.

La línea de financiación servirá para que las bo­degas pongan en marcha proyectos de digita­lización de sus operaciones turísticas. Pueden ser experiencias inmersivas, realidad virtual o aumentada, marketing emocional o nuevos sistemas inteligentes de atención al cliente. To­das estas opciones se detallan en un porfolio informativo que está a disposición de los em­presarios y está en permanente actualización. El propósito del catálogo es “ofrecer un abanico de todas las ayudas disponibles y las que están previstas”, explican desde el Plan de Transfor­mación de La Rioja.

Además del porfolio, el Gobierno riojano ha puesto una red de “enoagentes” a disposición de las bodegas, para que las asesoren en el acceso a las ayudas europeas o locales. Según fuentes del Ejecutivo, los funcionarios han per­cibido un alto interés en la línea de financiación: “Han detectado interés en el caso concreto de la digitalización de la experiencia turística, es­pecialmente por parte de las bodegas de ma­yor tamaño”, concluyen.

Sin embargo, el plan de inversiones directas – que se lleva a cabo de la mano de los ayunta­mientos– afectará mucho más a las bodegas pequeñas, como la de García, que produce unas 15.000 botellas al año. El empresario, en­focado en viticultura ecológica, lo hace todo por su cuenta: trabaja la viña, la bodega y la co­mercialización. Esto, según explica, representa un valor agregado para su oferta enoturística: “Lo que le gusta a las personas que nos visitan, a diferencia de las bodegas más grandes, es que las recibes tú personalmente y adaptas la experiencia para ellas”.

Viñedos en Haro.

Un impulso para los Ayuntamientos

La primera entrega de este plan se pondrá en marcha este año y contará con una inversión de alrededor de 15 millones de euros. La pri­mera mitad se destinará a acciones concretas en una media docena de ayuntamientos y la otra a proyectos transversales, como el catá­logo de propuestas y la página web. Fuentes del Gobierno riojano aseguran que entre las últimas estarán también iniciativas para la digi­talización de la experiencia turística en ofici­nas locales, recursos patrimoniales, senderos o miradores.

Los municipios que se beneficiarán del primer proceso de inversión son Logroño y dos man­comunidades formadas por localidades de La Rioja alta. En la capital, se dotará de equipa­miento y contenido al Centro de la Cultura del Rioja y se desarrollará turismo inmersivo en los objetos patrimoniales ligados al vino. En el caso de la mancomunidad de Haro, Briñas, Casalarreina, Ollauri y Sajazarra, el Barrio de la Estación del primero se convertirá en un mu­seo abierto con un componente digital. Ade­más, se unirá esta zona con el centro históri­co a través de una pasarela. Finalmente, en Ábalos, Briones, San Asensio y San Vicente de la Sonsierra se impulsarán actuaciones orien­tadas a la digitalización de distintos enclaves patrimoniales relacionados con la cultura del vino e itinerarios turísticos digitales.

El proyecto transversal Enorregión quiere convertir a la región en un referente nacional e internacional en el enoturismo, con una profunda colaboración entre el sector público y las bodegas

Más allá de la digitalización, estas localida­des se beneficiarán de un impulso a todos sus atractivos turísticos, a través del vino. García, aunque con una bodega pequeña, no es ajeno a estas experiencias. La suya está en Baños de Río Tobía, un municipio con una fuerte industria de embutidos. Sin irse muy lejos, su primo tie­ne una fábrica de embutidos artesanales frente al viñedo. Ambos empresarios compaginan las visitas, explica García. Aprovecha los fuertes de su pueblo para impulsar otras actividades y completar la experiencia de visitar su propie­dad.

Detalle de uva garnacha.

El viticultor abrió su línea de enoturismo a fina­les de 2019 y se vio interrumpido por la pande­mia. Está recuperando sus planes este año y ha empezado a recibir alrededor de tres visitas se­manales. García calcula que, de momento, cer­ca del 10% de su negocio depende directamen­te del turismo. Sin embargo, estas actividades tienen un efecto indirecto sobre la venta de sus vinos: “La gente que viene, al final, se fideliza y se convierte en cliente”, argumenta, mientras explica sus planes de crecimiento. Lo ideal es que suponga un 50% de sus ingresos: “La gente se marcha muy contenta y te envía a más per­sonas. Es una rueda”, concluye.

Para garantizar este crecimiento, García ha he­cho adecuaciones a su propiedad. Ha diseñado una zona especial para enoturismo, ha remo­delado áreas, ha instalado una pantalla con un

proyector y ha previsto un área de descanso para los visitantes. “Es una bodega pequeña, pero estas cosas marcan la diferencia”, asegura. Pese a su tamaño tiene incluso acuerdos con agencias turísticas extranjeras y lo visitan per­sonas de toda Europa: “Cada vez tienen más co­nexiones y te vas abriendo el abanico”.

El trabajo no ha sido sencillo. La casa en la que está elaborando el vino tiene cerca de 400 años. A finales de los años setenta, su abuelo fue el último viticultor que trabajó en la pro­piedad. Varios vecinos de la comarca fundaron una cooperativa que supuso el fin de muchas producciones familiares: “En esta zona toda la gente abandonó las bodegas pequeñitas y se marchó a la cooperativa, entonces estuvo más de 30 años abandonada”, cuenta García. Cuan­do terminó sus estudios en enología, decidió recuperarla y elaborar sus propios vinos.

Empezó la recuperación en 2007 y vio sus pri­meros resultados siete años más tarde: “Lo hice yo, poquito a poco, en mis ratos libres”, cuenta, “tuvimos algo de ayuda al final, pero el 80% de la obra la hice yo con mi padre”. De la misma forma en que La Rioja revitalizará el enoturismo en la región; para el viticultor, lo más importante era recuperar el patrimonio de su familia y darle nueva vida. “Ahora toda­vía sigo mejorando y adaptando cosas. Esto no para en un día, sino que continuamente hay que invertir y mejorar. Más que crecer en cantidad, es crecer en calidad y los fondos ayudarán a hacerlo”, concluye García.

Tinos de madera en bodega, Gobierno de La Rioja.